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Dejó que la vida fluyera lentamente a través de su cuerpo, para después llegar a un clímax y despertar de golpe en el frío suelo del ahora destruido centro comercial.

Sentía como los sonidos retumbaban en sus oídos y cómo sus ojos batallaban para ajustarse a las pocas luces que el centro comercial aún tenía colgando. Con dificultad trató incorporarse y sentarse, pero su cuerpo no daba para nada. Se quedó acostado en el suelo mendigando por un alma que le ayudase a levantarlo.

Cerró sus ojos y se desmayó, para después despertar en la camilla de un hospital. Para él se sintieron que cinco minutos fueron los que transcurrieron, pero realmente fueron tres días.

Esta vez sí pudo abrir los ojos y mover levemente el cuerpo aún así con dificultad, pero nada que Hargrove no pudiera superar. Necesitaba verla, podría descansar después.

"¡Despertó!" Las enfermeras se apanicaron al ver el intento fallido de Billy de saltar por la ventana para ir a ver a Celestine. Lo detuvieron antes de que sus pies tocaran la acera de la calle.

"¿Cuándo seré dado de alta?" Preguntó suspirando. Volvió a la camilla y ahora se había rendido a la idea de irse corriendo por los pasillos, pues el propio director del hospital estaba parado frente suyo gracias al desorden que causó.

"Posiblemente el sábado, sí no sigues dando problemas" sentenció el doctor, tratando de abandonar aquella situación lo antes posible, antes de que una persona saltara a su mente. Estaba en la puerta, pero giró su cuerpo para ver a Billy. Billy miraba expectante al doctor, rezando a cualquier dios existido y por existir que dijera lo que él pensaba.

"Una mujer, llamada Celestine insistió en verlo. Yo le dije que no, pero..."

"¡Traigala aquí! ¡Se lo suplico!"

celestine; billy hargroveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora