Prólogo

79 20 1
                                    

14 de julio de 2018.

Ya la Luna baja en camisón a bañarse en un charquito con jabón – Jungwoo cantaba con la voz acaramelada mientras Lucas, de piernas cruzadas en una banca del parque, pretendía leer un libro cuando lo que realmente hacía era escucharlo con atención –, ya la Luna baja en tobogán revoleando su sombrilla de azafrán. Quien la pesque con una cañita de bambú... Se la lleva a Siu Kiu.

– Jungwoo – murmuró llamando su atención de inmediato. El espíritu de la Luna, por su parte, estaba sentado en el pasto haciendo una de las famosas coronas de flores; le recordaban a unos viejos amigos.

– Dime – le invitó a continuar con una sonrisa tranquila. Lucas cerró el libro y lo miró, algo dudoso de continuar con su pregunta. Jungwoo por supuesto lo notó, pero decidió dejarle su espacio para formular su oración.

– ¿Es posible amar por mas de una vida? – Cuestionó finalmente y la pregunta descolocó un poco a Jungwoo. Lucas, notandolo, se sintió en la obligación de explicarse – Es que todo esto de las almas gemelas y el típico «hasta que la muerte los separe»... No lo sé, siento algo triste que el amor se acabe con la vida, ¿Hay alguna forma de que los sentimientos perduren por siempre y para siempre?

Jungwoo le dedicó una de sus tan típicas sonrisas; tranquilas, dulces. Se puso de pie y se sentó a su lado, tomando su palma y encarandola hacia arriba. Acto seguido, dibujó con su dedo un espiral imaginario.

– Los espirales son un símbolo espiritual muy poderoso, ya que denotan el simbolismo del cambio constante – comenzó –. La vida no es tan simple como nacer, crecer y morir; todo ser vivo e incluso el no vivo tiene una función en este mundo – entonces lo miró fijamente –. Normalmente los humanos hablan de cuatro elementos: Agua, fuego, viento y tierra, sin embargo, existe el quinto elemento: el espíritu. El espíritu es el elemento que conecta todo en este planeta, como una enorme red, ninguna acción puede darse sin una reacción.

– «El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo» – recitó Lucas el proverbio y el espíritu de la Luna asintió.

– El espíritu te conecta a ti conmigo, con tus padres, tus vecinos o un desconocido que vive en Rusia, da igual, todo se conecta – continuó.

– ¿Y esto qué tiene que ver con mi pregunta? – Cuestionó sinceramente confundido. Jungwoo rió tiernamente.

– La paciencia no es tu principal virtud – destacó –. Yendo al punto, ya que todo tiene su propósito en este mundo, incluso con morir las personas no desaparecen. Así como un árbol deja caer su fruto, este se descompone en el suelo y crece otro árbol en su lugar, los humanos al morir vuelven a ser parte del mundo, tanto física como espiritualmente hablando. El mas allá no es algo que está allí arriba en el cielo con puertas de oro y coros de bebés alados, está aquí, en lo que nos rodea. En cierto modo, podría decirse que las personas que se aman pueden hacerlo por la eternidad ya que se vuelven parte del mundo en conjunto, pero no es un amor de salir a citas o besarse bajo la lluvia, es algo que tu ahora mismo no puedes comprender pero que es real – entonces puso una mano en el pecho del mas alto –. Lucas, recuerda siempre, tu eres un ser humano; un ser extraordinario que combina todos los elementos. Desde lo mas sencillo que es el hecho de que respiras aire, pasando por el agua que compone buena parte de tu cuerpo y los ríos de sangre que corren por tus venas, la tierra que tiene los minerales que te mantienen activo y el fuego que es tu propio calor, todos ellos conectados por tu espíritu.

– Comprendo – asintió, sin embargo, por la expresión de Jungwoo tenía la sensación de que le faltaba decirle algo mas.

– Ha habido casos muy pero muy únicos de humanos que reencarnan – explicó y Lucas lo miró con interrogante –, ya que hablaste de amar por mas de una vida... Conozco una historia, mejor dicho, recuerdo una historia de muchos siglos atrás.

– ¿De qué se trata? – Cuestionó interesado.

– Hubo una vez un humano que se enamoró de un ser elemental – explicó –, la cosa es que los seres elementales, al ser espíritus, naturalmente son inmortales – hizo una pausa suspirando –. Sin embargo, el amor de este humano era tan grande que juró volver a encontrar a su amado en otra vida y esto conmovió tanto a la Vida misma que le ofreció un trato.

– ¿Cuál era el trato?

– No puedo decírtelo – negó lentamente –, pero ya que el humano accedió, la Vida le concedió el favor de la reencarnación. Desde entonces, el humano muere y vuelve a nacer constantemente y Destino lo guía para que en cada vida pueda volver a encontrarse con el ser elemental y volver a amarlo otra vez y para siempre.

– ¿Y eso realmente funciona? – Planteó Lucas – Debe ser triste tener que ver a quien amas morir y renacer cada vez.

– Hasta ahora no se han quejado – se encogió de hombros Jungwoo –, pero si la han pasado mal en algunas vidas... – hizo un par de cuentas con los dedos antes de volver a hablar – En esta aún no se han encontrado.

Lucas reflexionó unos segundos, sin dejar de pensar en el hecho que los seres espirituales pueden sentir amor, mientras Jungwoo retrocedía mentalmente.

Aún faltaban unos años para que el Destino se cumpliera.

Near, Far, Wherever || ChenSung [Próximamente] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora