Cuento 1

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CUENTO 1 : El monstruo mecánico.

Entre edificios de lego y algunos robots se encontraban los hermanos jugando como cualquier otro día. Los juguetes desparramados por toda la casa, serían más tarde el inicio de una quejumbrosa charla con su madre.
Sus padres se encontraban realizando las actividades rutinarias, mientras ellos disfrutaban de su tiempo lejos de la escuela y las tareas, hasta que de pronto, escucharon un ruido proveniente del garage.
Ambos niños se apresuraron a ir hasta el lugar, su curiosidad siempre fue excesiva y en ese momento no sería la excepción.
Primero llegó Edu, observó todo, pero al parecer solo habían sido ideas suyas, después llegó Eze, y a diferencia de su gemelo notó algo extraño, algunas cosas no estaban en su lugar, pese a ello, no dijo nada, ambos decidieron continuar con lo suyo.
Pasaron de nuevo unos minutos y volvieron a escuchar golpes provenientes del mismo lugar, esta vez, ambos se miraron y por la ventana observaron que sus padres se encontraban en el jardín, arreglando las plantas.
De nuevo decidieron acercarse hasta garaje, en donde solo se encontraba el auto y las herramientas que su padre solía utilizar dentro de la casa, así como las bicis y algunos juguetes más viejos.
Esta vez, una de las puertas del auto se encontraba abierta, pero Eze no encontró nada dentro, mientras Edu observaba debajo.
Ninguno de los niños halló nada, si bien les gustaba ver películas de terror y suspenso, y su imaginación volaba por los aires, quizá allí sintieron un poco de miedo.
Dieron vuelta y se dispusieron a regresar a su juego, pero cuando estaba por salir, las cuatro puertas del auto s abrieron estrepitosamente, logrando así que se asustaran y corrieran por sus vidas gritando ¡MAMAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! ¡MAMAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!
Con esos gritos desesperados llamaron la atención de sus padres, quienes angustiados por pensar que algo malo les había pasado, los vieron correr hacia ellos, buscando refugio y protección.
Al llegar les contaron lo que habían oído y visto en el auto, cosa que tanto a su mamá como su papá preocupó, ya que alguien ajeno a la casa pudo haber entrado.
Su padre se apresuró a ir a ver lo que sucedía, mientras tanto, Edu y Eze abrazaban a su madre buscando esa calma al miedo que estaban sintiendo.
Su padre volvió del garaje luego de haber revisado cada rincón, con la certeza que nadie había ingresado, de modo a tranquilizar a sus niños.

Edu y Eze, ya olvidando lo sucedido, continuaron jugando con sus legos, cuyas partes estaban regadas incluso por el jardín de la casa. Pero, ni bien ingresaron dentro, volvieron a escuchar los ruidos provenientes del mismo lugar.

Esta vez, se pusieron de acuerdo para ir con cuidado a ver lo que pasaba allí, de esa manera si había alguien, no sabría que ellos estarían observando.

Grande fue su sorpresa al ver que el auto de nuevo abría y cerraba sus puertas sin que nadie estuviese allí, y más aún se asombraron cuando vieron a una sombra verdosa traspasarlo de un lado a otro.

No lo podían creer, Edu gritó ¡MAMAAAAAAA! ¡PAPAAAAAAA! Y sus padres se acercaron de nuevo, pero tal como la primera vez, la sombra desapareció y las puertas del auto se cerraron de manera abrupta.

Luego de un regaño de su madre por decir mentiras, continuaron jugando, pero ambos sabían que lo visto era real y no se quedarían así, llegarían hasta el monstruo, lo atraparían.

Eze se colocó la mochila de agua, con la manguera lista para disparar a quien fuera, mientras Edu enfundó su espada de plástico con luces verdes, además los dos se habían puesto el gorro militar en verde y gris, el cual había sido un regalo de la abuela Yiya.

Estaban listos para cazar al monstruo, no se les escaparía, lo iban a rodear y lo sacarían del auto de su papá.

Fueron hasta el garage en forma silenciosa, si el monstruo estaba allí, esperarían el momento preciso para atacarlo y recuperar el auto de su papi.

Esperaron... esperaron y no pasó nada, estaban a punto de darse por vencidos cuando de pronto el auto empezó a tambalearse de un lado a otro, como si alguien estuviera dentro queriendo volcarlo, aquello llamó la atención de los niños, quienes se empezaron a acercar con sigilo, cada vez más.

Edu llevó arrastró silencioso consigo una caja, la cual les ayudaría a subirse en ella para poder observar dentro del auto, a través de las ventanillas.

Eze fue quien subió primero a la pequeña plataforma improvisada, luego su hermano y ambos lo vieron allí, vieron a la sombra verde y lo vieron llorar.

La sombra se percató que lo estaban espiando, se asustó y en un intento de volver a ocultarse, abrió de par en par las puertas del auto y las luces se encendieron sin justificación.

Los niños cayeron al suelo debido al impacto de las puertas, ya que se encontraban sobre la caja al costado de una de ellas.

Para suerte de ambos, no hubo golpes que les doliera, pero la pobre sombra, más asustada por pensar que había lastimado a los niños, se acercó a ellos para preguntarles si se encontraban bien.

Edu y Eze observaron atentos a la sombra y pensando que el monstruo les haría daño, cerraron fuerte sus ojos.

Pensaban que el monstruo acabaría con ellos, que no tendrían salvación. En ese momento se arrepentían de no haber comido todas las verduras que su madre siempre insistía para que fueran sanos y fuertes, quizá si lo hubieran hecho, estarían enfrentándose a la sombra verde sin miedo. También se arrepentían de hacer berrinches antes de bañarse, internamente prometían que ya no harían esas cosas si es que se liberaban de aquella bestia gomosa.

La sombra sin embargo, los miraba con tristeza, no le gustaba que lo rechazaran, ya había pasado lo mismo con otros niños y eso siempre le impedía jugar con ellos.

Eze al no sentir nada extraño, decidió abrir un ojo, para explorar lo que pasaba, y solo vio a la sombra postrada a lado de ellos sin hacer nada.

Le dijo a Edu que abriera también sus ojos, para que pudiera ver al monstruo.

Los tres se miraron sentados en el suelo, sin decir nada, hasta que Eze decidió preguntarle su nombre.

La sombra algo confundida, por ser la primera vez que unos niños le hablaban, solo les dijo que no tenía nombre, pero que podían llamarlo como querían.

Edu lo llamó entonces Verde y le preguntó porqué antes ya no lo habían visto, pues ellos siempre jugaban por ahí y nunca lo habína escuchado.

Entonces... Verde les dijo que él solo aparecía para mostrar que algo estaba funcionando mal en los autos, que hasta que no lo arreglaran, aparecía para cuidar de las personas que viajaban en él, pero, que si ellos deseaban, él podría venir de vez en cuando para jugar con ellos.

Fue así que desde esa vez, Edu y Eze encontraron un nuevo amigo con quien jugar, lo llamaron Verde "el monstruo mecánico", ya que él siempre les avisaría cuando el auto de papá necesitara una visita al taller.

Edu y Eze confirmaron lo que Verde les había contado cuando escucharon a su papá hablar por teléfono con un mecánico, él llevaría el auto para que se le hiciera un mantenimiento.

**FIN**

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⏰ Última actualización: Aug 16, 2019 ⏰

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Las aventuras de Edu y EzeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora