Amenaza

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Amelía• ¿De verdad?— pregunté inclinándome a mirar sus ojos.

Sebastian• Sí, te entiendo perfectamente — la abracé. 

Amelía• Perdonadme — dije acurrucando me en su pecho. 

Sebastian• No tengo nada que perdonarte, solo quiero que seas fuerte, lo más fuerte posible

Narra Amanda.

Al llegar a casa de Alejandro su sirvienta me recibió dejándome pasar.

Amanda• ¿Dónde está?— pregunté furiosa.

X• En su despacho

Amanda• Gracias — me dirigí a su despacho.

X• Señora, no puede pasar

Amanda• Déjeme pasar — abrí la puerta y entré, al entrar vi a Alejandro revolcándose con una mujer.

Alejandro• ?Qué pasa aquí?— preguntó alejando a la mujer.

X• Perdón señor, pero ella no escuchó.

Alejandro• Está bien, te puedes retirar — la sirvienta se marchó.

X• ¿Quién es ésta— pregunta la mujer.

Alejandro• Acaso no te dieron educación, ¿cómo entras así a mi casa?

Amanda• Más de la que no te dieron a ti, a razón eres tan poco hombre — dije irónica poniendo una mano al n mi cintura.

Alejandro• ¿Qué quieres?— pregunté enojado. 

Amanda• Ella no tiene porque escuchar — señalé la puerta con un dedo.

X• Fíjate que no pienso salir

Amanda• ¿Quién eres tú?, la que tiene los pantalones, o la dueña de la casa

Alejandro• Espera me afuera

X• pero… — la interrumpe

Alejandro• Que me esperes afuera — gritó.

X• Está bien — dijo y salió enojada. 

Alejandro• ¿Qué quieres?, ¿cómo te atreves a entrar así en mi casa?

Amanda• ¿Dónde esta mi hija?— pregunté seria. 

Alejandro• ¿De qué hablas?— dije confuso.

Amanda• ¡Te hice una pregunta donde esta mi hija! — grité. 

Alejandro• No lo sé, que le ha pasado a nuestra hija

Amanda• Que bonito te sale la palabra nuestra no, deberías decir mi hija porque ni siquiera estuviste cuando nació, Edwin solo tenia 3 años yo embarazada arrastrando los pies para llevarlo ala escuela, así es que le dices nuestra, fíjate que no hay ningún nuestra , quisiste decir mi hija

Alejandro• De todas maneras es mi hija, mi sangre

Amanda• En verdad, que sabes hacer chiste pero de mal gusto, ¿dónde rayos esta mi hija?, de aquí no me voy sin ella

Alejandro• Yo no tengo a Amelía

Amanda• Sé que la tienes

Alejandro• De verdad, te lo juro no la tengo

Amanda• Si la tienes, yo misma te haré pedazos con mis propias manos

Alejandro• No me amenaces, te puedo demandar

Amanda• Haslo que quieras, sabes perfectamente que no te tengo miedo

Alejandro• Lo sé — dije irónico

Amanda• Si me estas mintiendo te irá muy mal y te demandaré como el principal sospechoso de la desaparición de mi hija

Alejandro• Me estás amenazando

Amanda• Toma lo como quieras

Alejandro• Y de lo que acabas de ver

Amanda• No te preocupes que no me meto en lo que no es de mi incumbencia

Alejandro• Gracias

Amanda• Eres un asco — dije y me fui.

Me enamoré de mi profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora