-¡Resey!- gritó Louis desde el primer piso -Cariño, apúrate. Todavía nos quedan muchas cosas que hacer -siguió impaciente -¡Se está haciendo tarde!
-Lo sé. Lo sé, papá. Ahí voy, estoy bajando -respondió la pelinegra bajando de dos en dos los escalones -Aquí estoy- dijo una vez enfrente de él.
-Bien. Ve a la cocina por las llaves de la casa, por favor. Y si deseas toma una manzana para el camino. Creo que queda una. Yo iré por el auto del garaje.
-Ok, viejo- respondió automáticamente, viendo a su padre marcharse.
-Viejo tu calzón, cariño- gritó el castaño antes que la puerta se cerrara.
Sonrió tristemente e hizo exactamente lo que su padre le dijo. Se encaminó hacia la cocina y velozmente agarró la única manzana que quedaba en la mesa. Luego tomó el llavero de su padre, y sin apuros salió por la puerta trasera, alcanzandolo. Louis la esperaba sentado dentro del auto, bebiendo agua desde la pequeña botella que sujetaba en su mano.
-¿Iremos a recoger a papá?- preguntó ella, dando un enorme bocado a la manzana. Masticó lentamente, subiéndose al auto.
-No, iremos a HiperS...- Louis miró el lujoso reloj que su esposo le obsequió meses antes -Papá llegará dentro de una hora o menos. De todas maneras, le avisé que estaríamos en el supermercado por si no nos encontraba.
-De acuerdo.
Resey se movió nerviosamente en el asiento copiloto, jugando con el cinturón de seguridad mientras mordisqueaba el fruto prohibido.-¿Por qué?- preguntó, volteandose a verla.
-Esta noche necesito hablar con ambos- dijo, mirando su manzana casi a la mitad.
Louis frunció el ceño preocupado
-¿Sobre qué?-Hablamos más tarde, ¿por favor? En este momento, lo único que realmente me preocupa es la reacción que tendrán. Sobre todo la de Papá -suspiró afligida -Me estoy preparando mentalmente a todo el sermón que escucharé a penas abra boca y cuente todo. También estoy buscando las palabras correctas. No quiero que Papá Tom reaccione mal.
-Resey...
La pequeña trató de buscar las palabras correctas. No quería arruinar todo.
-Por favor, papá...- lo miró atentamente a los ojos -Solo te pido que no seas tan duro conmigo. Estoy segura que papá Tom se enojará mucho, pero te suplico que...- Resey se percató que estaba a punto de tener un ataque de ansiedad pues sintió perfectamente como los latidos de su corazón y sus lágrimas sincronizaban al mismo tiempo. Perfectamente, como notas musicales. Un nudo a la garganta le impidió hablar fluidamente -Sólo necesito tu apoyo. Al menos el tuyo -siguió, no obstante -Realmente te necesito.
Louis negó levemente la cabeza, turbado, con ganas de llorar al verla acongojada. No quería que su hija pensara esas cosas. Resey era su pequeña, su única hija, su primogénita. Lo atormentaba verla de tal forma, con la mirada perdida, pensando en que quizas él y Tom no la apoyaban o no la querían lo suficiente como para entenderla. Que no aceptaban sus decisiones. O simplemente que no la aceptaban a ella.
Delicadamente le agarró el rostro como la espléndida y hermosa flor que era. La pelinegra era la flor más preciada para Louis, la más hermosa y delicada. Una que cuidaba y amaba siempre, con tiempo, cariño y dedicación. Una a la que nutría de consejos y regaba de amor.
Le dejó un beso en la frente.
-Cariño, siempre vas a tener mi apoyo- dijo suavemente, tranquilízandola -Quiero que entiendas algo. Pero primero elimina todo esos malos pensamientos sobre tu padre. Sobre ti. Aun no sucede, no te amortigues pensando en ello.
ESTÁS LEYENDO
cavalier
RomanceResey, primogénita de Louis y Thomas Hiddleston, está enamorada de una pequeña niña de ojos verdes y tierna sonrisa. La familia Hiddleston no quiere que su primogénita tenga algún tipo de vínculo con la familia de Chloé, tanto menos con ella. Sobret...