t r e s

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Sehun conducía el auto a una velocidad preocupante, su mirada era fría y no me había dirijo la palabra desde que me subí. Miro el paisaje urbano por la ventana del auto, luces por doquier, anuncios, miles de locales y personas en ellos.

Suspiro y devuelvo mi mirada a mi hermano mayor que tiene el ceño fruncido, ¿Por qué se enojo?

— Sehun... — tibuteo.

No me responde nada, nisiquiera se digna el dirigirme una mirada. Está enojado, muy enojado.

— Oye idio...

— ¿Podrías callarte? — vocifero mientras frena de golpe.

— ¿Podrías decirme que mierda te pasa? — pregunte.

Cerró los ojos por unos segundos mientras se tomaba el puente de la nariz.

— Hablamos en casa. — sentenció y siguió conduciendo.

No discuto más. Me cruzo de brazos en mi asiento y ahora yo también tengo el ceño fruncido, Sehun ha logrado contagiarme de su mal humor por culpa de su actitud tan arrogante. Al menos espero que tenga un buen argumento que justifique su compartimiento de idiota.

En cuanto llegamos a casa me descargo de mi cinturón de seguridad, al bajar del auto doy un portazo y comienzo a caminar hacia el interior de la casa.

— Oh Minah. — dice el pelinegro a mis espaldas. — Te quiero sentada en la sala. Tenemos que hablar.

Refunfuñe por debajo y camine directamente hacia el lugar mencionado. Sehun no tardó mucho en llegar, se sentó en el sillón individual frente a mi con una expresión de rabia total.

— ¿Y bien? — exahale fingiendo una sonrisa y cruzandome de piernas.

— No te quiero cerca de esos tipos. — ordenó. — ¿Estás loca Minah?, no entiendo que tanto tenías que hacer ahí.

— Era una maldita fiesta, — manifeste con indignación. — no entiendo tu maldito enojo Sehun. ¿Acaso no puedo ir a una fiesta?

El suspiró y me miró como si pensara en algo, jugueteaba con sus dedos como señal de su estrés.

— Puedes ir a las fiestas que te de la gana. — alegó. Con los ojos fijos en mi y tras unos segundos de silencio volvió a decir algo. — Pero no de esos tipos.

— ¿Qué tipos?

— Taeyong, Seo, Yuhkei...— suspiro y tomó un poco de aire antes de continuar. — todos esos bastardos Minah, no son buenos tipos.

— ¿Yuta? — pregunto de manera inconsistente.

— Si. También debes evitarlo.

— ¿Razones? ¿Motivos? ¿Algo en especial por lo que no debo acercarme a ellos? — intento indagar el porque no debería estar cerca de ellos, podría decirse que son agradables.

— No son buenos tipos, ya te lo dije Minah. — entorna los ojos, sabe que esa respuesta no me basta y vuelve a suspira una vez más. — Deja de verme así... Ninguno de ellos tienen buenas intenciones, menos con alguien como tú mi pequeña idiota. Son jugadores.

— Como tú. — recrimine levantándome del sillón. — Pero está bien, — suspiro dedicándole una mirada reprochante. — voy a intentar evitarlos. No prometo nada.

— No quiero que te hagan daño — declaró mientras caminaba detrás de mi. — sólo es eso.

Sus ojos me miraban con esa sinceridad y preocupación como la de hace algún tiempo atrás. Le dedique una sonrisa, la más sincera que pude pues aún estaba un poco enojada con él.

[ Ooh la la ] | Yuta |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora