Cuidado con el Enemigo

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24 de marzo de 1820 4:00 p.m.

Eleanor ha pasado el día en su habitación descansando de la investigación que hizo en la madrugada. Se llevó un libro consigo en la mañana para dar la impresión de que se quedaría a leer, lo que le daría una buena excusa si alguien la encontraba dormida. Unos golpes en la puerta la despiertan del sueño en el que estaba sumida. Abre la puerta encontrándose con una Corazón muy feliz y sonriendo.

—Señorita, el señor la manda a llamar. Los señores están aquí.

—Claro. En un momento bajo. Gracias Corazón. —Dice cerrando la puerta para arreglarse.

Entonces respira profundo. Ha escuchado historias de los patriarcas, y admira mucho a la mujer de la cual le heredó su nombre, por lo que conocerle en persona le llena de nervios y entusiasmo. Conociendo lo importante que era el arreglo femenino para su antepasado, Eleanor se arregla según la tradición de la época. Una vez se halla lista, respira profundo y atraviesa la puerta para salir. Sus pasos son inseguros y rígidos, pero no se detiene hasta que que llega al salón donde está reunida la familia. Una señorita avisa que ya se encuentra en el lugar y la invitan a pasar, apenas atraviesa esa puerta, y toda actividad se detiene.

—Madre, padre. Ella es la señorita Ellie de quien les estuve hablando. —Presenta Evan con educación y cordialidad.

—Es un gusto conocerlos. Soy Ellie.

El patriarca Grenchester se sorprende al verla. Su mirada delata la extrañeza de ver a alguien idéntica a su esposa en sus años de juventud. Por otro lado, madam Eleanor se quedó petrificada al verse a sí misma en sus años de juventud. Ellie sabe perfectamente porque se han quedado así. Su abuela siempre le recalcaba que su belleza fue heredada gracias a la mujer que está frente a ella y por eso le dieron ese nombre.

—Es un gusto conocerla señorita. -Dice Abraham saliendo de su estupefacción —. Tengo entendido que no recuerda nada, además de su nombre.

—Así es, todavía trato de recordar; pero ni yendo al pueblo he podido hacerlo. —Dice Ellie con fingida tristeza, pues de todos los presentes ella sabe más de lo que aparenta.

—Pobre muchacha. —Dice madam Eleanor compadeciéndose de ella, no sabe porque, pero le despertó su instinto materno al verla tan parecida a su persona; solo que Ellie no desprende esa aura de majestuosidad.

—Es de verdad una pena que, tan bella señorita, no tenga memorias de su pasado. —Dice una voz masculina totalmente desconocida para ella.

Al mover su mirada al dueño de la voz, su corazón saltó de alegría y tristeza. El hombre joven frente a ella es la viva imagen de su novio en el futuro. Puede ver su cabello tan castaño que parece rubio y ojos verdes que parecieran dos hermosas piedras de jade. Sin darse cuenta, una lágrima rueda por su mejilla. Algo desubicada lleva una mano a su mejilla, percatándose de lo que le pasa. Por un momento se dejó llevar.

—Señorita, ¿se siente bien? —Pregunta Domimick preocupado.

—No sé. Sólo me siento triste. —Dice actuando lo mejor que puede —. Será mejor que me retire. Con permiso. —Hace una respetuosa reverencia y se va de nuevo hacia su habitación.

Para Gloria y Patrick eso fue extraño. Inconforme con lo sucedido, ambos conectan sus miradas y Gloria se levanta para ir tras ella preocupada.

—Debe estar muy afectada. Es Buenos que cuente con personas que puedan ayudarla. —Comenta el hombre joven con una sonrisa amigable.

Pero eso solo causó que una mala espina se entierre en Domimick, no confía del todo en el hombre aunque halla venido con los abuelos paternos de su amigo. Sólo sabe que su presencia no trae nada bueno.

Dos Seres En Uno (fanfic)Where stories live. Discover now