Capítulo 1

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Ezra.

Me fumo el último cigarro sentado en el sofá del local mientras observo como Adam se pasea de un lado al otro, como si esperara algo. Decido apartar la vista cuando George da el primer golpe a la batería haciendo que toda mi atención se centre en él mientras toca parte de una de las canciones que cantábamos antiguamente, cuando empezamos en casa de mi abuela. Deja la canción a medias y vuelvo a mirar a mi amigo Adam de nuevo, que parece no inmutarse. Suelto el humo antes de dirigirme a él.

—¿Puedes parar? Me estás mareando.

Se detiene y se deja caer en uno de los cojines negros que tenemos por el suelo, sentándose en este.

—No me puedo creer que nunca estés nervioso, tío.

Decido ignorarle y volver a mirar a George que nos mira sentado desde la batería y me hace un gesto a escondidas de nuestro compañero.

El local que compramos es mugriento a más no poder, a quien queremos engañar. Hemos cubierto todas las paredes con papel de revistas para que no se vean las asquerosas manchas de su antiguo dueño, y hemos intentado poner unas alfombras cubriendo las otras manchas más notables del suelo, pero aún así no tendríamos dinero para comprar unas que ocultaran todas las que no están a la vista. No tenemos ni un puto duro más para invertir en este lugar pero aún así es mi lugar favorito y no lo cambiaría por nada en el mundo —mejor esto que estar en casa con mi madre—. No, no vivo aquí pero como sí lo hiciera. Cada uno de los miembros de la banda tenemos una pequeña habitación al bajar a una especie de sótano; la usamos para intentar pillar inspiración a la hora de escribir o simplemente... Por si queremos traernos a alguien. Vale, la idea principal era la segunda, pero quedaba mejor lo de la inspiración, ¿verdad?

—¡Tíos! Henry nos necesita en dos horas.

Ross, el cuarto y último componente de la banda, entra en el local y se va directo hacia su funda del instrumentos, donde empieza a meternos prisa mientras guarda su bajo y lo asegura perfectamente. George y yo nos volvemos a mirar, pero no nos movemos de nuestros lugares, sin embargo Adam vuelve a dar grandes zancadas por nuestro alrededor sin ningún quehacer.

—¿Encima tiene prisa? Vamos, no me jodas...

Estallo en una risa de impotencia. Impotencia porque si tuviese dinero no iría al puto local de copas de Henry Marshall.

—Vamos a ver, ¿qué coño te pasa hoy? Necesitamos dinero.

Ross se gira hacia mí, desafiante. La verdad es que su pregunta me sorprende, porque hoy es una noche en la que estoy bastante tranquilo y no sé a qué viene que me hable así.

Decido apagar el cigarro tranquilamente y me levanto de otro de los cojines del suelo que estaban pegados a la pared para poder apoyar la espaldas. Me dispongo a contestarle pero mi otro amigo, George, se me adelanta:

—Eh tío, Ezra tiene razón. Marshall nos ha metido en muchos líos y encima tenemos que ir a su bar o lo que quiera que sea eso, a tocar con la banda. Con él siempre acabamos mal y perdiendo dinero.

Decido pasar de ambos en su estúpida conversación. Retiro algunos de los rizos negros que caen por mi frente, enlazándolos a mis dedos y dejándolos caer hacía atrás aunque no tardan en volver a su lugar de procedencia. Sin decir ni una palabra más, empiezo a recoger todas las cosas necesarias de esta noche y ayudar a los demás a subirlas al cacharro que llamamos furgoneta.

Lo primero que hacemos después de entrar por la puerta trasera del antro es buscar al idiota de Marshall.

Henry Marshall es el tío más asqueroso que he conocido en mis 30 años, y creedme cuando digo que analizo muy bien a la gente solo en un par de segundos. Ese tío, era el intermediario que teníamos hace un par de años para contactar con nuestro camello; no mal penséis, solo fumo maría y poco más. Tuvimos que buscarnos otro tío con buena mercancía y cuando Henry se enteró, nos buscó un tío para darnos una buena paliza por, según él, 'socios desleales'. Es un buen pez gordo, y no solo en ese mundo... Henry tiene varios locales distribuidos por todo Londres y varios lugares de alrededor y por lo que se ve, dan muy buenos resultados porque tiene proyectos futuros de abrir más fuera del país.

RAMÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora