Los Ángeles, USA
Como era de esperarse una camioneta de lunas polarizadas aparco en frente del enorme edificio, lista para que el pálido la abordara.
-Buenas noches señor Min- saludó formal un hombre en traje negro. Alto, lentes oscuros, fuerte, todas las características de un guardaespaldas. – Perdone la molestia pero-
-Si sé, es protocolo gracias- interrumpió. Le entregaron una seda negra y guiaron su camino al transporte que lo llevaría al Holy Trinity. Desde ese momento todo fue monótono. La venda en los ojos, el camino de cerca a una hora y media y una puerta dorada debajo de un estacionamiento.
-Vaya Min ¿Quién diría que si vendrías?- sonrió burlonamente Jungkook quien había llegado diez minutos antes.
-Soy un hombre de palabra Jeon- devolvió la sonrisa - ¿Una noche, verdad?- levantó una ceja minimizando el riesgo de cumplir aquel reto.
-Una noche Min pero preparé algo especial para ti- dijo el azabache
-Ese no era el acuerdo- frunció el ceño. Debía admitir que fue muy ingenuo de su parte confiar en alguien como Jeon. Tal vez podría estar jugando con él y en realidad no había hecho nada. – ¿como conoces al dueño? – contraataco. Era muy sabido que el dueño del HT como el mismo HT eran casi imposible de ubicar.
Otra sonrisa. Parecía que solo se estaba burlando de él – Tengo contactos Min. Será divertido, no seas un aguafiestas- golpeo su hombro
-Para ti- rodó los ojos
-Para ambos- agregó tomando los hombros del más bajo. –Tranquilo que no hice nada malo solo algo para que salgas de su zona de confort. Ahora entremos- apresuró
Las puertas fueron abiertas por los guardias y tres caminos se mostraron ante ellos. Rojo, azul y amarillo. Cada color significaba algo. A pesar de la cantidad de clientes que recibe el HT a diario nunca nadie a descifrado lo que cada camino significa exactamente o simplemente nadie ha querido quitar ese sentimiento de intriga y excitación al no saber a donde vas a parar con cada camino.
-Un trato es un trato Min. Tú puedes elegir por esta vez- le giñó un ojo.
La reputación precedía a aquel lugar sin embargo Yoongi nunca había tenido curiosidad de "explorarlo" como era debido y ahora gracias a esta apuesta tendría que escoger sabiamente si no quería terminar envuelto en una situación de la que no pudiera salir.
El HT estaba hecho para todos. Sabia que habían salas especificas para fetiches, tríos, kinks de todo tipo, así como simplemente bares y bailarines, mujeres y hombres realmente no importaba ahí. El dueño de verdad tendría que haber estado mal de la cabeza para crear un lugar así. La prostitución no importaba, las drogas o el alcohol menos. Un lugar sin reglas, eso si es enfermo.
-Azul.-
-¡Perfecto! Pensé que tendría que obligarte- suspiró- Entonces me voy Min- hizo una seña de despedida levantando dos dedos
-Espera. ¿No te quedas? – Jeon Jungkook estaba rechazando una noche en un club con todo a disponibilidad de todos. Eso si era nuevo.
-A diferencia tuya Min, no todo son negocios, fiestas o cosas de una noche- volvió a giñar un ojo –Tengo asuntos más importantes que atender. – Se dio la vuelta y salió del lugar
Yoongi conocía a Jungkook desde los dieciocho años, junto con Namjoon eran los herederos de grandes fortunas, la envidia de muchos y el blanco de otros. En todos estos años Jungkook se la había pasado despilfarrando la fortuna de su familia, ayudando a su padre en algunos negocios y viviendo en una gran fiesta. ¿Qué era más importante ahora?
Decidió restarle importancia y caminar debajo de las luces azules. En las paredes blancas habían fotografías de casinos antiguos y cabarets, mesas de mármol y muchas puertas. Estaba dispuesto a cumplir su noche dentro de este lugar pero primero debía encontrar más personas y si tenia suerte un bar no tan fuera de lo normal.
Podía escuchar música por todo el pasillo así que siguió adentrándose en el hasta abrirse a un espacio que se asemejaba al interior de un pent-house. La música estaba en el punto más alto y la fiesta igual.
La sala principal tenia muebles pegados a las paredes y frente a ellos pequeños escenarios de vidrio con no más de diez centímetros de alto donde algunos hombres y mujeres daban un show privado de poll dance a las personas ricas que podían pagarlos. En la parte sobrante se esparcían diversas mesas de juegos y maquinas de apuestas. Conectado las dos habitaciones había una larguísima barra llena de todas las marcas lujosas de alcohol.
Pasando esta combinación de club nocturno y casino, había un escenario de medio metro del mismo material que los anteriores y en vez de sofás habían mesas llenas de hombres y mujeres gritando de excitación, tirando billetes y incluso rosas al que estaba dando un espectáculo.
Cabello rosa pastel, hermosas curvas que resaltaban con la única prenda que se transparentaba debido a la iluminación. Una camisa blanca manchada en pinturas neón al igual que sus piernas, brazos y cuello. Así era aquel bailarín. Gracias a tener un escenario rectangular, evidentemente más grande que el resto, no solo tenia un poll sino que al lado caían telas celestes pastel hasta tocar el vidrio del escenario.
El chico sonreía a los asistentes. Bailaba en el tubo abrazándolo y dando vueltas pero nada de eso se comparaba a lo que hacia con esas telas. Subía en ellas y daba vueltas en el aire, se enredaba y caía lentamente hasta que su encorvada espalda chocaba con el escenario, jugaba con las telas en sus delicadas piernas y miraba boca arriba a los embobados espectadores.
Sin darse cuenta Min ya se había abierto paso hasta el borde del escenario donde ese chico ahora lo miraba directamente a los ojos como si solo le bailara a él y a nadie más. Debido a la altura del escenario, cuando las piernas pintadas de neón se extendieron en todo su horizonte y el pecho cubierto tocó el suelo en un perfecto Split sus rostros quedaron a pocos centímetros. El de cabello rosa llevó su mano a la mejilla del contrario sonriendo con diversión y terminó con la distancia cuando posó esos abultados labios en la nariz pequeña del mayor.
Yoongi quiso tomar al muchacho y obligarlo a que le diera un beso apropiado mas fue alejado rápidamente cuando el bailarín se volvió a elevar con las telas pastel. Ahora lo miraba desde arriba sonriendo con inocencia. El ambiente tenso que se había creado por un simple toque, el chico lo estaba tentado y Min no tenía problema en reclamarlo.
Esa noche se volvió más interesante ahora que su único objetivo era enseñarle un poco de modales al pelirosa y Min Yoongi era un hombre que cumplía sus objetivos.
¿Quería un juego? Sería un placer ganar.
ESTÁS LEYENDO
Pretty Boy
Fanfic"Aquel niño desgraciado y acogido por la promiscuidad. Su mente y cuerpo dañados no podían diferenciar entre una caricia y un golpe. Pobre niño que deambulaba en las noches en busca que otro auto se lo llevase y que otro conductor lo llamase, bonito...