Capítulo #1

1.6K 42 2
                                    

Narra Emily

¿Por qué rayos existen los colegios? Cada día disminuyen mis ganas de ir al colegio, es simplemente... ¡Aburrido! Desgraciadamente es lunes, no hay como levantarse temprano sabiendo que tienes colegio, gran motivación. ¡Wuju!

Hoy sería otro día común en mi vida; ir a la escuela, aguantar las estúpideces de todos, estar más que aburrida en cada una de las clases y estar de regreso a casa. La única clase que más amo es la de canto, no es especificamente una clase, pero estando en ella me pierdo, enserio disfruto mucho cantar.

-Emily ¿Ya estás despierta? -dijo mi madre asomándose a mi habitación-

-No mamá, sigo dormida... -dije con todo el sarcasmo del mundo-

-Que graciosa -dijo algo seria- Anda, ya a levantarse que tienes que arreglarte para ir al colegio-

-¡Que emoción! No puedo esperar ni un mínuto más para hacer mi vida miserable, perdiendo la mitad del día en algo que no me gusta- dije mientras me levantaba de la cama-

No logro entender por qué perder tantas horas en el colegio, ¿No pueden ser sólo 3 hrs al día? ¿Por qué necesariamente tienen que ser más de 5? En fin, el colegio apesta.

Creo que lo que más me gusta de ir al colegio es poder estar con mis amigas, es lo único bueno de ir, poder estar con ellas, hacer tonterias, poder hablar de cualquier tema incoherente en fin, millones de cosas.

Ya era un poco tarde, y sólo tenía 40 mínutos para darme una ducha, peinarme, buscar la ropa que me pondría, desayunar y mas aparte el tiempo que hago conduciendo hacia el colegio. Tenía que darme prisa, no podía llegar tarde a la clase de la Señorita Figgins, otra vez. Siento que esa maestra me odia, cualquier cosa que hago o digo le molesta, le molesta absolutamente todo de mi, no sé qué fue lo que hice para que me odie. Sólo porque a veces soy... digamos "sincera" con las personas no le da el derecho de odiarme ¿Oh sí?. Bueno, en realidad no le tomo mucha importancia, sólo es algo que debo de ignorar.

Hice todo absolutamente todo demasiado rápido, rompí record. Tomé mi bolsa, las llaves de mi coche y me despedí de mamá que le estaba haciendo el desayuno a los odiosos de mis hermanos Erick y Luis.

Salí corriendo hacia mi coche y arranqué, iba algo rápido, ya iba demasiado tarde, faltaban tan sólo 10 mínutos para las 8:00am. Y eso... no era nada bueno. ¿No les pasa que cuando van tarde a cualquier lugar, por obra del señor, madre naturaleza o qué se yo, se les atraviesa cada cosa que impide que llegues a tiempo? Este día, creanme, no era la excepción. Había demasiado tráfico, casi atropello a un pobre perrito, por suerte sólo fue un susto.

¡Por fin! Llegué al colegio, estacioné el coche en el primer espacio libre que miré y salí corriendo hacia el salón de la señorita Figgins. No entiendo por qué usar el término "señorita" en ella, que lleva casi 50 años encima, dicen que por respeto pero para mi, como dicen, por respeto le diría Señora Figgins, pero saben que no siempre te dejan tener la razón, aunque la tengas.

Cuando llegué al salón, todos mis compañeros estaban dentro... junto con la maestra. Tenía la esperanza de que la maestra todavía no llegara pero, por lo que ven, mi día no iba tan bien.

-Señorita West, llega tarde... otra vez-dijo la maestra alsando la voz-

-Son las 8:03 maestra -dije mirando mi reloj que tenía en la muñeca- ¿Qué son 3 mínutos para usted? ¿Ya empezó la clase? ¿De qué me perdí?

Al momento que terminé de decir eso, se escuchó una que otra risa dentro del salón, me dí cuenta que al parecer dije algo gracioso, pero... ¿Qué fue lo gracioso? ¡No los entiendo!

Algo que les molesta a los maestros es... que tú, como alumno, quieras relucirte con tus bromitas, haciendo que los demás se rian y que dejes al maestro en vergüenza. La señorita Figgins se molestó un poco...

-No, no eh comenzado la clase, estaba a punto de pero... como ve, me interrumpió -dijo levantando las cejas-

¡Por favooooor! Casi se estaba rascando la barriga sentada en la silla y según ella ya iba a "comenzar la clase" -pensé-

-¿Cuál es su excusa ahora, señorita West?

-No la tengo. -dije sin pensarlo ni un segundo-

-¿Ah si? ¿Y por qué a llegado tarde?

-¿Qué quiere que le diga? ¿Que se me poncho la llanta? ¿Que tuve algún imprevisto y eh llegado tarde? No tengo excusa, sólo llegué tarde, 3 mínutos tarde.. pero llegué -quería reír pero era un momento de seriedad, y me aguanté-

La señorita Figgins se quedó callada unos mínutos y después me dejó pasar.

-Esta será la última vez que la dejaré pasar si llega tarde ¿Entendido? -dijo algo molesta-

Eso dijo la última vez -pensé-

-Está bien señorita Figgins, gracias -le dije con una risa burlona y pasé a tomar mi lugar-

A nadie le gustaba tomar asiento en la parte de enfrente, y como llegué un poco... digamos "tarde" los lugares de atrás ya estaban ocupados, por lo tanto me tocó sentarme enfrente. La maestra tomó lista, y cuando terminó, dió la clase. Mucho más aburrida de lo normal, ella nos daba la materia de Química, no es una de mis favoritas para serles sincera. La clase duraba tan sólo una hora ¡Gracias a dios!. Nos puso un trabajo y al entregarlo podiamos salir.

Salí de la clase faltando 15 mínutos para la siguiente clase, tenía tiempo para ir por algo a la cafetería. Iba camino hacia allá cuando escuché que a lo lejos gritaban mi nombre, era la loca de mi mejor amiga, Maddie.

-¡Emily! esperaaaaa -dijo corriendo hacia mi-

-Oye, tranquila, aquí estoy mujer -dije frenándola-

-Lo siento -dió una pequeña carcajada-  Pensé que no te alcansaría -dijo algo cansada-

Desgraciadamente Maddie y yo no ibamos en el mismo grupo, así que sólo nos mirabamos en los pequeños recesos que nos daban por cada clase.

-Oye, me dijeron que casi se harrancaban el cabello tú y la señorita Figgins -dijo con una risa burlona-

-¡¿Qué?! que exajerados son, no peleamos sólo llegué tarde a su clase. ¡3 mínutos Maddie, 3 malditos mínutos de tardanza! y la vieja no me dejaba pasar -dije mientras caminabamos hacia la cafetería-

-Pues eso fue lo que me dijeron -rió-

-Son mentiras, las personas como son habladoras -dije algo molesta-

Llegamos a la cafetería, y hubo algo que me llamó la atención, un grupo de muchachos que nunca en mi vida habia mirado, parecían estudiantes pero... ellos al parecer no estudiaban aquí. Pero hubo alguien en particular que llamó mucho más mi atención, era una muchacha con una guitarra a su espalda, era sinceramente muy... hermosa.

-¿Quiénes son ellos? -le pregunté a Maggie, algo confundida-

-¿Los del grupo? ah ellos son los nuevos, vienen de un colegio extranjero, los transfirieron aquí -dijo como si nada-

-¿Y los van a poner todos en un solo grupo oh...?

-Querida amiga ¿Acaso trabajo en dirección? ¿Que piensas que sé todo o qué? -se rió-

-Lo siento, como sabías que vienen de otro colegio, pensé que sabías todo acerca de eso

-Ya vez que no, ¿Por qué el interés? -sonrió-

-Sólo... curiosidad -dije mirando disimuladamente a la muchacha de la guitarra-

Ya era hora de regresar, tenía clase de Inglés. Me despedí de Maggie y entré al salón, a los mínutos llegó el maestro diciendo:

-Buenas días jovenes, tenemos a una nueva compañera que le vamos a dar la bienvenida el día de hoy.

El maestro le dijo que pasara al salón, al parecer tenía algo de pena, pero por fin entró... Sonreí al ver quién era.

Hola lectores, espero que les vaya gustando la historia, soy nueva en esto así que si tienen alguna crítica o algo similar serán bien recibidos. Gracias:3

Enamorada de ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora