2

1.7K 284 54
                                    



Ya habían pasado algunos años desde que había visto a ese niño, pero se acordó al encontrárselo de nuevo.



Luego de algunos días de insinuarse a la enfermera de cierta primaria, logro hacerla pecar en su lugar de trabajo donde atendía a los pequeños heridos, logrando complacerla lo suficiente como para que olvidara el hecho de que estaba comprometida.


Salió de la enfermería mientras arreglaba un poco las arrugas de su ropa y ordenaba su cabello. De camino a la salida de la escuela se detuvo al sentir mucha energía negativa. Rodo los ojos mientras tenía una cruel sonrisa en su rostro, pues al tratarse de un lugar con niños, ya se imaginaba de que se trataba.


Con curiosidad fue a donde había tanta maldad emanada por los pequeños que ya fueron corrompidos de alguna forma. Era morboso, pero le provocaba diversión ver el resultado que provocaban los mismos humanos, por como la mala educación les ahorraba trabajo a los demonios.


Sin embargo, sus músculos se tensaron y se quedó congelado al ver ya a quienes provocaban esa negatividad.


Un grupo de unos cuatro niños de entre once y trece años rodeaban a uno de once, tirándole cosas que olían mal, golpeándolo de paso con los envases de estos, como cartones de leche, cascaras de plátano u otras basuras.


Quien recibía estas cosas era un niño algo rellenito que usa gafas, quien entre temblores intentaba cubrirse el rostro en el que sus lágrimas se combinaban con algunas cosas que le llegaron.


¿Qué mierda le estaban haciendo a Joshua?


Con sus músculos tiritando en rabia e indignación, se acerco con una expresión oscura al grupo de niños con pesados pasos.


Estos con susto detuvieron lo que hacían y trataron de fingir inocencia. Los fríos ojos de tono rojizo de Jeonghan recorrió bien sus rostros y almas para recordarlas perfectamente y más adelante arruinar sus vidas.


- Ni intenten dar excusas, pequeñas basuras. Váyanse, ahora – Ordeno con voz demandante, logrando que se fueran espantados corriendo, pues había algo aterrador en ese adulto. Quedo solo el pequeño Joshua que estaba agachado en el suelo cubriéndose con torpeza y temblando sin parar.


Jeonghan dio un largo y cansado suspiro para finalmente acercarse y aprovechando que aun no lo notaba, invoco un pequeño botiquín, una botella de agua y una toalla. Se agacho a un lado y le hecho algo de agua a su oscuro cabello cubierto de cosas viscosas, ayudándose con la toalla para luego repetir el proceso para limpiarlo.


El menor al notar que ya no se trataba de los niños de antes, si no que alguien lo tocaba gentilmente, al fin empezó a mover sus brazos para entender que estaba pasando. Cerro sus ojos con fuerza cuando agua fue tirada a su cara sin mucha delicadeza, pero que al rato una suave tela limpio su rostro.


Restregaba la toalla contra el rostro del pequeño, y cuando este al fin abrió sus hinchados ojos, se murió de ternura, apretando de paso un poco sus rellenas mejillas. Joshua se quedó tieso, no pudiendo creer lo que veía. Aprovechando esto, el demonio termino de limpiarle un poco para luego usar el botiquín y esterilizar algunos cortes que tenía, poniéndole pomadas o parches donde debía. Solo quedaba el mal olor que quedo en la ropa, pero no podía hacer nada al respecto.

¿Puedes jugar conmigo? (JIHAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora