EL SILENCIO

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Que angustia penumbrosa... o al revés.

Que siniestra melancolía... o nada.

Bacilo entre la nada y el todo, que metáfora más turbia.

Pero entre la ambigüedad descifro lo inconexo.

¿Qué verdad hay en la verdad?

Tal vez en el silencio lo encuentre. En aquel espacio entre lo vivo y lo muerto, el placer y la inquietud... todo se desploma ante la dualidad.

En aquella incertidumbre de haber cerrado la puerta mal o bien.

En aquel último trago que no fue el último.

En aquella síntesis de conexión.

En aquella apología.

¿Qué perdón merezco?

¿Qué perdón merezco?

El silencio es inherente, es inhumano, es neutral.

El contraste me carcome, la lluvia se convierte en mi ritual.

Pero aparece de repente, cuando se le da la gana.

Y es ahí, cuando comienzo a escribir como niño.

En aquel miedo sobrio, mundano.

En aquel escalón roto, idiota.

En aquel silencio absurdo. Aweonao.

En aquel pútrido saber, inverosímil.

¿Qué perdón merezco?

Si salgo a la calle sin pedir perdón.

Que me mezclo entre la gente sin sentir temor.

Si me divulgo entre mi mente como el peor de los pensantes.

Y aun así, aún así... siento que hago algo por alguien.

¿La miseria será parte del perdón?

¿El perdón será parte del silencio?

Mi mente, mi sangre, siempre está en ruido...

Mi cuerpo, mi casa, mi indolencia.

Mi estupidez, el riesgo. Siempre el ruido.

¿El silencio será parte del perdón?

¿Qué perdón merezco?

Te digo... ¿Qué perdón merezco?

CARNE DE PERROWhere stories live. Discover now