Dentro de mi cabeza

Faltó amor.

Jure que estaría enamorada de ti por el resto de mis días, y aún lo sostengo. Jamás amaré a nadie de la misma manera en que lo hice contigo.
Estuve ahí mucho tiempo, esperando a obtener lo que yo quería. Solo quería tú amor.
Ansiaba más que nada obtener eso por parte tuya, más que nada.
Permanecí desde la primera vez que fallaste, y posterior yo fallé. No planeaba darme por vencida contigo. No quería dejarte ir, pero creo ahora me doy cuenta de todo.
Te amé y aún te sigo amando más que nada. Estuve ahí soportando, pidiendo perdón con lágrimas en los ojos, un millón de veces llamadas entre sollozos por mi parte pidiendo perdón por mis equivocaciones. Tú nunca pediste perdón. Jamás aceptaste que me habías dañado. En cambio yo sí.
Yo no me quise alejar de ti, sino tú me obligaste a irme. Me alejaste de tu lado de la manera más dura posible.
Me alejaste cuando más te necesitaba, solo pensaste en tí. Jamás en mi de nuevo.
Por mí parte y por lo que yo puedo contar trate de darte todo lo que estuvo a mi alcance, ya que mi amor lo tenías sin condiciones. Sin límites.
Quería que demostraras lo mismo por mí, de que me amarás demasiado a que lucharamos juntos, no yo sola.
Y antes de irme eso hice, más bien era yo la que luchaba porque todo saliera mejor. Por qué en la relación no se apagará la llama. No te importo. No te importo lo que yo sentía. Ni un poco.
Siempre me había hecho falta tú amor, era como si me dieras todo a medias o forzado. No te sentía completo a mí. Sí supieras las noches en que pedí a cualquier ser celestial para que estuviéramos juntos...
No me culpes que ahora que tú mismo me alejaste encontré ese amor en otra parte. Sin querer le encontré cuando habías dejado mi corazón hecho trizas por tí. Cuando estaba en la oscuridad que me habías mandado él llegó como una salvación.
Él en tan poco tiempo logró lo que a tí te faltó.
Tú fuiste un cobarde respecto a todo, jamás aceptaste tus errores y querías echarme toda la culpa para parecer la mala de la historia.
Al final tú fuiste el que acabo dañando  mi corazón él que me dejó desecha sin más. Qué me quito cualquier gana de vivir.

Llegué al punto de necesitarte para todo, y eso te afectaba. Tú existencia era vital para mí, eso lo sabías y por eso habías decidido irte. Tus planes eran destrozarme.
Quisiera odiarte, poder hacerlo, porque más que nadie sabías lo que yo sentía por ti, sabías que eras lo más importante y valioso en mi vida... Te acabaste yendo cuando juraste nunca irte. Quisiera desearte el mal. Porque si es en mis manos podría arruinarte la vida como tú lo hiciste conmigo. Podría hacer un millón de cosas pero aún no lo hago.
Sería algo justo de mi parte, tú acabaste destrozandome, alguien tuvo que venir a salvarme sino estuviera pérdida ¿Porque no regresar la moneda?¿Podría no debería de hacerlo? Tengo tantas ganas de hacerlo. Tengo ahora mismo ganas de que grites por darte cuenta que siempre el que habías hecho daño eras tú, no yo. Qué grites por piedad como yo lo hacía cuando te fuiste y regresaras. Que pidas que se acabe todo como yo lo hacía cada noche de insomnio. Que sientas como todo lo que creías se vuelve mierda no?
Yo ya encontré una felicidad, después de todo el martirio que me hiciste pasar encontré mi paz, después de tanta calma en tu vida quizás necesites un poco de dolor, que sufras como hiciste sufrir a mi corazón joven.