El loser

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En cuanto a mi borrachera podríamos decir que estaba en el punto perfecto. No caí en la trampa de pensar que si tomaba más iba a estar todavía mejor. Anormalmente, pude regular la sed de más alcohol, lo que no podía controlar era la sed que tenía de ella.
Tenía pintada una sonrisa de esas que tienen las personas cuando recuerdan algo bueno. Entre la música y el humo del boliche, atravesando grupitos de idiotas bailando que me chocaban al pasar, y chicas tan lindas no aprovechando su superioridad, la vi. Sola entre las amigas y la gente. La recorrí visualmente, desde los tobillos hasta el pelo. Bailaba con un dejo de crisis existencial reflejada en los ojos y en su tiernamente excitante boca.
Siempre me pregunté si alguna vez en mi vida me tocaría vivir un momento en cámara-lenta, como en las películas. Y ahí estaba ella, bailando, sonriendo, iluminada por mis ojos. Recogía su pelo un rodete, por ende la elegancia de su cuello estaba desnuda, como su escote, ocultando eróticamente sus pechos y por qué no su corazón, más erótico aún. Ella era más que una chica divirtiéndose en el boliche: era la verdad de la existencia.
Y ahí estaba yo, solo, acomodándome los anteojos de tanto en tanto. Tomando mi trago con pajita por el asco de pensar que no lavaran bien los vasos. En una de esas también me di cuenta de que estaba vestido como el orto en comparación con los chicos "cool" y musculosos que fumaban cigarrillo electrónico para que las chicas les preguntaran "jaja, ¿qué es eso?" . Y ellos respondieran con un discurso acerca de que estaban dejando el tabaco por temas muy importantes y que terminaran (aparte de besándose) compartiéndolo y riéndose de la cara que puso ella en la primera pitada.
Literalmente los próximos diez minutos iban a determinar el futuro de mi vida. Si me daba o no me daba bola, esa era la cuestión.
Por un lado si me daba bola supongo que no sería por una simple calentura, porque no soy un chico con el perfil que pueda calentar a una mujer, salvo una mina muy frick (una vez una chica coqueteó conmigo, pero estoy noventa por ciento convencido de que era una prenda para hablarle al rarito). O sea que si me daba bola era porque me quería o algo de mi le gustaba. Entonces, desde los 18 años que tengo ahora hasta más o menos los 21 sería mi novia, la amaría, me subiría el autoestima, tendría un trabajo como maestro suplente y me encaminaría académicamente a ser un pródigo físico-químico. Y si es que se cansara de mi a los 21 (porque yo seguiría con ella hasta su muerte) tendría solo 3 o 4 meses de depresión, no tendría problemas con las mujeres, ya que les daría curiosidad cómo pude haber estado con la que sería mi ex y también les intrigaría, consecuentemente, el tamaño de mi querido amigo. Tendría además dos años de experiencia sexual cosa de no defraudarlas en la cama y en cuanto a mi familia terminarían de pensar que soy un raro de mierda, obviando que me aman. Si es que me rebotara asquerosamente, porque con que tan solo se le escapara un gesto de atracción hacia mi, no pararía hasta regalarle la luna con tal de conquistarla, durante el primer mes consideraría el suicido, durante un año o dos escribirá poemas de amor y sería un loco y solitario físico-químico tratando de encontrar la fórmula del amor y del desamor.
Pensarán que ella, entre su vida glamorosa y top, apenas sepa mi nombre. Pensamiento equívoco: desde marzo que empezó el colegio hasta octubre, sufrí un tortuoso bulling de su parte. Por supuesto que yo me sentaba adelante de todo y ella con sus amiguitas rebeldes se sentaba al fondo de todo. Mientras le hacía chistes de química a mi profesor como "-¿Qué le dice un químico a su mujer? -A veces cuando te estaño, yodo" ella estaba o rateada en el baño o escuchando música con auriculares o aburriéndose en la clase. El tema es que cada vez que pasaba frente a mi banco mientras yo estaba sentado me pisaba el pie, y por lo mucho que me gustaba ella, por mi timidez y sumisión no me animaba a decirle nada, ella me pisaba el pie, se reía de mi con las amigas y seguía con su vida loca. Yo agachaba la cabeza y disimulaba el dolor (no físico sino que emocional), cuando no podía aguantar más la tristeza me iba al baño y lloraba mucho, hasta que mis amigos sospechaban de que estuviese llorando otra vez, y como podían trataban de consolarme.
Así fue hasta octubre, cuando después de un día de mierda y de eventos trágicos en las pasadas semanas me pisó de nuevo, me paré y le dije, mirándola fijo "¿qué te pasa?", se rió con las amigas y repetí "¿qué te pasa?", ella no sabía qué hacer, se puso colorada como una rosa. Yo exploté "te hace sentir mejor pisarme, te creés más canchera, ¿te gusto?. Decime: ¿descargás tus problemas conmigo?, ¿se separaron tus papás?. ¿te cornea tu novio?". Ella buscó refugio en la mirada de alguna amiga y no encontró "Mírame a mi y respondeme". Me miró, y no podía estar tan linda, tan vulnerable, el uniforme le sentaba tan sexy, le miré sus ojos azules y vi que en realidad yo le gustaba, la miré a los ojos y vi imprecando en su mirada algo que quisiera poder describir, pero no soy suficientemente poeta como para hacerlo. Derramó una lágrima, que me pedía perdón, y lo entendí y la perdoné. Se fue corriendo a llorar al baño causándome más ternura que una familia feliz de clase baja. Después de ese día había entre nosotros buena onda, hasta que una vez me volví con ella en el colectivo, otra vez la ayudé a estudiar química, me volví a volver en colectivo y así, pero sobre todo lo más importante era cuando me giraba para atrás para verla en la clase y ella me estaba mirando y rápido corría la mirada. Creo que ambos, o por lo menos yo, experimentaba la hermosa sensación de la vergüenza amorosa.
Terminó el colegio y durante las vacaciones no la vi, la veo ahora en el boliche y pienso cómo hablarle. No quiero excederme de confianza, porque recuerdo cuando mi profesora particular de lengua no tenía goma de borrar y pensado que había suficiente confianza le contesté "qué no vas a tener gomas vos" y no le causó nada de gracia. Tampoco a pesar de que estaba muerto de amor, quería decirle todo lo que sentía por ella, pensé también en esperar a que me mirase, y bajarme un poco los anteojos como diciéndole "qué bien que estás" pero para hacer eso habría que ser un infradotado.
Así que caminé hasta ella con el corazón en la mano, caminé entregado a la voluntad del universo, la agarré la mano mientras ella estaba mirando para otro lado, se dio vuelta, la miré, me miró, nos miramos, nos sentimos, nos amamos. Me dijo "Hola". Pensé por un segundo qué maravilla el mundo, qué misterio más grande el amor, quizás le doy un beso.
Solo pude decir "dame un beso antes de que la embarre" y nos besamos tan bien. Olí todo su perfume y saboreé la humedad de su labio. "Nos vamos de acá me dijo" y nos fuimos, me miré con uno de los chicos que antes me había empujado, de la mano con ella y le dije: "así me manejo yo, sorete.

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⏰ Last updated: Aug 06, 2019 ⏰

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