𝑁𝑜 𝑚𝑒 𝑑𝑒𝑗𝑒𝑠, 𝑝𝑜𝑟 𝑓𝑎𝑣𝑜𝑟 ❝🇺🇸×🇨🇴❞ [Pausada]

1

Omnisciente

Los suaves pero tedioso rayos del sol rozaban los párpados cerrados de un colombiano, quien se encontraba durmiendo apaciblemente. Fastidiado abrió sus ojos decorados por unas pequeñas pero notables ojeras.

Volver a despertar en ese mundo tan cruel le era una verdadera tortura.

Suspiro cansado, se levantó y fue hasta la cocina para prepararse algo de café. Al tener todo listo, se dispuso a ver cual era la programación actual. Noticias y más noticias, sabía que nada bueno traían, sabía que esos reportajes siempre lo deprimían, pero aún así, quiso ver lo que su sufría su gente.

En medio de su tranquilidad el sonido de su teléfono sonando lo hizo levantarse de su sofá. ONU, el castaño miró con tediosidad el aparato. "— Una reunión —" pensó. Sin muchas opciones contesto la llamada

— Buenos días ONU, una reunión ¿no? — Habló el colombiano con obviedad.

— Así es Colombia. Mañana a las 7:00 am en Estados Unidos, espero tu asistencia con "puntualidad". — Contestó con su típico tono elegante haciendo énfasis en la palabra puntualidad.

— Bien, iré. Gracias por decírmelo, adiós. — Dijo con tranquilidad en su hablar.

— Adiós. — Y acto seguido el contrario colgó.

El cafetero miró la pantalla de su teléfono por unos momentos, una fotografía de él estadounidense y él juntos era su fondo de pantalla; sonrió y lo dejó sobre una pequeña mesa.

...

— Señor, llegamos. — Dijo un joven azabache tomando del hombro a su jefe.

— Sí. — Con una sonrisa amable se levantó del asiento del avión. Salió rápidamente del vehículo en dirección a la sede de la organización de las naciones unidas, pero para su sorpresa, el hambre le ganó. Se detuvieron un rato y compró ron un café.

— Señor, recuerde que no puede llegar a la reunión con comida.

— Lo sé, lo sé. Tirare esto antes de entrar. — Hablo calmado el mayor. Tomó un sorbo del líquido y detuvo un taxi que pasaba por ahí.

— ¿Seguro no quiere que lo acompañe? — Preguntó el muchacho recostado en la puerta del auto.

— Nah, no es necesario, yo puedo solo. — El menor miro curioso al amante de esmeraldas, rio y cerro la puerta. Ambos se despidieron y el carro amarillo se iba.

Al llegar, el castaño entró al edificio aún con su café en mano, miró su reloj y procedió a arrojar el vaso a la basura. Busco con lentitud la sala en donde se haría la reunión, soltando suspiros pesado y lamentándose de no haberse quedado en su casa.

Cuando al fin llegó abrió titubeó si abrir la puerta o no, pero bueno ya había llegado y al ser una puerta hecha de cristal algunos de sus compañeros ya habían notado su presencia; fastidiado entró ignorando las miradas cortantes de uno que otro country.

Tomó asiento al final de la habitación y se recostó en la mesa; cerró sus ojos y dispuesto a dormir un rato, sintió como alguien le tocaba la espalda, acariciándolo.

La piel del moreno se erizó por completo y sus mejillas se tornaron rosadas. El enojo no se hizo esperar y molesto, giro tan rápido atrapando la mano de quien se atrevía a palpar su dorso.

— Wow Coco, tranquilo. Soy yo Usa. Solo vine a saludarte. — Hablo nervioso el estadounidense.

El colombiano quedó desconcertado durante unos segundos, todo su rostro se había vuelto rojo por la vergüenza, apenado río desviando su mirada de la del rubio.

— ¡U-Usa! ¿Como estas? — Dijo intentando disimular su pena. El mayor se sentó a su lado, feliz.

— ¿Yo? Bien... — Hizo una pequeña pausa para pensando las palabra correctas que usaría. — Oye Coco, te gustaría amm... No se, ¿ir a mi casa cuando termine la reunión? Solo si tu quieres, claro. — Las mejillas del americano estaban totalmente rojas, por su voz se notaba cierto temor y nerviosismo de ser rechazado, y para nuestro colombiano le era una escena increíblemente tierna.

— Si, me gustaría ir.

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Wenaaaas. Sí, cambiaré muchas cosas de este libro, por eso es importante volver a leerlo, se que eso da mamera pero así se entiende la historia.

Ah- y otra cosa...

¡¡USA BOTTOM, USA BOTTOM!!