Amar no siempre es romántico

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Ana POV
Toda esta semana he estado "en reposo", tenía que cambiarme las vendas como 50 veces al día (no estoy exagerando, bueno, tal vez un poco si) y limpiarme las heridas.

Aitana y Ricky me han estado cuidando y ayudando, lo agradezco, sin embargo, me gusta hacer las cosas por mi misma y me he sentido un poco inútil a decir verdad, además de aburrida por no poder salir u hacer otras actividades.

Estoy feliz que me vayan a colocar la prótesis, si, es incómoda, pero he decido no quejarme más de ella (al menos en lo que a movilidad se refiere), la prefiero mil veces a la silla de ruedas o las muletas (con las que no me he acostumbrado a caminar aún).

En cuanto a Mimi, no he tenido noticias de ella desde esa noche. Ni un texto, una llamada, nada. Pensé que estábamos bien, tal vez me equivoqué. No me quiere en su vida, normal, no la culpo, solo no puedo evitar entristecerme.

Aitana: ¿Ana, lista? -preguntó asomando su cabeza por la puerta de la habitación- Ricky ya llegó, te va a llevar al hospi

Ana: ¿Me ayudas? -entendí mis brazos para que me sentase en la silla de ruedas

Ricky: Yo la llevo, no te preocupes -le dijo a Aitana tomando las manillas- ¿Cómo está mi Anilla? ¿Bien, pequeñaja? -me revolvió el pelo

Ana: Bien -sonreí sin mostrar los dientes

Ricky: Algo te pasa, ya me dirás luego

Como me conocía. No le había preguntado por Mimi antes aunque me moría de ganas por hacerlo. Antes de poder decirle nada, el elevador se abrió y bajamos a la estancia.

Después de aproximadamente 30 minutos en el carro, llegamos. Era enorme solo de verlo por fuera, y cuando entramos me di cuenta que lo era aún más de lo que aparentaba. Había gente corriendo por todos lados, entre doctores y pacientes.

Ricky había sacado una cita con la doctora Nadia, me tocaba en el consultorio 206, me senté a esperar mi turno. Él me dijo que iría por un café, ya que no había desayunado. Me preguntó si yo quería algo pero negué.

No pasaron ni dos minutos y sentí que alguien se sentó a mi lado. Al voltear me encontré con una chica (al ojo le echaba unos 16 años) que me miraba con curiosidad. Era rubia, o eso es lo que podía ver con el poco cabello que tenía.

Alba: Hola, soy Alba -saludó alegremente- ¿cómo te llamas?

Ana: Ana, Ana Guerra...-respondí sonriendo- ¿También tienes consulta con la doctora Nadia?

Alba: Oh, no, mi doctora es...-una voz familiar interrumpió nuestra conversación

Mimi: ¡Alba! ¿Cómo estás, mi niña? -se acercó a ella y se abrazaron- ¿Ana?

Ana: H-hola -dije un poco cortada -primero por la repentina aparición y en segundo lugar por lo bien que se veía con el uniforme de trabajo. Le marcaba las curvas y los pech...Ana, dios, deja de fantasear

Se agachó a abrazarme también, su perfume siempre me embriagaba, sea la vez que fuese. Cerré los ojos y sonreí en medio del abrazo ante la atenta mirada de la joven que nos miraba enternecida.

Mimi: ¿Por qué estás aquí? ¿Pasó algo? -me cogió de los mofletes, acariciándolos con los pulgares

Ana: Vine para ver lo de mi pierna...estoy esperando la consulta. Ricky vino conmigo y debe estar por aquí...

Mimi: Ay Ricky, cómo se le ocurre dejarte sola, lo mato -mi corazón se aplastó un poquito, se preocupaba por mí

Ricky: ¡Hombre! Hay fiesta y no invitan -dijo Ricky uniéndose a la colada, traía su bebida en la mano

I Wish You WouldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora