- Me pueden explicar ¿por qué carajos estaban peleándose como si fueran.. A-animales salvajes?! - Ninguno de los dos dijo palabra alguna. - ¡¿Por qué?! ¡Diganme! - A pesar de la insistencia del azabache no había respuestas. Esto lo molestó. - ¡Mirenme mierda! ¡Soy la maldita ONU! ¡Se supone que no deben discutir de esa forma aquí!
El ambiente se había hecho cada vez más pesado. Colombia titubeó si en decirle la verdad al de traje pero antes de que dijera una sola palabra, el ruso habló.
- Yo empecé... Lo molesté más de lo que debía - Dijo el albino neutro.
- ¿Ya vienen? - Pregunto un chico de voz fina en la otra línea.
- Honey, tuvimos un altercado, iremos enseguida. - Respondió el estadounidense nervioso. - ¿Qué hiciste? - Preguntó irónico el muchacho que estaba detrás de la línea
La cara del americano expresó indignación, cada facción de su rostro lo hacía resaltar aún más. Incluso, su hermano menor y el mexicano se rieron de su cara.
- ¡¿Cómo te atreves a asumir que fui yo?!- Preguntó irritado. - Colombia es muy lascivo, jamás haría algo para retrasarte... Como sea regresen rápido, no tengo todo el día. Adius~. - Acto seguido colgó, dejando a un muy furioso y frustrado estadounidense.
- Ese chico, Panamá. Sí que sabe sacarte de quicio ¿eh?
- Shut the fuck up, México Salió de la habitación hasta la puerta para ver al colombiano, salir del despacho.
De vuelta en la oficina de la organización, ya se habían arreglado sus asuntos. Todos estaban de acuerdo con una bonificación de cien mil dolores arreglaría sus problemas.Y ahora el colombiano y el ruso se encontraban en la cafetería, solos; hablando del inconveniente.
- Quien diría que el dinero soluciona todo. - Río el mayor. - Sí... Rusia, ¡¿por qué carajos me golpeaste al final?! -
El contrario rió disimuladamente recordando la escena. - Lo siento, soy un poco impulsivo. - El menor se puso de pie y fue hasta el espresso, tomó el latte que había pedido después de su pequeña charla con la ONU.
- "Soy un poco impulsivo" ¡Eres igual qué URSS! Son tan... Impetuosos. - Dijo. Entonces un silencio incómodo invadió el lugar.
- Sí, bueno, ¿quieres uno? - Le extiende un triple espresso, su favorito. El colombiano se sorprendió un poco, pues no había notado que el menor hubiese pedido dos órdenes diferentes en tan poco tiempo. - Gracias. - Agradeció amablemente con una sonrisa ladina, ignora esto último como algo importante.
Unos minutos después de hablar trivialidades ambos decidieron volver con los demás, para no preocuparlos más de lo que debían de estar.
Caminando lentamente mientras tomaban sus bebidas vieron a lo lejos un estadounidense y una bielorrusa preocupados caminando en círculos. A pesar de no querer recibir un sermón, tuvieron que acercarse para no recibir un castigo mayor que el de la ONU.
- Hola... - Dijeron al unísono ambos países. Todas las mirados se sentaron en ellos dos, unas enojadas y otras incrédulas.
- ¡Pero que carajos! ¡¿Fueron a la cafetería en vez de volver?! - Espetó el estadounidense quitándose sus lentes para poder apreciar bien la escena. - ¡Cómo sea, Colombia tenemos que irnos! -
El castaño miró exhausto al rubio quien permanecía con una expresión molesta. - ¿Ya? - Preguntó - ¡Yes! -Gruño el americano.
A arrastras y discusiones ambos dejaron el lugar sin despedirse o dar una explicación de lo que pasó. Esto molestó mucho al mexicano quien por las propias palabras del mayor lo que había sucedido.
- Rusia, buen trabajo con eso. - Añadió orgulloso el mexicano de lo que había hecho el contrario. Por unos segundos todos quedaron sorprendidos a excepción del euroasiático quien acató las órdenes del azabache.
- Me debes una cita. Eso me costó dinero del bolsillo.
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𝑁𝑜 𝑚𝑒 𝑑𝑒𝑗𝑒𝑠, 𝑝𝑜𝑟 𝑓𝑎𝑣𝑜𝑟 ❝🇺🇸×🇨🇴❞ [Pausada]
AléatoireEra ya una costumbre para él ser ignarado y juzgado por todos, ser el centro de las burlas y las risas. Quién diría que aquel chico rubio de lentes negros cambiaría su vida por completo.