Falsa unión

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Superman estaba de guardia en la atalaya junto a la Mujer Maravilla y Flash cuando la señal de auxilio llegó.

Clark no reaccionó con preocupación al principio, generalmente señales como esas podían ser atendidas por héroes mas cercanos de quien pedía ayuda y Diana era quien estaba frente a la computadora cuando la señal parpadeo en rojo en la pantalla.

Fue cuando ella dijo de quien venía que Clark se acercó a la pantalla observando el lugar en el mapa.

—¿Gotham? —preguntó con incredulidad Flash, haciéndose presente en un borrón.

—Gotham —respondió la Mujer Maravilla, igual de sorprendida.

Clark también se vio sorprendido durante algunos segundos, pensando sobre lo que podría estar ocurriendo en Gotham como para que Batman pidiera ayuda.

Al salir del aturdimiento, Clark estableció la comunicación esperando escuchar la voz del otro alfa.

—¿Batman?

Sólo hubo estática.

—Batman, aquí la mujer maravilla, recibimos la señal, ¿qué sucede?

Una respiración pesada.

—¿Batman? —dijo nuevamente Clark.

Las respiraciones fueron el único sonido durante un largo momento.

—Necesito ayuda —se escuchó la voz del alfa.

El silencio volvió a la línea de comunicación.

—Iré —soltó Barry, emocionado por la novedad.

La voz de Bruce volvió a sonar, cargada de rudeza.

—Solo necesito a Superman.

Un mal presentimiento se presentó en Clark.

—Te acompañaré —declaró Diana.

—Sólo Kal-El —gruñó Bruce.

Ambos alfas se mostraron sorprendidos, Clark sabía que debía estar ocurriendo algo grave como para que Batman necesitara especificamente de él.

—Llegaré ahí enseguida —dijo Clark.

La comunicación se cortó después de eso.

—Clark... —comenzó la amazona.

—Esta bien —la interrumpió Clark, acercándose—, me haré cargo.

Compartieron un suave beso más por costumbre que por intención, sin ninguna verdadera emoción detrás de parte de ninguno de los dos. Se miraron a los ojos, reconociendo eso, pero ambos negándose a dar ese paso hacía el final.

Flash se aclaró la garganta.

—No querrás hacer esperar a Batman —intentó bromear el alfa.

Clark sabía que eso era verdad, Bruce y el podían haber empezado a ser amigos, pero Bruce nunca le había pedido ayuda directamente, no quería imaginar lo que eso le debía estar haciendo a su orgullo, aunque saber que había un poco más de confianza de parte del alfa era satisfactorio.

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Clark encontró la cueva vacía, por lo que subió hacía la mansión encontrando un silencio casi fantasmal, también descubrió que había algo mas pesado en el aire, prestó atención, un único latido frenético hacía eco en toda la casa.

Ningún chico o Alfred alrededor, curioso, Clark subió hasta la habitación de donde el latido familiar provenía.

El atisbo de un olor desconocido lo guió con mayor prisa hacía la puerta, Clark abrió y el súbito olor de un omega en celo lo golpeó, quedó aturdido, respirando el atrayente aroma.