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en los capítulos donde
haya lemon, dejaré en
multimedia una canción
para que escuchen
mientras ♡

❝ A litter death - The Neighborhood ❞

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La puerta de la habitación se abrió con un ligero pase de targeta. Vi mi vida pasar ante mis ojos, y solo había sexo y hombres desconocidos. Quizá era el final que merecía, después de todo.

El señor Min dio un paso dentro, y me detuvo en la puerta, observándome meticulosamente. Y su mirada quemaba mi piel, incluso bajo el traje azul prusia que ocupaba.

── Desnúdate ── Dijo, sin vacilar en su orden. Yo miré a mi alrededor, en el descansillo ¿Hablaba en serio?

── Em... ¿Aquí?

── Por supuesto.

Mordí mi labio, moviendo mis temblorosas manos a los primeros botones de la camisa. La corbata, el cinturón, pronto los zapatos y el pantalón, y por último el boxer negro; todos cayeron al suelo mientras él me veía sin hacer ninguna expresión.

── No sabía que te gustara el exhibicionismo ── Comentó, haciendo un ademán para que entrase a la habitación.

Me sorprendí a mí mismo con una erección que entonces cubrí con mis manos ¿Me había calentado solo por quitarme la ropa? Ese hombre me estaba desquiciando sin darme cuenta.

── Cierra los ojos.

Lo hice, y tragué en seco cuando sentí el terciopelo de una venda que cubrió mis ojos.

── Estás muy tenso ── Sentía sus pasos a mi alrededor ── Relájate.

Pero claro, era muy fácil decirlo cuando no estabas con un psicópata que podía rajar tu cuello en cualquier momento. La muerte aún se palpaba, pero la tensión sexual también. Era una terrible paradoja que el querer huir de allí fuese el mismo motivo por el que me quedase.

── No vine a hacerte daño ── Susurró en mi oído. Un cosquilleo invadió mi vientre, su aliento recorriendo ahora mi cuello entre besos húmedos.

Privado de la vista, las sensaciones se magnificaban mucho. Sus dedos moviéndose por mis brazos, subiendo y bajando con lentitud. Pronto mi espalda fue la víctima de sus labios, y mi abdomen de sus caricias. La piel se me erizaba con cada una, y quemaba donde fuese que tocara.

── ¿Tienes miedo? ── Se pegó a mí, podía sentir su erección presionando mi culo. Era grande, incluso bajo la tela fina de su pantalón podía notarse fácilmente ── Estoy hablando contigo, bebé.

── S-sí ── Casi gemí, ni siquiera sé por qué. Y él rió suavemente, sobre mi nuca. No podía verlo pero lo sabía.

Cuando se apartó de mí, sentí frío. De repente un vacío arremetió en mi cuerpo, como si algo faltaste. Él, por supuesto.

── ¿Señor Min? ── Siseé, perdido.

── No me llames así, me haces sentir viejo.

── ¿Cómo debería- ?

── Puedes llamarme Daddy ── El recelo en su voz era evidente. Aquel fetiche, daddy kink, no era la primera vez que lo había jugado. Era divertido, de cierto modo, y muy morboso.

── Está bien, Daddy~ ── Reí. Por un momento el miedo se había esfumado, pero fue sentir su mano tomar la mía, y volver a estremecerme.

── Siéntate ── Otra orden. Y él era un buen dominante, porque no me atrevía a desobedecerle.

El colchón era suave y la sobre-cama del hotel, también. Se sentía un poco frío bajo mi piel caliente; lo hacía refrescante. Era como mi mente, un complejo de ideas opuestas que se juntaban para provocar aquella maravilla.

── ¿En qué piensas? ── El colchón se hundió a mi lado, y volteé aunque no pudiese ver nada.

── Está, frío ── Apenas si podía hablar.

── ¿La cama? ── Asentí ── Ven.

Con un rápido movimiento, me sentó sobre su regazo. Me di cuenta de que aún estaba vestido, excepto su camisa. Mi espalda se pegaba a su pecho desnudo, y su piel quemaba tanto como la mía. Podía sentir sus latidos arrítmicos jugar con los míos, en una extraña melodía que no concordaba.

── ¿Cuándo fue la última vez que tuviste un orgasmo?

Su pregunta me tomó por sorpresa, casi tanto como su mano moviéndose por mi entrepierna con suavidad.

── Un mes ── Me limité a decir, mordiendo mi labio. Generalmente no llegaba al clímax con mis clientes, ellos siempre acababan antes.

── Eso es mucho tiempo, bebé ── Besó mi nuca ── ¿Quieres que Daddy haga que te corras?

Tragué. El hombre tenía una severa destreza con las manos. Movía su diestra con un ritmo irresistible: rápido, lento, pausado y ágil a la vez.

── S-sí ── Grité, sumido en el placer, mientras él mordía mi cuello sin violencia.

── ¿Sí, qué?

── Sí, quiero que me hagas venirme, Daddy.

Estaba desesperado, ido. Llevaba tiempo sin sentir ese calor en mi vientre, y él me estaba volviendo loco solo con sus manos.

── ¿No vas a, ah- , desnudarte? ── Pregunté, sintiendo esa electricidad acercarse violentamente.

── Hoy quiero que disfrutes tú.

El señor Min era una caja de sorpresas, al parecer de las buenas. Pero tampoco es que me hubiese detenido mucho tiempo a pensarlo, simplemente no podía pensar siquiera.

── M-mierd- uhm~

── ¿Vas a correrte, bebé? ── Asentí. Mis caderas se movían por sí solas, buscando más fricción entre su mano húmeda alrededor de mi polla y su miembro duro bajo mi trasero.

Él quitó la venda en un rápido movimiento, volteó mi rostro con sus grandes manos y lo vi: sonrojado, sudoroso. Sus ojos penetraban mi alma tan profundo como una estocada invisible. No pude evitar inclinarme y probar esos labios finos que estaban entreabiertos mientras me miraba con lujuria. Sabía delicioso; él y todo lo que me hacía. Y con un simple beso me corrí en su mano, estremeciéndome en el mejor orgasmo de mi vida.

Si así iba a matarme, quería resucitar y volver a perecer en sus manos, por siempre.

LURK. ⭏ ¡yoonseok!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora