Unas pocas palabras

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Bright sonríe cuando el padre de Kongpob le pasa el micrófono. Esperó más de nueve años por esta oportunidad.

El sistema de sonido del lugar produce dos ruidosos golpes secos cuando Bright da golpecitos al micrófono para probar si funciona, aunque de forma innecesaria.

—¡Hola! —El saludo no es algo característico de él.

Todos se voltean hacia Bright, en espera de que empiece su discurso. Le pidieron empezar la sección de "unas pocas palabras" para los recién casados.

—La mayoría ya me conoce, pero quienes no, ustedes se lo pierden.

Las risas resuenan en todo el salón comedor. Todos están de buen humor y las luces y la decoración combinan con la atmósfera de júbilo.

—Arthit —alza su vaso hacia él. —Felicidades. ¿Quién hubiera pensado que serías el primero de nuestro grupo en casarte?

Arthit hace una mueca, tanto curioso como nervioso por lo que trama Bright.

—Ya verán —dice este último a la audiencia. —Fui yo quien ayudó a Arthit a anunciar su amor por Kongpob.

A su lado, Prem se cubre el rostro con una mano. Ya oyó esta historia muchas veces...

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—Bright, ¿no puedes conducir más rápido?

—¡Ai'Arthit, ya estamos casi sobre el límite de velocidad!

Arthit recargó su cuerpo contra el respaldo de su asiento. Estaban haciendo todo el camino desde Chiang Mai hacia la fiesta de agradecimiento en su facultad.

—No te preocupes, Arthit. Llegaremos allí a tiempo —le tranquilizó Knot.

Fue hace sólo un rato que Arthit habló con Knot. Bright no sabía de lo que hablaron, pero Arthit los apresuró a todos para regresar a Bangkok después de su charla. Adivinó que era sobre la relación de Arthit con Kongpob que ambos seguían ocultando, pero de la cual todos sospechaban.

Los dos no eran muy buenos escondiendo su relación. Esas miradas fugaces, las mejillas sonrojadas de Arthit siempre que Kongpob estaba alrededor, los besos detrás del gimnasio que vieron "por accidente", era casi como si los dos se estuvieran delatando a sí mismos. Así que llegó un punto en el que casi todos sus amigos sabían que estaban saliendo, aunque los dos no tenían ni remota idea de que ellos lo sabían.

Bright miró por el espejo a Knot en el asiento trasero y este lo miró con complicidad. Entendiendo lo que quiso decir, Bright decidió acelerar para complacer a su príncipe, quien probablemente no podía esperar para estar con su propio príncipe.

Dicho príncipe sintió alivio cuando llegaron a la ciudad. Revisó su reloj, aún tenían tiempo. Bright estaba por doblar la esquina hacia la calle de su universidad cuando Arthit lo detuvo.

—¡Espera, Bright!

Bright detuvo el auto a la mitad de la calle.

—¿Puedes ir directo a mi dormitorio? Sólo necesito ir rápido por algo —dijo Arthit con urgencia en su voz.

De nuevo, Bright miró a Knot por el espejo retrovisor ya que era su auto. Éste último asintió, así que siguió conduciendo derecho.

—Gracias, Bright —dijo Arthit.

—Sólo asegúrate de que llegue a tiempo para recoger mis chocolates —dijo Bright con una sonrisa.

Mientras se estacionaban frente al edificio de Arthit, Arthit apresuradamente desabrochó su cinturón de seguridad.