Calma

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Lentamente se te abren los ojos. Te estiras lo poco que el hueco entre la cama y el armario te permite y notas un intenso dolor de cabeza. Miras el reloj, no son más de las 9. Intentas incorporarte como puedes y al acercarte al espejo te asustas al ver tus ojos hinchados, esta claro por qué es.

Segundos después empiezas a recordar todo lo que pasó anoche. No das crédito, no entiendes nada, solo puedes pensar "esto no me está pasando a mi".

Abres watsapp para hablar con alguien y olvidarte un poco del tema. En q estaba pensando, son las 9 de la mañana y estamos en verano, todo el mundo duerme a estas horas. No me queda más remedio que encender el ebook y continuar con el libro que había dejado a medias hace varias semanas.

En menos de 2 horas ya he terminado "bajo la misma estrella" y he comenzado "quédate conmigo". Leer me ayuda, me obliga a tener la mente ocupada en la historia, me obliga a centrarme única y exclusivamente en una historia, aunque no sea ni real.

Cansada de historias de amor que no tienen nada que ver con la realidad me levanto del sofa y me dirijo a mi habitacion. Dejo el libro electrónico encima de la mesita de mi cuarto, entre pañuelo y pañuelo. Entonces lo veo, veo la placa que me regaló hace meses y me derrumbo por completo. Giro la vista hacia la cama pero es aún peor, reposando sobre la almohada está el pingüino de peluche que abrazaba con fuerza todas las noches deseando que fuera él. Deseando tenerle a mi lado. No puedo quedarme en esta habitación, me giro para salir y veo el reloj que me regaló, los pies se me paran automáticamente y caigo rendida de rodillas en el suelo. Me obligo a mi misma a levantarme y mientras lo estoy haciendo camino por la habitación cerrando los ojos y guiándome exclusivamente por el tacto. Si vuelvo a encontrar un recuerdo entre la mierda acumulada de este sitio, esa podría ser la bala que dispare por fin directamente a mi pecho.

Llegó a tientas a la cocina y me preparo un café bien cargado. No doy tiempo a que salga del microondas y ya me lo he bebido. Me dirijo al baño, abro el grifo de la ducha y me meto dentro, el agua cálida golpea cada parte de mi como si unos brazos me abrazaran. Me acuerdo de el y no tardo en cambiar la temperatura del agua, ahora siento como la fría lluvia cae por mi rostro confundiéndose con las lágrimas que involuntariamente empiezan a brotar de mis ojos.

Salgo corriendo de la ducha cuando oigo un mensaje del móvil. No es él, no ha cambiado nada desde que eche a perder 6 meses de relación por "sentirlo en los huesos". En ese momento me prometo a mí misma pensar con la cabeza y no guiarme por lo q me diga el diablo que se esconde en mi corazón.

SientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora