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Hae corría tras la pelota que se había ido algo lejos mientras yo lo veía.

Benditos los que podíamos verlo, bendito yo que podía apreciarlo de cerca, bendito yo que lo conocí.

—Lindo chico eh ¿Es tu hijo?— Un señor llegó a mi lado con un gran perro, uno que si se paraba podía ser más alto que yo

—Oh no, yo no creo ser tan viejo como para tener hijosReíEs... Mi vecinoLos dos veíamos a Hae, el señor con dulzura, yo con deseo.

—Es muy lindo, deberías cuidarlo de los males del mundo, no sabes que loco podría dañarlo— Suspiré

—Protegerlo es lo que hago y no quiero que nada le pase, es el sol de su madre y se ha vuelto el mío ¿Se imagina un mundo sin sol?— El señor negó —Yo tampoco, existen las noches donde la luna brilla, pero sabemos que en la mañana saldrá el sol a iluminarnos, nada sería igual sólo con la luna...—

—Ten hyung, ya no iré yo— Hae llegó a mi lado jadeando y secando el sudor en su frente —¡Oh un perrito!— Fue hacia el perro del señor y comenzó a acariciarlo.

El perro movía su cola de un lado a otro lamiendo la mano y la mejilla de Hae haciéndolo reír.

—¿Te gusta mi perro?— Hae asintió ante la pregunta del señor le gustaste a él. Siempre le ladra a las personas y es un milagro que no lo haya hecho contigo... A él le gusta el tipo de gente como El señor se paró para sacudir sus asentaderas del polvo de la banca

—¿Qué tipo de gente le gusta?— Preguntó algo curiosa

—Le gusta la gente dulce, él puede oler a la gente dulce, la gente joven, linda y cariñosa, como Me vio a los ojos y se fue —Buena tarde— Dijo antes de dar marcha.

"T"     [TaeHyuck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora