Vida nueva

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- ¡Ésta es tu habitación, linda!

Dijo la Señora Marta con notable entusiasmo, a lo cual yo asentí:

¡Oh!

- Nena, sé que debe ser difícil todo esto para ti, así que haré lo posible porque puedas estar un poco mejor; puedes contar conmigo.

Se detuvo por un momento y desvió la mirada, como si buscara las palabras correctas que decirme.

- ¡Me da tanta pena todo lo que has sufrido!, ¡eres tan solo una niña!, pero un día lo superarás y yo voy a estar aquí para verte sonreír y ser feliz.

No supe que decir, así que sólo asentí y me adentré en la habitación; ella me dedico una última sonrisa y se marchó. Miré a mi alrededor y di un suspiro, me sentía aliviada, ya todo había terminado.

Me desvestí para darme un refrescante baño, abrí la regadera y el agua poco a poco comenzó a empapar mi cabello y todo mi cuerpo, ¡ese era el comienzo de una nueva vida! Tuve suerte por primera vez; ésta señora, que fue amiga de mi difunto padre, se conmovió de toda mi situación y decidió llevarme a vivir con ella; el estado no se negó para nada en darle mi custodia hasta que cumpliera los 18 y yo estaba feliz; me había desecho de ese maldito hombre asqueroso y había hecho creer a todos que él mismo se había quitado la vida porque aún extrañaba mucho a su esposa, la cual estaba embarazada y que también murió en el accidente de mis padres y mi abuela... ¡Él tenía que haber muerto ahí también!, pero por desgracia esa noche tuvo mucho trabajo y decidió quedarse en casa mientras los demás iban a aquella reunión; y como yo no tenía ningún otro familiar, ¡él reclamó mi custodia y se la dieron! eso representó mi infierno durante años, pero ya todo había terminado.

Salí de la ducha y me puse pijama.

Cuando me comenzaba a acomodar en la cama para tomar una siesta, alguien tocó la puerta y me dirigí hacia ella.


- linda, ¿te gustaría ir ahora por un celular?

Preguntó ella, aun, entusiasmada.

"¿UN CELULAR? ¡DE VERDAD IBA A TENER UN CELULAR!"

Estuve luchado por contener mi emoción y finalmente hablé:

-¡Pues... eso estaría bien! Supongo que necesito uno... ¡muchas gracias, de verdad; voy a cambiarme y bajo!

Cerré la puerta tras de mí y una amplia sonrisa se dibujó en mi rostro, fui a mi maleta por algo que ponerme y, como era obvio, encontré pura basura; ¡ropa horrible con la que ése tipo me obligaba a salir a la calle porque nadie más que él podía verme! Lo único ajustado y lindo que tenía, eran mis pijamas; que él mismo me compraba y me obligaba a ponerme para él. Negué con la cabeza al recordar la forma en que me miraba.

Habían pasado alrededor de 20 minutos y aún estaba buscando algo que ponerme; después de descartar unas cuantas combinaciones me había frustrado; era la primera vez que iría a un centro comercial en 6 años, ¡no quería ir con cualquiera de mis prendas horrorosas! Nuevamente tocaron a mi puerta y abrí.

- ¿Algún problema linda?

Preguntó la señora Marta, con expresión preocupada.

-Yo... Emm... bueno, es que me da mucha vergüenza...

Bajé la mirada, ella me veía expectante.

-¡No tengo nada decente que ponerme!

Confesé, a lo que ella se mostró totalmente sorprendida.

-¡Dios santo! ¡Pero es que también necesitas un cambio completo de look!...

Sonrió y negó con la cabeza.

-Yo estaba pensando que te gustaba ese estilo tan anticuado de vestir y preferí no decirte nada, pero ya no hay problema; ¡compraremos algunas mudas de ropa, además de tu celular!...

Se detuvo un momento y me regaló otra hermosa sonrisa.

-¡Ah, y también iremos al salón de belleza!... Hay que hacer algo con ese cabello

Me inspeccionó por un momento y finalmente volvió hablar.

-Ven conmigo, tengo algunos vestidos floreados de mis años buenos que creo que te irían bien, ¡son cortos y con falda volada!

Yo asentí y la seguí; ¡esa señora era una santa!, me preguntaba yo dónde había estado ella mientras me quemaba en el infierno.

Llegamos a su habitación y vi que tenía un closet que abarcaba toda la pared, ella se metió en él y después de unos minutos puso un hermoso vestido verde floreado frente a mí y un bello sombrero color marrón.

No lo pude evitar y esta vez sonreí ampliamente al verme al espejo; el vestido dejaba al descubierto mis hombros y sostenía muy bien mis pechos; ¡mis piernas gruesas resaltaban, me veía hermosa!

- ¿Y...?

Preguntó ella.

-Me gusta.

Afirmé sin mostrar demasiado entusiasmo. Ella me observó y de nuevo sonrió:

_-Bien, es hora de irnos, ¡pero ni modo que vayas descalza! ¡Coge aquellos botines marrones y vámonos!

Yo sólo asentí y después de verme al espejo una vez más, sonreí para mis adentros.


Ya una vez dentro del auto, la señora Marta se volvió hacia mí con expresión sería:

- Niña linda... sé que tal vez te sientas un poco asfixiada por todo esto, pero yo solo quiero regalarte un día bonito; quiero evitar que te encierres en el dolor y después no me dejes entrar nunca... Piensas que te has quedado completamente sola y debes extrañar terriblemente a tu tío, pero ¡quiero que sepas que cuentas conmigo!

Estiró su mano para encontrar la mía.

Era la segunda persona en el mundo que se había preocupado realmente por mis sentimientos, y me dieron ganas de llorar...

-Muchas gracias...

Dije casi en un susurro.

-De verdad qué suerte tuve de que usted apareciera en mi vida...

Dejé salir un suspiro y ella sonrió nuevamente.

- Está bien, pequeña; ¡ahora nos tenemos la una a la otra!

Exclamó y se volvió para poner en marcha el motor.


Al llegar al centro comercial ¡me sentí muy feliz! ¡Había un montón de personas bonitas, y un montón de cosas que ver! Primero fuimos por un celular y después por algo de ropa; ¡compramos como unas 15 combinaciones de ouffits super cool, incluidos zapatos!, y finalmente fuimos a la peluquería; pintaron mi cabello de color plata con una falsa raíz, ¡lo cual iba perfecto con mi tono de piel morena! y al culminar todo ahí, la señora Marta me convenció de ir por maquillaje y un perfume para mí.

¡ESTABA TAN FELIZ QUÉ NO LO PODÍA CREER!

Después de todo fuimos a cenar; también era mi primera vez en años que salía a comer y era la primera vez en mi vida que los chicos me miraban de esa forma, como si quisieran hablarme; otros, como si me arrancarán la ropa con la mirada; era algo totalmente nuevo para mí y me gustaba.

Al llegar a casa, ella me ayudó a subir las cosas nuevas a mi cuarto, y por primera vez en años me dormí apenas al sentir la cama; antes, siempre me quedaba pensando y alucinando cosas... pero ya no tenía que pensar tanto, ¡me había llegado la hora de vivir!



Hola queridos, les agradezco un montón que hayan decidido darle una oportunidad a mi historia, si hasta ahora les ha parecido interesante les invito a quedarse conmigo y descubrir todo el oscuro universo de esta chica
Y por supuesto no olviden votar y comentar, me haría muy feliz.

una psicópata sexy (abstenerse de leer si eres sensible) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora