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HARPER


"La vida está compuesta de luces
y sombras, fingir que no hay
sombras sería falso."

WALT DISNEY


El fin de semana había pasado volando y de nuevo era otro largo lunes en Londres; la mayoría de los días había niebla por las mañanas, haciendo que las nubes eclipsaran el sol.

Apenas había salido de mi cuarto, exceptuando la visita con Addie al museo Tate. No iba a librarme de ninguna manera, y bueno, me gustaba. Albergaba la mayor colección de obras de Turner. Incluso, de alguna paradójica manera, parecía que me hubiera leído el pensamiento, porque mientras admiraba los cuadros de «Terror en el Mar», me sentía en el vértice de ese punto de color entre la mancha, perdida y a la deriva, engullida por el desastre del mar.

Pero sabía que había tomado una decisión y tendría que salir a flote, aunque tuviera que dejarme arrastrar por las impetuosas olas que no tenía la menor idea de a donde me llevarían.

Tenía que poner mi vida en orden, así que aproveché para desempacar todas las cajas que había postergado, quizá con la ridícula convicción de que no nos quedaríamos mucho tiempo..., pero era hora de convencerme que nuestra nueva vida estaba con Ethel y Addie.

También me dediqué a buscar complementos de color para mi cuarto y le pedí permiso a Ethel para pintarla a mi gusto; si pasaba un segundo más entre tanto blanco, enloquecería y tendrían que encerrarme en un psiquiátrico sin saber ni una cuarta parte de lo que verdaderamente había hecho.

Cualquier cosa con tal de no pensar y mantener al margen a cierto alemán que me ponía los pelos de punta.

Las mejillas todavía se me encendían de la vergüenza y la humillación de recordar lo que había pasado entre nosotros el sábado. Madre mía, lo había retado de una manera tan estúpida y orgullosa que todavía me estaba cuestionando como saldría viva de su furia cuando me lo encontrara.

Aunque el plan inicial era no volver a encontrármelo... No podría ni mirarlo a la cara después de lo que había visto; de ver que estaba loca y era inestable, e incluso que era tan grosera como él...

Lo único que quería hacer era correr tan lejos como mis piernas me lo permitieran.

Quien me proporcionaba un poco de paz en todo el caos era Percy, que parecía haberlo pasado en grande. No le había visto el pelo más que para comer y dormir; se había pasado el finde con Louis viendo esas películas espantosas que les gustaban. Decía que Louis no le caía bien, pero sabía que mentía; nadie estaría con otra persona por obligación, y Percy era de la clase que si algo no le gustaba lo soltaba sin cortapisas.

Me puse el uniforme y me recogí el pelo con una diadema para despejármelo de la cara. Ya tenía la mochila preparada desde el domingo, así que solo fue cogerla e ir a buscar a Addie.

Addie ya estaba esperándome en la entrada con una radiante sonrisa, el cabello recogido en una trenza con mechones sueltos que enmarcaban su rostro con hoyuelos y vestida con el uniforme de animadora de color granate y negro. Llevaba la mochila colgada al hombro y una bolsa de deporte agarrada con las dos manos.

—Hoy tengo entrenamiento, así que no podremos quedar para el almuerzo —explicó, poniendo morritos.

Un globo se desinfló en mi pecho ante la noticia. Hacía una semana que había comenzado, pero no estaba lista para ir sola. Dash había demostrado ser una gran compañía, sin embargo me había acostumbrado a Addie..., pero no quería interferir en sus asuntos, y sabía que el equipo era muy importante para ella.

PERVERSAS MENTIRAS [HIJOS DE LA IRA I] | Nueva VersiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora