Capitulo IV: Final.-

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Kyungsoo sintió un agudo sonido.

Que siguió y siguió hasta que pudo abrir los ojos.

La luz radiante no lo dejaba enfocar nada.

Su cuerpo sudaba.

Sus ojos dolían.

Su garganta estaba seca.

La luz cada vez se volvía más tenue.

Se vio a sí mismo en su habitación.

Las ventanas mostraban un atardecer anaranjado.

Kyungsoo lentamente se paro.

Quiso abrir la puerta pero esta se abrió ante él revelando a un alto muchacho de sonrisa grande y cabello alborotado.

-Oh, Kyungsoo durmiente, al fin despertó- dijo el muchacho mientras reía de su propia broma.

Kyungsoo lo miro.

Sus mejillas rojas y respiración entrecortada acompañada de una sonrisa.

-Pa…Park Chanyeol- dijo Kyungsoo mientras tocaba la cara del joven, sintiéndola tibia bajo su tacto.

-Do…Do Kyungsoo- dijo Chanyeol en tono dramático mientras reía y restregaba su mano en la cara del menor.

Kyungsoo pudo ver como detrás de Chanyeol una pequeña figura tomaba agua, igualmente de mejillas rojas y respiración entrecortada

-¡YA, DO KYUNGSOO!-grito el muchacho acercándose a Kyungsoo y tirándolo a la puerta principal.

Byun Baekhyun.

-Has dormido toda la tarde y nosotros solos hemos tenido que ayudar a la mudanza-

-¿Mudanza?-

-Del  nuevo vecino ¿recuerdas?- Baekhyun lo miro extrañando.

Chanyeol se acerco a ellos.

-Kyungsoo esta extraño- Dijo Chanyeol mientras colocaba la mano sobre la cabeza de Kyungsoo.

-¿Estuviste leyendo hasta dormirte de nuevo?- pregunto Baekhyun con sus manos sobre sus caderas en tono de fingido enojo.

Kyungsoo lo recordó.

Hace un momento estaba leyendo.

Se durmió.

Todo fue un sueño.

Solo un sueño.

-Todo fue un sueño, entonces Jongin… ¿no existe?- dijo Kyungsoo mirando sus manos.

-¿Jongin?- dijo Chanyeol.

-¿Cómo sabes el nombre del nuevo vecino Kyungsoo?- Baekhyun lo miro expectante.

Frente a ellos apareció un joven más alto que Kyungsoo, de piel acariciada por el sol, de ojos pequeños e intensos, cabello azabache que caía desordenado sobre su frente, de nariz firme y labios gruesos, que vestía chaqueta de motociclista, una camiseta blanca y pantalones negros.

-¿Jongin?- susurro Kyungsoo.

El joven asintió con una sonrisa –Un placer conocerte por fin Kyungsoo…me han hablado mucho de ti-

Kyungsoo sintió su respiración acelerarse al igual que su corazón.

-El placer es todo mío- dijo mientras tomaba la mano Jongin y una lágrima caía acompañada de una sonrisa.

Hay alguien especial para cada uno de nosotros. 
A menudo, nos están destinados dos, tres y hasta cuatro seres. 
Pertenecen a distintas generaciones y viajan a través de los mares, del tiempo y de las inmensidades celestiales para encontrarse de nuevo con nosotros.

Proceden del otro lado, del cielo.

Su aspecto es diferente, pero nuestro corazón los reconoce, porque los ha amado en los desiertos de Egipto iluminados por la luna. 
Y en las antiguas llanuras de Mongolia.


Estamos unidos a ellos por los vínculos de la eternidad y nunca nos abandonarán.
Es posible que nuestra mente diga: «Yo no te conozco.» Pero el corazón sí le conoce.

Él o ella nos toman de la mano por primera vez y el recuerdo de ese contacto trasciende el tiempo y sacude cada uno de los átomos de nuestro ser.

Nos miran a los ojos y vemos a una alma gemela a través de los siglos. 
El corazón nos da un vuelco. 
Se nos pone la piel de gallina. 
En ese momento todo lo demás pierde importancia.

Brian Weiss “Almas gemelas”

Esprit BriséDonde viven las historias. Descúbrelo ahora