Lágrimas De La Luna

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El sonido de la campana había sonado, varios niños del kinder salían afuera a esperar en el jardín a que vinieran sus padres. Cierto pequeñín azabache de ojos azules esperaba en la banca viendo como la mayoría de los niños se iban con sus padres dejándolo poco a poco solo.

Esperaba y esperaba, pudiendo ver el atardecer, era alguien muy tranquilo que no sé metía en problemas, de hecho seguía las reglas al pie de la letra. En eso, vio a un joven de cabello celeste caminar con una pijama de cuadros verde, tan sólo lo miró por unos segundos con una sonrisa dulce, tenía curiosidad de él, se quería acercar pero no podía romper las reglas o sería regañado y a él no le gustaba demasiado.

Pronto su vista hacia esa persona se distrajo al oír como unas pisadas se acercaban a él, al voltear estaba ahí su maestra rubia que se llamaba Asuka Tenjoin, lo miraba con cierta desaprobación porque quien lo cuidara no llegara a tiempo.

— ¿Otra vez tu padre va a llegar tarde?. — Asintió mirando hacia la calle viendo que al chico que vió hace un rato desapareció. — Es curioso, yo era la mejor amiga de tu papá pero nunca supe quien fue su pareja. El aseguraba que su amada persona se encontraba en la luna y no podían verse más que en las mañanas y en las noches. — Rió para si misma llamando la atención del azabache. — Todos lo creían un loco al decir eso, pero un día llego contigo en sus brazos, juraría yo que al verte tenías el cabello café que poco a poco se fue tornando negro y que tus ojos eran grises pero, que cosas de la vida, ¿No lo crees?.

Se dedicaron a esperar juntos, su cuidador nunca le había hablado sobre su madre, ni una sola palabra de ese tema. Recordaba levemente que lo esquivaba el mayor diciendo que más al rato se lo diría.

Infló sus mejillas en un puchero, no era algo justo que no se lo dijera, ¿Por qué?, ¿Era mala su mamá?, ¿Algo pasó?. Quería conocerla, preguntarle muchas cosas y que pudiera dormir en las piernas de ella donde no pararía de acariciarle su cabeza haciéndolo dormir.

Qué al llegar a su casa, ella prepara la comida o que lo recogiera de la escuela, no quería ver a su padre tan apurado, cuando ellos llegaban a casa usualmente había un olor a quemado pues dejaba la comida cocerse mientras iba por él, al final, terminaban comprando o comida de la calle o instantánea.

El otoño ya estaba desaparecido dejando como consecuencia un viento frío por las mañanas, tardes y noches para darle comienzo al invierno.

Muy pronto serían las vacaciones, no le veía tanta lógica que la gente tuviera mucha emoción por eso, él casi no salía de la casa y si lo hacía era para jugar con su padre, ¿Y los amigos? No los tenía, vaya que eso era un poco triste.

Lo bueno es que siempre estaba con él y le contaba muchos cuentos, como por ejemplo el conejo blanco que vive en la luna para hacer Mochis o sobre un reino que se ubicaba en dicho lugar antes mencionado.

Tanto era su emoción que aveces dibujaba aquel conejo con la luna para dárselos a él quien gustoso lo ponía en la puerta del refrigerador.

— ¡Lo siento por llegar tarde!. — Apareció un castaño con el cabello en forma de Kuriboh.

— ¿Otra vez tarde? Sabes que no puedo estar ocultando por mucho tiempo tu tardanza, deberías tener cuidado o muy pronto te quitarán a tu pequeño. — Regañó la rubia.

Corrió todo feliz hacia el castaño que se agachó para estar a la altura del pequeño, al estar frente a frente le mostró el dibujo que había hecho, era un hermoso dibujo donde mostraba un castillo gigante junto con un conejo preparando dulces y en éste se ubicaba en la luna.

Por un momento, los ojos café del mayor se hicieron cristalinos reflejando una triste mirada para después ser cambiada con una sonrisa dulce donde tomó la mano del azabache llevándolo a la casa.

Lágrimas De La Luna (Anikishipping)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora