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YeonJun ese día estaba en una pijamada con su mejor amiga, después de su pelea prometieron que jamás iban a volver a pelear, claro sólo eran niños, para ellos aquella promesa valía más que cualquier cosa.

-¿Cómo está mi hijo, YeonJun? Espero que lo este cuidando bien- sonrió.

-Bueno le he estado enseñando algunos trucos- dijo-, y lamentó que no puedas traerlo aquí por las alergias de tu mamá.

-No es nada, lo importante es que Saaghan está creciendo sano.

-¡¿Hija podrías venir un momento?!- llamo su madre.

-¡Ya voy mami! YeonYe esperame aquí, vuelvo enseguida- dijo mientras abría la puerta.

 El pequeño niño se limitó a asentir mientras se paseaba por la habitación de Jeonghui. Se fijó en la biblioteca que estaba al lado de su armario y sonrió, le gustaban mucho los cuentos, sobre todo los que le contaba su mamá en las noches.

Caperucita Roja, Los tres cerditos y Pinocho, eran algunas de las historias que Yeonjun podía observar pero unos libros azules llamaron su atención. No tenían título, solo eran azules, decidió ojear un poco para ver de qué se trataba. Se sorprendió al encontrar historias un poco cortas, pero lo corto no fue lo que le sorprendió, sino que todas estaban escritas a mano y parecían ser... muy tristes.

Ninguna era feliz como a las que acostumbraba, sus finales eran siempre tristes. En ese preciso momento entro su mejor amiga con galletas pero al verlo borró su sonrisa.

-¿Lo leíste? –preguntó.

-Lo siento no sabía que era personal, pero ¿Por qué todas las historias son tristes?

-Escribí esas historias cuando estaba en mi antigua escuela, era una forma de des... desahogarme -dijo con un poco de dificultad la última palabra-. Pero creo que no has llegado a la mejor parte.

Se acercó dejando las galletas en su cama, tomo su cuaderno de historias y pasó directamente al final y se lo devolvió para que pudiera leer. Al hacerlo las historias habían cambiado mucho, esta vez sí tenían finales felices.

-Escribí esas cuando te conocí Yeonjun -lo abrazo sonrojada-. Ahora soy muy feliz gracias a ti.

El niño aún sin creer lo que acababa de escuchar, correspondió el abrazo también sonrojado.

-Yo también soy muy feliz desde que te conocí.


-Papita💕 

♡ ice cream ; yeonjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora