Me di cuenta

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Desde pequeña siempre me detuve a observar por qué la vida de los demás era tan diferente a la mía y por qué no lograba formar parte, moverme, andar como los demás. A veces suelo tener días buenos, pero muy de vez en cuando, donde sé que existo de verdad y no me importa nada lo demás. Pero hay días malos donde siento como que me caigo en un pozo infinito que no tiene retorno donde siento que no tengo remedio, que mi vida no tiene remedio. Me llamo Calipso y a lo largo de estos 16 años trato de hacer memoria pero no recuerdo bien cuándo fue que me di cuenta. Creo que fue una tarde que jugué con Agustín en el patio de mi casa cuando éramos chiquitos. Cuando nos despedimos, su mamá le dijo que se apurara, que tenían que ir a un evento muy importante. Hasta ese momento estaba todo bien, pero la mamá no estaba sola, detrás de ella apareció un hombre alto y un poco mayor, al verlo Agustín salió corriendo a abrazarlo. Yo no entendía ¿quién era ese hombre? ¿por qué Agustín lo estaba abrazando? Mi mamá salió de adentro de la casa a despedirse, aproveché y le pregunté sobre la identidad de ese señor, me respondió que era su papá.
Ahí fue que me di cuenta, tendría seis años, quizá siete, fue la primera vez que me alejé del universo que mi mamá, mis abuelos y mis tíos habían hecho para mí. Agustín tenía un papá en su casa, un papá como los que llevaban a sus hijos al jardín, como los que había visto en la plaza jugando con sus hijos. En cambio yo solamente tenía una mamá y no era algo que me llamara la atención antes de haber jugado con Agustín aquella tarde.

La vida de CalipsoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora