TÉMPANO

23 1 0
                                    

He estado sucumbido ante un ansia enorme estos últimos días. He gastado mis últimos centavos en alcohol y he malgastado mis escasas neuronas en reflexionar acerca de una visión hacia el futuro. Pero me cuesta demasiado. No sé por dónde debo empezar. Fumar con la ventana abierta acrecienta más las ansias, ya que veo el tiempo pasar de manera fugaz y yo sigo sin poder hacer nada.

Últimamente he estado repasando mi lista de contactos. Hay personas que han estado ahí años, pero ni siquiera me acuerdo de sus rostros. Esta necesidad de hablar con alguien se hace cada vez más grande. Recurro a medidas desesperadas de contacto humano, todo por una razón vital: Si no logro hablar con alguien en un lapsus de tres horas, me mataré.

No logro dormir por las noches y en el día estoy postrado en mi cama mirando el techo. Me he aprendido sus detalles de memoria. De hecho, hoy me percaté que hay una nueva grieta al costado de la lámpara. Maldición, está casa se está cayendo a pedazos y soy el único que se da cuenta de aquello.

Ya no me baño, no lo encuentro necesario. Tampoco salgo a la calle. No me quejo, solo permanezco en silencio en mi cuarto escuchando música a todo volumen. Mierda, parezco un niño pequeño. Me propuse la meta de levantarme temprano hoy, pero no pude. Ya ni siquiera siento los pies. ¿Me habré matado ya?

He dormido unas cuantas horas la noche anterior y recuerdo haber soñado con mis planes a futuro. Recuerdo haber despertado en la mañana, ducharme, comer algo, coger mi libro y correr hacia una editorial. Haber presentado el borrador y haber esperado una semana o dos el resultado. Habrán de publicar mi libro dentro de un año. Es una noticia fantástica. De pronto, en el trayecto de regreso a casa me doy cuenta de que solo soy un escritor más. No tengo conocidos en el área y estoy a mi suerte en el mundo. Nadie leerá mi libro. El sueño resulta ser peor que la realidad. Despierto, me prometo no volver a escribir nunca más.

Nunca me ha crecido barba en mi vida. Pero siempre suelo afeitarme debido a que los escasos vellos que crecen en mi rostro son desastrosos. Pero últimamente he dejado esa labor de lado y hoy, una prominente barba ha crecido en mi rostro. Parezco un náufrago. No puedo afeitarme, no quiero. Tengo una afeitadora oxidada que ocupaba para depilarme los vellos del pene. Qué asco. Qué asco toda esta puta vida.

Me he escuchado la discografía completa de los Foo Fighters, maldición, sí que he tenido tiempo libre. A todo esto, recuerdo haber tenido alguna vez un sueño de tener una banda de rock. Sí, eso hubiera estado genial. Si tan solo tuviera algún maldito talento.

He repasado mis textos que escribía cuando era joven. Dan risa, no porque estén mal escritos. Si no porque aún hoy, sigo escribiendo lo mismo. Parece que no he aprendido nada, ni siquiera a cómo escribir.

Ahora hay una leve reflexión que se me viene a la cabeza. Dirán: ¿No será más fácil salir y buscar oportunidades? Es cierto. Pero no es el miedo lo que me limita, es solo mi falta de confianza y mi inestabilidad emocional. Me desoriento y entristezco al notar que hay gente que se esfuerza más que yo para lograr algo. Yo solo me aburro, no lucho por mi objetivo. No lo merezco. Prefiero dormir y beber. Entonces, dirán: ¿De qué te quejas? Aún no lo preciso, tal vez debe ser un dolor rutinario. Un misterioso agujero de quejumbrosa vitalidad que me estimula a querer desaparecer cada segundo. El solo hecho de establecer estas oraciones ya me da jaqueca. Solo intento encontrar un sentido en todo este tumulto que me acongoja. ¿Qué será, maldita sea? ¿Qué será? El mundo es tenebroso, lo sé. Pero no me da miedo eso. Reitero, es solo el tiempo que empleo en encontrar que es lo que maldita sea me pasa lo que me pone cada vez más nervioso. Prometí no volver a dormir jamás. Pero cada vez que bebo, me envuelvo entre las sabanas y comienzo nuevamente a soñar que soy un perdedor. Que nada de lo que haga valdrá la pena para alguien y si así fuera, será temporal. ¿Qué sentido hay en existir entonces? Ninguno, tal vez. Si es que acaso la felicidad es algo meramente particular.

Ay, que aburrimiento aquella reflexión. Quizás, solo quizás, y ya estoy delirando. El motivo de mi constante tristeza, es en encontrar alguna fórmula, camino, teoría o conclusión que me permita entregar algo a alguien sin pensar en el bien individual. Lo sé, suena algo retorcido y popular. Pero el pensar que estas letras subidas de dramatismo e incredulidad puedan sugerir alguna clase de reflexión (que no sea patética, como lo es en mi caso) a algún sujeto con deseos de revancha existencial, puede que haga que todo esto tenga sentido para mí. Y puede hacer que al final del día, todas aquellas cervezas y llantos solitarios, se materialicen en algo. Que nada sea en vano... ese es el pensamiento se me formula al finalizar cada día. Pero luego me sumerjo en la envidia y la ineptitud y todo vuelve a ser normal. Maldición... Tal vez solo sea la punta del iceberg. Tal vez solo deba darme un golpe contra la pared y ya está. Tal vez... solo tal vez, sea eso... Un momento y ya está.

CARNE DE PERROWhere stories live. Discover now