Tienes el móvil en la mano. Barajas posibilidades, igual si le mandas ahora un mensaje los dos cambiéis de opinión. Puede q terminéis bien aunque no sea como hasta ahora. ¿Y si todo se arregla por un mensaje? Abres watsapp y empiezas a escribir el mensaje. "Hola , entiendo que no tengas ganas de hablar conmigo, pero necesito decirte esto. ¿Cuántas veces te lo habré dicho ya? Lo siento, lo siento muchísimo y espero q algún día puedas perdonarme. Te quiero muchísimo aunque no te lo creas". Estoy a punto de pulsar el avioncito de papel para enviar el mensaje, pero me arrepiento en el último segundo. Mientras borro letra a letra lo que podría haber sido mi pasaporte a la realidad me arrepiento profundamente de haberlo escrito. Salgo de su chat, salgo de watsapp y abro Wattpad. Desde que descubrí está aplicación ayer a las 4 de la mañana siento que voy sobrellevando mejor todo esto. Comienzo a escribir pero todo lo que sale de mi cabeza para quedarse reflejado en unas cuantas palabras es mentira. A quien quiero engañar, no puedo escribir mentiras, no, no puedo imaginar que todo vuelve a ser perfecto. No puedo sobrellevarlo si me invento mi propia historia con él, cuando él ya no está.
Apago el móvil después de borrar 300 palabras de una mentira. Por suerte no he llegado a publicarlo y el no ha podido leerlo, lo que me alivia en el fondo. Después me acuerdo de que podría estar leyendo todo esto sin yo darme cuenta de ello. Pero después lo pienso mejor y sé que eso no va a ser posible. No querrá volver a leer ni una sola línea de algo que yo haya escrito.
En ese momento me acuerdo de mi cuenta de Instagram y corro hacia la bomba que está a punto de estallar me en la cara. Abro la aplicación y empiezo a ver nuestras historias, nuestras fotos, la fecha, la foto de perfil. Joder, esta en todas partes, en mi cabeza y en mi mundo social dentro de un móvil.
Una lágrima que resbala sin rumbo fijo desde mi mejilla cae sobre el móvil y al intentar quitarla salgo de la aplicación. "Destino" pienso, y dejó el móvil otra vez sobre la mesita de noche. Esta vez con la intención de no volver a cogerlo. Me levanto de la silla en la que no me acuerdo haberme sentado y recojo la toalla del suelo, me envuelvo en ella y entro otra vez en el baño. Vuelvo a abrir el grifo con agua templada esta vez y me metro dentro. Cierro los ojos y me imagino una puesta de sol en la playa, con la humedad que desprende el mar. Me quedo así largo rato y cuando miro el reloj del baño son las 12:40. Llevo aquí metida mas de media hora y todavía no he tocado ni gota de jabón. Me doy prisa para lavarme todo el cuerpo antes de que sea tarde y el agua empiece a salir fria.
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Siento
RomanceEstás líneas narran una historia propia que quedara marcada en un corazón para siempre