Prólogo

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Año 1600, el Tártaro.
-¡ABRAXAS!
Un hombre de unos 50 años entra corriendo y hace una reverencia, postrando la rodilla en el suelo y bajando sus alas negras y viejas, carentes de cualquier brillo o luz, marchitas.
-¿Mi señor, qué necesita?
-Llama a Amon, necesito hablar con él urgentemente.
-Mi señor, Amon ha salido de los dominios, los guardias no han podido detenerlo... - dice Abraxas con voz temblorosa, temiendo la respuesta del Señor del Infierno.
- ¿HA VUELTO A SALIR SIN MI PERMISO? BUSCA A ESE NIÑATO MALCRIADO, AHORA MISMO - Lucifer se pasa la mano por la cara -acabaré cortándole las malditas alas a ese demonio.
Abraxas sale de la sala del trono en busca de una patrulla de demonios para la búsqueda del niño. No es la primera vez que el joven demonio se escapa del Tártaro al mundo humano, no obedece a nadie, ni siquiera a Lucifer, a pesar de los muchos castigos físicos que le impone. Abraxas maldice al chico en voz baja mientras se reúne con la patrulla, teme que algún día Lucifer se canse de la rebeldía del chico y lo mate. No sabe porqué su Señor no lo ha hecho como con otros que le desobedecen, pero si él fuera el joven Amon no tentaría a la suerte.

Justo cuando estaban a punto de desplegar las alas y salir a buscarle, un niño de unos 10 años aparece volando en su campo de visión.
- Amon, por fin apareces, íbamos a salir a buscarte. Lucifer quiere verte y no está muy contento con tus salidas sin permiso, no deberías agotar su paciencia, lo sabes tan bien como yo. -Abraxas se acerca al chico y lo agarra del brazo acercando su boca al oído del pequeño y le susurra - la próxima vez avísame de que saldrás o no podré cubrirte, ¿queda claro? No quiero que te pase nada.
- De acuerdo "papá" - responde con ironía. Sabe perfectamente que Abraxas se preocupa por él, pero no piensa ser el sustituto de su hijo muerto, no confía en nadie y menos si está bajo las órdenes del Señor.

Amon se encamina a la sala del trono, sabe que le espera una bronca enorme por desobedecer otro día más las normas, pero le da igual, no piensa quedarse encerrado siempre en este castillo oscuro sin nada que hacer. Se aburre, todos los días la misma historia : clases por la mañana de como debe comportarse un demonio, matar ángeles y humanos, robar y esas cosas que no necesita que le digan porque ya las hace sin que nadie le explique lo que tiene que hacer y como debe hacerlo. Él quiere cumplir ya los 12 para poder entrenar con los demonios experimentados y aprender lo verdaderamente importante, pasar de la teoría de las clases aburridas a la práctica, las peleas, las armas, y desarrollar sus poderes.

Entra en la sala con aires de suficiencia a pesar de ser solo un niño, Lucifer no soportaba a este crío pero le necesitaba para poder conseguir lo que siempre había anhelado.
- Por fin te dignas a aparecer mocoso -su voz impregnada de maldad no parece amedrentar al pequeño- necesito hablar contigo de algo muy importante que debes hacer en un futuro. - el niño escucha impasible y con curiosidad- Dentro de 400 años, cuando cumplas los 20 deberás ir a tierra, te asignaré a una persona, tienes que encontrarla y traerla ante mí sana y salva.
- Ningún humano ha venido jamás al Tártaro, no sobreviven, así que creo que en tu plan falla el "sana y salva" - se le forma una sonrisa socarrona y de superioridad, pero se le borra en el momento en que Lucifer levantándose del trono responde dentro de su mente: "no es humana niñato engreído" .
- Ahora largo de aquí, empezarás tus entrenamientos mañana, debes estar preparado para cuando llegue el momento.

Amon se retira de la sala dándole la espalda y omitiendo la reverencia obligatoria para todos los demonios. Lucifer se recuesta en su trono con aspecto cansado, este niño agota su paciencia y resulta que es el único que puede ayudarle a provocar la gran guerra que se avecina en el futuro. Nota una mano en su hombro y se gira encontrándose el rostro de su hermana, Aradia, una bella mujer de cabellos oscuros y ojos rojos que destilan maldad, con un cuerpo impresionante que hace suspirar a todos los hombres.
- Él es quién dice la profecía ¿verdad? Por eso lo mantienes con vida a pesar de sus constantes desafíos hacia a ti. - le acaricia la cara con su uñas largas y afiladas dejando un hilo de sangre en la mejilla de su hermano.
- Sí, pero confío en él, a pesar de que nunca ha hecho lo que le digo , su "precioso" pasado provoca en él una maldad que no somos capaces de imaginar y cuando crezca me obedecerá.
- Bueno, si resulta ser un obstáculo yo me encargaré de cortarle el cuello y traerte su cabeza, esa chica estará en tu poder, te doy mi palabra hermanito - se despide de él con un beso en los labios y una mordida en el cuello que dejan a su hermano con un calor infernal, pero no provocado precisamente por el lugar en el que se encuentran.

Hola a todos!!! Es mi primera historia y la verdad es que no sé si os gustará, acepto críticas constructivas encantada y agradecería que comentéis y votéis la historia.
¿Qué os parece Amon? ¿Pensáis que seguirá las ordenes de Lucifer?
Un beso a todos, gracias por leerme!!

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