Prólogo

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     En aquella zona de la ciudad todo estaba calmado como de costumbre, muy poca gente husmeaba por aquellas calles a menos que realmente fuese importante. Los que habitaban allí no solían encontrarse en sus casas o siquiera en la ciudad, la gente que conocía aquello les trataba como simples pasajeros y aquello estaba bien. Las luces de los postes era la única iluminación de las calles, la luna no había brindado su luz para aquella noche y los vehículos casi nunca transitaban en aquel sector.

     Dos ráfagas de aire pasaron velozmente por las calles, agitando un par de hojas caídas del suelo y abriendo senderos entre la neblina. Los lentes eran el secreto para poder ir a aquella velocidad sin problemas, Jacob había aprendido acerca de ello en la academia y desde entonces no solía alejarse de estos.

     El suelo se movía a velocidades increíbles bajo su cuerpo, el viento agitaba su cabello y su cuerpo se sentía extraño como de costumbre cuando hacía aquellos viajes. Impulsarse era una táctica peligrosa, quienes la aplicaban sin poder dominarla sin duda acabarían estrellándose contra algo y posiblemente aquel sería el final de todo. La distancia entre Jacob y la silueta que iba frente a él era cada vez menor, habían pasado la taberna de Duan 3 calles atrás; si aquello seguía así pronto estarían en zona peligrosa y la captura solo se complicaría más.

     La capa ondulaba con la misma intensidad que los mechones del cabello rubio de Jacob, una suave sonrisa se dibujaba en el rostro de este a causa de la excitación del momento, quizá aquello fuese un trabajo pero la realidad es que disfrutaba aquellas acciones, por mucho que se repitieran la adrenalina que sentía era algo que llenaba su ser. El prófugo estiró un brazo y con ayuda de un poste cambió su trayectoria, girando a su derecha para continuar el escape.

     Jacob por su parte tuvo que frenar y regresar a poner los pies en el suelo, observando cómo su presa volvía a poner distancia entre ambos. El rubio soltó un suspiro y empezó a correr tomando impulso, sus pasos resonaron en la calle vacía a medida que aceleraba, en un momento las piernas se flexionaron y Jacob saltó, se elevó un par de centímetros antes de que una explosión invisible se manifestara bajo sus pies y el cuerpo saliera volando por los aires. La ciudad poco a poco se abrió paso bajo el cuerpo de Jacob, podía ver varias calles desde aquella altura y lo mejor de todo, también pudo volver a localizar a su presa.

     Lentamente el cuerpo se inclinó en el aire y otra explosión invisible se provocó junto a los pies de Jacob antes de que este saliera inmediatamente disparado contra su objetivo, sentía la sangre palpitar en su cabeza ante tal velocidad, el suelo se acercaba peligrosamente contra él pero aquella era la idea, seguir aquella persecución era un tontería si la podía detener allí mismo. Su cuerpo se encontró sobre el de su presa pocos segundos luego del impulso, pudo ver como el fugitivo había girado el rostro al sentir una presencia sobre sí, antes de que este pudiese reaccionar fue tomado por la espalda y ambos magos giraron por el aire antes de caer al suelo en un revoltijo de piernas y brazos.

— Sin duda... fue una mala idea. — Masculló Jacob mientras se retorcía en el suelo, unos metros lejos de la presa que había soltado en medio de la caída. — Pero al menos te detuve.

— ¿¡Acaso...estás demente!? — El chico que había sido atrapado se encontraba de rodillas, con las manos aferrándole el pecho. — ¡Pudiste matarme!

— Si te hubieses entregado voluntariamente, no hubiésemos tenido que llegar a esto.

— Pero...

— Es muy tarde para los peros. — Jacob se colocó de pie con algo de trabajo, observando su cuerpo tratando de localizar heridas. — Ahora pon las manos donde pueda verlas y no intentes nada extrañ... — La frase quedó sin completarse, el rebelde había llevado las manos al frente enviando una ráfaga contra el rubio, obligándolo a caer nuevamente.

Departamento de MagiaWhere stories live. Discover now