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Le había tomado un par de llamadas, pero al final logró comunicarse con Jungkook. Su camino hacia los departamentos estaba siendo bastante agitado, pues desde que salió de la tienda, como si su vida dependiera de ello, no había disminuido su velocidad a menos de un trote.

Esa idea, la sensación de que alguien lo seguía desde la tienda, no podía simplemente ignorarla. Sin embargo, esa paranoia no se trataba de cualquier persona. Giró un momento sobre su hombro asegurándose de que ninguna cabellera dorada o un pelinegro bajito se encontrará a su vista.

«Calma Taehyung, estás demasiado paranoico».

Claro, no lo había sido antes y ahora resulta que su jefe y posible amigo estaba de parte del experimento que ya le había hecho sufrir antes.

Todo estaba bastante jodido.

Sentía que debía de contárselo a Jungkook. La persona en la que sí confiaba. El único en realidad.

Tuvo que detener su paso un momento cuando sintió sus piernas pesadas y sus pulmones arder, la noche había caído en la ciudad y las calles se encontraban muy transitadas en ese momento. Solo por un instante deseó tener un coche, ya que no tenía las agallas para esperar en la parada del autobús en caso de que Jimin llegará por la espalda.

¿Qué le podría hacer su jefe? ¿Sacarle información? ¿Sabría qué los había escuchado? ¿Era una trampa? Cuando todos se habían acercado a los casilleros despidiéndose unos de otros, Jimin había llegado a su lado con su típica sonrisa. Taehyung tuvo que utilizar todos sus dotes en actuación para simular que se encontraba tranquilo y después salió huyendo de ahí antes de tener una verdadera conversación. ¿No había sido bastante obvio ya?

Volvió a caminar, su paso se mantenía veloz y los nervios lo hacían mantener una de sus manos en el bolsillo, apretaba con seguridad el teléfono desechable, listo para llamar en caso de que algo ocurriera. Solo deseaba que no llegara a esas instancias.

Se sintió más relajado cuando se acercó a su edificio, no sabía si Jungkook estaba ahí, pero le había pedido que le llamara si lograba llegar antes. Tuvo que tomar un par de bocanadas de aire por la boca cuando se encontraba subiendo la escalera, sus piernas estaban ya bastante cansadas y por un momento dudo en tener la energía suficiente como para llegar hasta su piso, mas sabía que no tenía tiempo que perder.

El azabache le había dicho que también tenía algo que contarle y muy en el fondo esperaba que sea que ha encontrado la nota, si era así entonces no había necesidad de volver a esa tienda. No tendría que ver a Jimin de nuevo. Y de forma extraña sintió esa molestia en su estómago que le indicaba que le dolía tener que hacerlo.

Todo bastante jodido.

El hecho de que pensó confiar en él, pensó confiar en Yoongi y ahora resulta que ambos se escondían en la bodega para hablar de él. Miró de nuevo sobre su hombro, no había nadie. Terminó de subir las escaleras y fue directo hacia su puerta, ni siquiera se molestó en tocar la del frente cuando abrió la suya y la cerró de portazo poniendo el seguro enseguida.

«Tranquilo, nadie te seguía, tranquilo».

Quería sentir la seguridad de ese lugar, el que había adecuado para sí mismo a lo largo de los días y el que se había convertido en su único refugio. Aun así, dio un vistazo rápido en todos los rincones, seguía bastante desordenado, pero no le impedía hacer un chequeo solo para darse más seguridad a sí mismo, entonces llamó.

Los tonos se escuchaban inestables en ese teléfono desechable, movía su pie con nerviosismo con cada segundo que pasaba sin que la llamada logrará conectarse. Soltó maldiciones en voz baja, sintiéndose inútil cuando el sonido de la contestadora saltó en lugar de la voz de su compañero.

Entrelazados | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora