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"Un día es mejor que otro" dijeron alguna vez, mas nunca llego.

Taehyung era todo lo contrario a una persona optimista, la vida era una perra con él y bueno, no deseaba cambiar nada de ella.

Proveniente de una familia que debía divorciarse, y solo por el hecho de cuidar la integridad familiar, decidieron retractarse. Un matrimonio roto y en ruinas, tratando de arreglarse con más dolor y solo destruyendo todo a su paso. Una familia de mierda y unos hermanos que estaban más preocupados por si mismos que por si había algo para comer en lo que alguna vez llamo hogar, esa solo era una parte de la miseria que Taehyung debía soportar diariamente.

El acoso escolar profanando lo más recóndito de su ser, de su alma y de lo poco que tiene para soportar. Solo porque él no podía usar zapatos de marca o algo más que unos tenis rotos que con dedicación cuidaba, pues no se contaba con inmensos pares de calzado para suplir, no como los que presumían sus compañeros de clase.

Sin embargo, toda la mierda era una costumbre constante puesto que ¿Cómo se puede extrañar de algo que nunca se gozó?

Hasta que su ángel llego, era un día caluroso de esos que llegan a ser asfixiantes, en donde tu piel hormiguea bajo los rayos solares y el sudor palpa tu frente. Taehyung peculiarmente estaba solo, puesto que, tenía desconfianza hasta de aquellos que eran amables con él, llamarlo paranoia, pero no se puede tener fé cuando el mundo solo te ha mostrado todo lo contrario. Ahí estaba el, tratando de disfrutar del almuerzo que el mismo preparo en su casa, un simplón sándwich con apenas una rebanada de jamón y queso, hasta que, los típicos imbéciles, esos cuatro fortachones interrumpieron su comida para comenzar con las burlas normales, minutos de chistes malos acerca de la situación familiar del pobre chico quien ignoraba a los cuatro esperando que con aburrimiento se retiraran, sin embargo, esta vez era diferente. Ante el silencio por parte de Taehyung, procedieron a golpearlo, dos de los chicos tomándolo por brazos y piernas, dejando sus extremidades aprisionadas y con ninguna posibilidad de defensa, mientras los restantes golpeaban su rostro y daban puñetazos a su estómago, el cual gracias al movimiento, intento sacar lo poco que Taehyung había podido disfrutar aunque el chico trago esa viscosa y asquerosa sustancia, llorando ante el dolor, ni una palabra emitida, bien sabía que sus agresores no pararían ante sus suplicar ¿Y quién lo ayudaría? Nadie tenía el valor de enfrentarse a los más poderosos de la escuela.

Pero cual maravilloso es el destino por traerle un héroe que sin mascara alguna, vino al rescate.

Kim Seokjin era su nombre, un estudiante de honor en la escuela, y que, a pesar de la popularidad que cargaba por su hermoso rostro, no muchos tenían la suerte de ser su amigo cercano, ni mucho menos una pareja. Hombres y mujeres no perdieron oportunidad en cortejar al sublime muchacho, este siempre con una sonrisa en el rostro soltaba las hirientes pero dulces palabras "Lo siento, solo te veo como un buen amigo" Aun si no era así, puesto que su círculo de amistad, como antes se mencionó, era cerrado.

― ¡Déjenlo en paz! ― grito el muchacho de anchos hombros, corriendo hacia ellos.

Todo fue un silencio total, en cuanto las palabras fueron emitidas todo se paralizo, más de una vez los estudiantes del colegio habían aprendido a mantener la boca cerrada, pues tratar de defenderse o defender a otros, solo concluía como un terrible castigo para todos; pero Seokjin no, el no tenía miedo a los patanes pues más de uno ya en el pasado le había coqueteado.

El cuerpo de Taehyung cayo de bruces al suelo, un zumbido invadió sus oídos y por un momento el mareo le gano, no podía hablar y mucho menos levantarse, pero lejano a ello, escucho algo tal como "Deja de hacer eso cariño, o un día no escuchare más" y los cuatro tipos se fueron de donde llegaron.

Pronto, Seokjin se acercó a él, tocando su rostro para preguntarle donde dolía, de la mochila contraria Seokjin saco su botiquín, el cual todos sabían que era para curar las heridas de aquellos eran golpeados y pronto comenzó a untar alguna crema que por un momento se sintió fresco, el muchacho le sonrió y siguió en su trabajo.

Desde ese día, Taehyung no era capaz de despegar los ojos de la figura del pelinegro chico que en su momento le ayudo, fascinado por su belleza, valentía y humildad, el corazón de Taehyung tuvo un motivo para sonreír en las cenas familiares que terminaban en peleas incesantes.

Tuvo un motivo para aguantar un poco más.

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⏰ Última actualización: Aug 07, 2019 ⏰

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