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>>Taehyung<<

Después de pensar qué hacer con el cuerpo, tuvimos la idea de meterlo a la cajuela y enterrarlo lejos, limpiar y después hacer como si nada. Si el padre de Jimin desaparecía junto con nosotros. Seríamos sospechosos.

Cargamos el cuerpo hasta la cajuela del auto de su padre, pero nuestro plan falló al verle reaccionar. Jimin y yo nos miramos incrédulos, su padre estaba vivo.

—Está respirando —murmuré desconcertado—. ¿Qué hacemos?

La mirada de Jimin se mantuvo en su padre, él se estaba quejando. Ambos mantuvieron la mirada.

—Después de todo lo que hemos hecho por ti —dijo decepcionado y jadeando. Pude ver en Jimin algo de tristeza, pero no era una forma de arrepentirse, sino, que él sintió aquellas palabras como una mentira, su padre había sido de lo peor, nada comparado a mi padre. Tomó mi mano y con la otra cerró la cajuela.

—Vámonos —dijo forzando una sonrisa.

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Me sorprende la cantidad de lugares que desconozco. Jimin nos llevó a un acantilado directo al océano en donde había un letrero de no clavados. Teníamos atado a su padre en la cajuela. Pensé que lo lanzaríamos atado a una piedra para ser arrastrado hasta la profundidad del mar o quizás la simple caída lo mataría. Pero  mi novio es listo, tomó dinero, mucho dinero de la casa y lo escondimos en un lugar en dónde sólo sepamos nosotros dos. Después amarró bien a su padre en la cajuela, lo miró fríamente. Su padre estaba llorando, pero a Jimin eso no le importó y cerró la cajuela.

Tuvo la idea de lanzar el auto, así parecerá que se ha ido por su cuenta. Lanzamos el auto y este hizo un ruido estruendoso. Los vidrios de los lados se quebraron y pudimos escuchar un poco, debido a las fuertes olas, la voz del padre Jimin suplicando por ayuda.

El auto se hundió por completo sin dejar rastro.

Había sido un día pesado para ambos, fuimos descubiertos en pleno acto sexual y asesinamos a un hombre. En definitiva fue un día cansado.

—¿Cómo te fue? —preguntó mi padre al verme llegar.

—Genial, estaba con Jimin viendo películas.

—Que bueno hijo, ahí hay comida en el microondas —yo asentí, pero me fui directo a mi cuarto. Tantos problemas me habían quitado el apetito.

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Diecisiete años. Nuestros cuerpos estaban sudorosos, tocándonos, besándonos y diciéndonos cosas sucias. Habíamos decidido irnos de nuestra casa y Jimin comenzó a tocarme para celebrar.

Ninguna de las mujeres quisieron saber sobre el idiota que las dejó. Se creyeron la idea de que había huido. Como consecuencia, mi madre se quedó sin trabajo, pero consiguió uno mejor pagado en poco tiempo y ahora Jungkook estaba solo más tiempo.

Mi padre era un gran sujeto y me daba pena, porque a veces lo miraba ver los álbumes familiares y mantenía su mirada fija en las fotos de su noche de bodas. Mi madre era realmente tonta.

—¿Bebé? —Jimin buscó mis ojos con preocupación. Estábamos teniendo sexo, pero me había perdido en mis pensamientos. Una vida con Jimin, ¿cómo sería eso?—. ¿Te encuentras bien?

—Sí —me sequé la frente con mi muñeca y volví a tocarlo y a besarlo, mientras él se movía encima mío.

Después de que terminaramos, nos acostamos en la cama de Jimin. Hablando sobre lo mucho que nos amamos. Jimin decía tener una fuerte conexión conmigo, que nuestro destino era estar juntos y sólo nosotros sin nadie más.

—Jungkook —dije. Jimin rodó los ojos—. No podemos dejarlo, es nuestro hermano.

Él sólo me miró enojado y poco a poco sus manos se alejaron de mi cuerpo. Lo hice enojar. No todo sería de color rosa, tendríamos nuestros problemas y el número uno sería Jungkook.

—Pero no me haré cargo de él —me advirtió. Yo acepté la condición y nos vestimos para proseguir con nuestro plan.

Pasamos a mi casa por mi maleta. Mi padre estaba acostado en el sofá, estaba dormido junto a una cerveza y el mismo álbum familiar en el suelo.

Mi padre no se merecía esto. Miré la foto en la que estaba abierto y era una de Jungkook y de mí. Él extrañaba también a Jungkook, mi madre le había prohibido verlo y él aceptó, porque en ese momento estaba enojado debido a la traición, pero lo extrañaba y mucho.

—¿Taehyung? —me habló Jimin y fui con él, sin mirar atrás.

Mi maleta la aventé en la cajuela. Jimin me sonrió y después me abrazó. Esta vez manejé yo, porque no confiaba mucho en que Jimin fuera a parar a la casa de mi hermano. Minutos antes, le había hablado por teléfono para saber si estaba solo y que tomara sus cosas porque nos iríamos.

Me bajé hasta la casa de mi hermano y abrí la puerta con la llave de la maseta.

—¿Jungkook? —le llamé. Jungkook se asomó por las escaleras.

—No sé bajar —me dijo.

Subí y lo tuve que cargar, estaba pesado. Lo llevé al auto, lo senté en el asiento de atrás abrochándole el cinturón.

—Hola, Jimin —saludó Jungkook, Jimin sólo dio un 'hmm' como respuesta.

Yo no quise discutir delante de Jungkook así que me regresé por la silla de ruedas y por su mochila. Al regresar, cerré la puerta con llave y Jungkook estaba hablando con Jimin, aunque Jimin siguiera de brazos cruzados en el asiento del copiloto.

—Qué bien te ves, Jimin. Taehyung me ha hablado mucho de ti, como no nos hemos visto casi en años. Siempre me gustó saber cómo te encontrabas —dijo Jungkook.

Subí al auto, Jungkook seguía hablándole a Jimin y este lo ignoraba. Encendí el auto y Jimin me dio un beso en los labios que hizo callar a Jungkook.

—¿Seguro que no quieres que maneje yo? —me preguntó Jimin, a lo que me negué. Yo era bueno con las direcciones.

Bueno, casi.

Red [VMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora