III

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I

Al principio, San no le creyó. ¿Cómo ese extraño desnudo sería su gato?

Las dudas se desvanecieron tras revisar con atención el collar que llevaba puesto. Era aquel mismo accesorio que usaba el minino. La notable estulticia del más alto no le permitió poner en duda aquella prueba, por lo que confirmó que su mascota se había convertido en una persona. No encontraba una explicación ante dicho suceso, hasta que recordó sus palabras de la noche anterior.

"Deseo encontrar el amor."

No se imaginaba que aquel simple deseo podría volverse una realidad. El muchacho era simplemente bello.

Su negra cabellera era un poco larga y ondulada. Su piel desnuda le parecía algo tan maravillosamente hermoso. Le carcomían las ganas de morderlo hasta dejar marcas sobre él. Su tez era morena y lucía muy suave, parecía que el más mínimo roce dejaría una herida en su frágil piel. Sus ojos eran grandes y oscuros, lo cual le daba una gran profundidad a su mirada. Sus cerezos eran rosados y anchos, de los cuales se esbozó una sonrisa amplia hacia su dueño.

Aquella hermosa sonrisa derritió por completo el corazón de San. Definitivamente había caído ante los encantos de Wooyoung. Se quedó atrapado en sus pensamientos, apreciando cada mínimo detalle del chico, hasta que entró en razón y volvió a la realidad, por lo que buscó algo de ropa y se la prestó.

Se dedicó el día entero a jugar con él. A pesar de ser ya un humano, no podía dejar de comportarse como se lo dictaba su naturaleza de gato. Las horas pasaron rápidamente hasta que llegó la noche, la esperada noche buena.

El más alto empezó a preparar la comida, iniciando por meter el pavo al horno. Mientras tanto, Wooyoung estaba haciendo galletas con forma de gato.

Un rato más tarde, el pavo por fin estaba listo. En aquel instante, San se encontraba preparando puré de papa, por lo que el pelinegro pensó que sería buena idea sacar la comida en su ausencia. Abrió el horno y metió su mano en él, cogiendo la bandeja.

Instantáneamente sufrió una quemadura que le causó un intenso dolor, lo cual lo llevó a soltar un grito que rápidamente llegó a los oídos de San, así logrando que llegara corriendo hacia el moreno.

Sus suaves dedos se encontraban heridos, le ardían y palpitaban ligeramente. San acudió a él, atendiendo su quemadura. El dolor pasó con suma rapidez gracias al cuidado y medicina que el chico le proveyó.

—Gracias, amo.

San no pudo evitar esbozar una amplia sonrisa tras oír las tiernas palabras del muchacho, aunado a un escalofrío que recorrió su cuerpo, volviendo a sentir cómo su corazón se aceleraba por él.

—Vayamos al árbol— Sugirió el de mayor estatura, tomando la mano del que alguna vez fue un minino, entrelazando sus falanges con los impropios.

El moreno asintió alegremente, correspondió al agarre y le siguió el paso en dirección a la sala, lugar donde yacía el pino. Estando allá, se sentaron juntos en el sofá, sin soltar sus manos y conectando sus miradas.

Wooyoung sintió algo de timidez al estar tan cerca de su dueño, por lo que bajó la mirada con algo de vergüenza. San tomó del mentón al contrario, así haciéndole alzar la vista. Nuevamente, sus miradas se encontraron. Ambos corazones latían desesperadamente, sintiendo la mayor adrenalina de sus vidas.

El ambiente no se sentía incómodo; al contrario, sentían la confianza suficiente como para mantener aquel silencio que yacía en la sala, simplemente dedicándose a observar los ojos ajenos. San acortó aún más la poca distancia que yacía entre ambos, acercando su rostro al contrario mientras juntaba sus cerezos.

El más bajo siguió con el beso, permitiéndole el acceso a la lengua ajena dentro de su cavidad bucal. Ambos cerraron sus ojos, disfrutando del dulce sabor de los labios ajenos. Aquel beso era algo que, indudablemente, estaban esperando con ansias. La tensión se había roto.

Y fue entonces cuando San confirmó que su deseo sí se cumplió.

❀*。Deseo encontrar el amor ✧ WoosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora