Ámame

476 37 13
                                    

—Ryeowook — llamó con sus dulces y tentadores ojos — necesito que hoy te quedes conmigo revisando unos contratos — asentí ligeramente

¿Quién podía negarse a Cho Kyuhyun? Ciertamente yo no y esa era mi mayor debilidad, debilidad que él aprovechaba para hacer conmigo lo que quisiera.

¿Cómo me había enamorado de Cho Kyuhyun? Pues... Kyuhyun era sexy, de porte alto y varonil, su piel era tan blanca y suave que era una delicia poder tocarla; sus ojos color miel junto a sus perfectos y esponjosos labios lograban hipnotizar a cualquiera que osara verlo.

Esta noche iba a ser igual que las otras noches. Cuando nos encerrábamos en su oficina con la ya muy desgastada excusa del trabajo, para dar rienda suelta a nuestras más bajas pasiones y jugar a amarnos como tantas veces lo habíamos hecho, pero como en todo juego siempre hay un ganador y un perdedor. Y ese era yo, el perdedor. Por que sólo yo era él que entregaba todo por completo apostando por un amor que jamás seria mío, mientras Kyuhyun solo se deleitaba con mi cuerpo.

Cuando estuve frente a él me tomo entre sus brazos con fuerza, besándome con desespero. Pude sentir que algo no estaba bien. Kyuhyun no era así. Había algo distinto en su mirada, en su forma de besarme. Sus ojos me escrutaban de una manera que no supe como descifrar y un silencio incómodo invadió el lugar.

Hasta que decidió romperlo.

—Me voy a casar Ryeowook — pronunció y al instante una bala imaginaria atravesó mi pecho. Demonios eso dolía. Podía sentir como las lágrimas se aproximaban a mis ojos y con gran esfuerzo trate de retenerlas. — esta será la última vez que tu y yo estemos juntos ¿me entiendes? Será como nuestra despedida. — asentí, incapaz de mirarlo a los ojos.

Tal vez sea un tonto por no tener orgullo y no darme mi lugar. Pero esto que sentía me había vuelto totalmente estúpido por él ¿Acaso no era así el amor? ¿Acaso no te volvía la persona más idiota del mundo?

Recostó mi cuerpo sobre el gran sillón de su oficina, devorando mis labios. Debí rechazarlo pero no pude. Sus manos arrancaron lentamente todas y cada una de mis prendas acariciando y besando cada parte de mi cuerpo mientras el aún permanecía vestido.

—Hoy te haré el amor lento, para que puedas guardar este último momento para siempre. — Sus palabras taladraron en lo más profundo de mi alma y un enorme agujero se formó ¡Oh Dios! Si esta era nuestra despedida quería entregarme por completo aunque terminara lastimándome cada vez más. Quería sentirlo, quería ser suyo, quería ser poseído y que sus manos me hicieran ver lo más hermoso del mundo.

Se desprendió de cada parte de su elegante traje. Sus manos rápidamente tomaron posesión de mi cuerpo recorriéndolo de tal manera que sus caricias quedarán grabadas en mí.

Me beso como nunca antes lo había hecho, sus labios tocaron los míos con delicadeza y su lengua jugó con la mía uniéndonos en un beso profundo que logró calar hasta lo más profundo de mi corazón, haciéndolo vibrar de una manera aún desconocida para mí.

Abrió mis piernas suavemente y acercó su miembro a mi entrada mientras su boca devoraba cada parte de mi pecho. Me aferre a su cuello buscando la posición perfecta y él se introdujo por completo en mí.

Sus movimientos, a diferencia de otras veces, eran lentos y pausados. Enterré mi rostro en su cuello y no pude evitar que las lágrimas escaparan por mí rostro — mientras él me embestía — al recordar que está sería la última vez que lo sentiría, la última vez que nuestros cuerpos se unirían. Esto en realidad dolía y dolía en el alma porque a pesar de todo lo amaba.

Sus movimientos se aceleraron y sus ojos se pusieron en blanco, gimiendo con fuerza. El momento había acabado y este era el fin de todo. Separó su cuerpo del mío y aproveche en limpiar mis lágrimas antes que él las viera. Iba a tomar mi ropa para vestirme pero su mano me detuvo.

AMAMEWhere stories live. Discover now