IRRESISTIBLE ₊˚ ✰ 𝐉𝐀𝐄𝐘𝐎𝐍𝐆' ♡

Third contact ︴Lips

Los labios de Yoonoh saben a cereza.

Y a miel, a fresa, a licor, a uva, a amor.

Me gusta besar a Yoonoh
cada que puedo y lo hago,
me gusta tocar su labios
con los míos, segundos,
minutos, horas, días y
años podrían pasar
pero yo seguiría
amando sus
labios.

No puedo decir exactamente a qué
saben sus labios, hay días soleados
en los que saben a miel, días con nu–
bes mientras saben a licor, días con
lluvia y sabor a chocolate, o días con
clima raro el cual es lluvia, sol, lluvia
y otra vez sol, entonces sus labios no
tienen un sabor determinado, fresa,
uva, sandía, cereza incluso pueden
saber a kiwi, o mango o durazno.

Sus labios también saben a tristeza,
a problemas, a frustración, a dolor,
hay días en los cuales besarlo es
amargo, ácido, besarlo a veces
es sofocante y no de buena
forma, es malo, besarlo es
consecuente a lágrimas,
besarlo a veces tiene
sabor a sal, sabor
a depresión.

Pero no importa mucho eso,
o eso es lo que yo pienso.

Besar a Yoonoh siempre será
uno de mis mejores placeres
el sentir la textura suave y
también caliente de sus
labios con los míos, el
aroma, el sabor, la
saliva, el amor en
cada beso.
Sentir el amor
en cada caricia, porque
independientemente del
sexo y hacer el amor, yo
podría pasar todo mi tiempo
besando a Yoonoh, lo juro,
porque nada me hace tan feliz
como me hace el besarlo.

Y amarlo.

Yo juro que amo a Yoonoh, y no es de hoy,
llevo años, meses, semanas, días, horas,
minutos, segundos y podría jurar que
hasta más de una vida amándolo
Yoonoh, porque si de algo estoy
agradecido de no haber muerto
a los dieciséis, es de haberlo
encontrado o de que él me
encontrase a mi, creo yo
que el destino a veces
se encarga de quitar
y poner personas en
la vida, para así
mejorar nuestros
futuros.

No sé qué me depara a mi el futuro, y tampoco
quiero saberlo, no es de vital importancia eso
ahora. Sólo quiero encargarme de vivir mi
presente junto a Yoonoh, de poder hacerlo
sentir feliz, hacerlo reír y llorar de amor,
de poderle demostrar con cada fibra,
cada pequeña parte de mi y con cada
día que pasa, que lo amo sin control,
que lo he amado más de lo que alguna
vez creí, lo amo con locura y sanidad,
lo amo hoy y lo amé ayer, lo amo mañana
y toda la semana, lo amo desde los dieciséis
(y medio), lo amé a los dieciocho, a los veinte, a los veintiuno, los veintidós, veintitrés, veinticuatro y ahora a los veinticinco. Lo amo porque me nace hacerlo, porque estoy convencido de que hago bien amándolo, lo amo por quién es y porque quien me inspira a ser, amo a Yoonoh porque sólo esos dos hoyuelos asomándose en una tierna sonrisa son capaces de hacerme llorar de tanto amor, es increíble que vea a Yoonoh y sienta el corazón explotar en mi pecho, sienta como en mi estómago hay una revolución y mi cerebro sólo pueda confirmar lo obvio.

Que estoy tremendamente
y lunáticamente enamorado
de Jung Yoonoh y que es
digno de admirarse, como
si él fuera el maldito arte.

Y lo es.

Jung Yoonoh es arte.