U n o

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Sinopsis

Chase no entiende nada, pues tras despertar después de dos meses de angustia para sus familiares, y amigos, todo ha sido como un torbellino para él, ante tantas caras desconocidas diciéndole lo mucho que lo han echado de menos, y una chica rubia extremadamente contenta, hablándole como si lo conociera de toda la vida, diciendo ser su mejor amiga.

Entonces aquel chico de mirada azulada se da cuenta de algo, no recuerda nada, no sabe quién es, ni que hace ahí, mucho menos sabe quién es aquella chica de sonrisa radiante.

Un chico sin ganas de seguir

con un dolor que quiere extinguir

una chica de sonrisa radiante

y con un corazón martillante

U N O

𝕷𝖔𝖗𝖊𝖓

El sol irradiaba en una tarde sin igual, y la delicada brisa veraniega se abría paso ante mi, rozando la piel desnuda de mis brazos, y muslos, ya que, llevaba sólo un simple short amarillo de tela junto a una blusa de tirantes blanca. Estos se habían trasformado en mis momentos favoritos del día, el suave sonido de las olas azotar las piedrecitas arrastrando la arena y más con ellas.

Este era por así decirlo como mi momento de paz, el momento dónde no importaba nada, dónde podía dejar descansar la mayor parte de mi cuerpo sobre la arena mientras escribía cortas canciones en mi libreta de cuero. Dónde podía ser yo misma, sin limitaciones.

A estas horas mi madre se iba de casa, así que aprovechaba para escabullirme y venir aquí, ya que no quedaba tan lejos, además, no podía soltarme una reprimenda si sabía que estaba aquí. Mi padre ya no vivía con nosotras desde hace un buen tiempo, o desde que se separaron, creo que fue lo mejor que pudieron hacer, pues ya no soportaba lo que pasaba a mi alrededor. No voy a  negar que caí en un cuadro depresivo debido a eso, pero no es algo de lo que me guste hablar mucho.

Dejé de escribir de repente, recordé algo, hoy se cumplía dos meses y un día desde que no despertaba. Las esperanzas cada vez eran más mínimas, no era normal que siguiera en ese estado, pero si despertaba, no pensaba dejarlo ni respirar.

Más que mi mejor amigo era mi compañero de risas desde los ocho años, aquella persona que me había apoyado cada vez que yo estaba con depresión, quién me hizo entrar en razón, lo quería. Aunque aveces hubiera estado dudando de que si sólo sentía por el una amistad sincera.

Había empezado a venir aquí desde que me enteré de aquel accidente, no podía, era absolutamente devastador para mí, ¡Era mi mejor amigo, mi confidente! Aquella persona en la que más había confiado y el destino me lo pagaba así. Mi madre me empezó a llevar a terapia psicológica más a menudo cuando sucedió este acontecimiento, lamentablemente decía sólo algunas cosas de lo que sentía, no todo.

Porque enserio no podía creer que pensara de esa forma, si pasa esto, terapia, si me siento algo deprimida, terapia, todo lo veía terapia. Nunca se sentó a hablar conmigo acerca de lo que en verdad sentía, de cómo la estaba pasando con todo esto, pero no, la señora decidió que mandarme a terapia era la solución a todo.

Le dije adiós al momento de tranquilidad que tanto anhelaba, para luego tratar de quitar la arena en la parte trasera de mi short, solté un resoplido de resignación hacía lo injusto que era todo esto y seguí caminando hasta la parada del bus.

Me RecuerdasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora