"Sujin, amor, en serio tienes que quedarte quieto."
Tomé la pequeña cintura de mi hijo y lo volví a colocar a mi lado en el auto, yo ya estaba acostumbrado al Ferrari de Jungkook por todas las veces que me llevaba a clases y me traía de regreso, pero para Sujin, un auto tan bonito interiormente no pasaba desapercibido, esta era como la tercera o quizás cuarta vez que lo volvía a sentar, ya sea evitando que quiera entrar entre el asiento del piloto y del copiloto para llegar a los botones o queriendo apoyar sus pies sobre el asiento trasero, sea como sea, no deseaba que ensucie o rompa algo que definitivamente costaría más que mi vida.
Por decisión mía, me senté en la parte trasera con él, Jungkook estuvo de acuerdo para que cuide de Sujin, pero quizás debí considerarlo mejor, en este tipo de autos era extremadamente complicado estar sentado atrás, porque de por sí eran, en su mayoría, modelos deportivos, donde solían tener más espacio los asientos de delante, eso sumándole que encima algunos Ferrari ni asientos traseros tenían, por no mencionar que este solo contaba con dos puertas, no cuatro, como los vehículos comunes.
"Quizás para la próxima lo deje conducir."
Arquee una ceja ante el raro comentario, Jungkook estaba tan relajado, con un brazo colocado sobre el apoyabrazos de su lado y el otro sobre el timón, él miraba al frente, pero sabía que su oído estaba más que atento a lo que sucedía con mi hijo.
"Claro, lo que digas." Respondí irónico, ganándome una mirada por su parte, aunque usó el espejo retrovisor para conectar sus azules con mis ojos verdes.
"Está bien, Jimin, no seas controlador, deja que Sujin se divierta."
"Si lo suelto, te hará chocar."
"Él solo quiere tocar, creo que si lo dejas, ya le quitarás la curiosidad."
"Sí, claro." Rodé los ojos y acomodé a mi pequeño por no sé qué número de vez. Escuché a mi hijo bufar y retorcerse para que lo deje, quejándose con sus constantes "Papáaa", era tan adorable. Lo acerqué a mí y le di un pequeño piquito en los labios, sacándole una sonrisita cuando por fin se quedó quieto y lo senté sobre mi pierna, más relajado. "¿Y cómo se supone que sabes tanto sobre bebés?"
"No lo sé, solo estoy suponiendo cosas." Respondió Jungkook después de un largo silencio.
Ignorando el ambiente algo incómodo que se formó, me dediqué a mirar por la ventana del precioso auto, Jungkook me había comentado que era un 612 Scaglietti, Sessanta o algo así, me dijo que fue creado por el presidente de la compañía Ferrari, también Jungkook dijo que tenía otros autos en la casa de sus padres, pero que este era como su consentido, no quise preguntarle por los otros, seguro mi billetera lloraría de solo imaginarse los precios de los demás vehículos.
Si lo pensaba mejor, ni siquiera tenía idea de a dónde nos estaba llevando, quería preguntarle y sacarme de dudas, lo hice, de hecho, pero más de una vez me calló con movimientos de cabeza y sonrisas cómplices que no entendía, así que al final solo subí a mi hijo y a mí en la parte trasera y dejé que nos lleve hasta el fin del mundo, daba igual, un paseo era un paseo.
Cerré mis ojos por lo que consideré fueron unos segundos, aunque al parecer estaba equivocado, sentí el ligero movimiento en el auto y cuando abrí los ojos, Jungkook ya no se encontraba en el lugar del piloto. Me desperecé rápidamente y cuando volví a ver a mi pequeño Sujin, él me señaló hacía un lado.
"¡Ahí ta!" Dijo con su apenas ronca voz, volviendo a removerse en mis brazos, queriendo bajarse.
"Tranquilo, niño." Bromee y mi hijo me miró con un pequeño puchero. Besé su naricita, observando a nuestros alrededores, definitivamente estábamos en un garaje más que gigante, rodeados de muchísimos autos iguales de caros que la Spagetti de Jungkook, como me gustaba decirle cuando pensaba en el caro vehículo.
No pasaron más de dos minutos cuando vimos a Jungkook volviendo, reconociendo que antes había estado hablando, al parecer, con el vigilante de este garaje. Escuché la puerta abrirse y Jungkook adelantó el asiento para darnos pase y salir. Sujin, quien hasta el momento había estado más movido que una bala, se lanzó a los brazos de Jungkook con el único fin de librarse de mí y este lo cogió, cargándolo con uno solo de sus brazos, mientras Sujin le lanzaba una mirada seria, entrecerrando sus azules ojitos.
"Papá no reja jugar." Se quejó, sacando su labio inferior para hacer un puchero, señalándome a mí aún dentro del auto.
"¿Eso hace? Es muy aburrido de su parte ¿No?"
"¡Síp!"
"Luego nos vengaremos de él, Sujin ¿De acuerdo?"
"¡Síp!" Sujin alzó los brazos mientras con esfuerzo yo salí del auto, solo ¡Solo! Mi hijo me estaba quitando la atención de mi... Bueno, no mí, pero de Jungkook. "¡Vengazaaa!"
"Genial, los dejo solos dos segundos y ya conspiran en mi contra."
Jungkook me mandó una pequeña mirada en disculpa y estiró su mano libre, mientras Sujin buscaba con la mirada algo que le llamara la atención, yo tomé la mano de Jungkook y sus dedos lentamente se entrelazaron con los míos. Sentí una pequeña corriente por todo mi cuerpo, una que preferí ignorar, mientras él empezaba a caminar, guiándonos hacía sabrá Dios donde.
"¿Ya me dirás dónde estamos?"
"¿No es acaso más divertido verlo por ti mismo?"
Subimos unas escaleras, observando la gran luz que resplandecía del otro lado, Jungkook soltó mi mano para bajar a Sujin y él, ni corto ni perezoso, empezó a correr hacía la luz como si su vida dependiera de eso. Estuve a dos segundos de correr detrás de él, con mi omega tan preocupado como yo, cuando sentí un ligero tirón en mi brazo y bueno ¿Ya eso no es una costumbre nuestra?
"Hey, está bien."
"¡Pero se ha ido corriendo! Y no te ofendas, solo no tengo ni idea de si nos estás llevando al fin del mundo o quizás a..."
Solté un ligero ronroneo cuando sentí las manos de Jungkook colocarse tiernamente en mis mejillas, sus labios se habían apoderado de los míos en una fracción de segundo, ni siquiera tuve fuerzas ni ganas para apartarme de él, sentí el gemido lleno de felicidad de mi omega mientras cerraba los parpados y me entregaba completamente al dulce sabor de su boca, disfrutando de los lentos movimientos de su lengua delineando mis labios, mientras mi cuerpo empezaba a relajarse tanto ante su tacto. Una de sus manos bajó a mi cintura, acercándome a él, pegando nuestros pechos y se lo hubiera agradecido, de no ser porque estaba más que entretenido en algo más.
Ladee mi rostro mientras permitía que su lengua invada mi cavidad, solté un pequeño y vergonzoso gemido cuando sus dedos en mi espalda bajaron un poco, solo un poco, mientras mis manos subieron hasta casi tomarle el cuello, quería más, necesitaba más de él, más de eso, lo que sea, solo... Más.
"¡Papá!"
El grito de Sujin nos separó, pero no fue por el susto, mi hijo se escuchaba más que contento llamándole del otro lado, así que solo fue un amable recordatorio de que no estábamos en el lugar correcto como para pedirle más y que se supone debía estarle pidiendo explicaciones por besarme de esa manera.
"Solo confía en mí." Me sorprendió cuando me habló, como si hubiera podido leer mi mente o algo por el estilo.
"¿Qué?"
"Ibas a empezar a dramatizar... Y no sé cómo hacerte entender que solo confías en mí."
"¿Me besaste solo para callarme?"
"No." Respondió rápidamente. "Pero a veces hablas demasiado."
Mordí mi labio inferior con suavidad, sintiéndolo tan húmedo y caliente, no recordaba que Jungkook lo haya mordido, sin embargo se sentía como si lo hubiera hecho. Sentí su mano tirar de la mía y lo seguí con mucha más tranquilidad, si mi omega fuera un perro, en este momento yo estaría regañándolo por tirarse panza arriba y moverle la cola a Jungkook, porque así me sentía, sus labios de verdad me habían calmado, tal cual él dijo.
Después de unos pasos y enfrentarme a la luz, que al parecer se debía solo al potente sol del día, me encontré justo a un lado de un gigantesco estadio, las sillas rojas rodeando todo el inmenso campo, estábamos justo en una de las entradas de las esquinas, observando a lo lejos a Sujin ¡Mierda! ¿Cómo había corrido tanta distancia? ¿Cuánto nos entretuvimos antes de salir? ¡Mi hijo estaba casi del otro extremo del lugar!
"¿Estamos en el Wembley?"
"Sí ¿Te gusta? Lo reservé un par de horas para nosotros."
"¡¿Qué?!"
Me maree ante la cantidad de ideas que mi cabeza quería procesar, no solo Jungkook nos había llevado en su auto a un lugar lejano que ni mi hijo ni yo conocíamos para jugar fútbol con él, no ¡Era el Wembley! ¡Y había reservado semejante estadio por dos horas solo para nosotros tres!"¿No te gusta?" La duda en su tono de voz fue suficiente para que mis piernas se tambaleen en un segundo ya esté apoyándome sobre su pecho, evitando así caer. Buena táctica, Jimin. Sí, claro.
"Oh por Dios." Subí la mirada para encontrarme con su rostro lleno de preocupación, relamí mis labios, sonriendo suavemente. "Exceso de riqueza, lo siento, no estoy acostumbrado."
Jungkook sonrió ya mucho más tranquilo y me permití quedarme tan acurrucado con él como fuera posible, hasta que observé a una persona hablando con Sujin, no me preocupé porque mi hijo estaba relajado, confiaba en sus instintos también, además, nos encontrábamos en el Wembley ¿A dónde podría ir un secuestrador de niños?
"¿Quién es?"
"No lo sé." Me aparté más de fuerza que de ganas de su cuerpo y ambos empezamos a caminar hacía el hombre y Sujin. "Sé que es el trabajador que enviaron para entregarnos el balón, pero no sé su nombre." Solté un suspiro apenas él completó su oración. "Tranquilo Jimin, Sujin está a salvo."
Y le creí, le creí como solo podría creerle a él y a nadie más.
Una vez llegamos a la altura de Sujin, el sujeto, al que reconocí como un beta por no tener ningún tipo de olor, ya se había marchado. Mi hijo tenía una pelota grande y seguramente dura en sus manos, una buena pelota, no esas de hule con las que él jugaba en su casa. Sus bonitos y resplandecientes ojos nos miraron con emoción cuando dejó caer el balón al césped y con su pequeño piecito le dio una patada inestable, dejando que la pelota rodara hasta casi nuestra altura, un poco menos.
Sujin hizo un puchero que lo reconocí como un claro "¿Qué pasó?" cuando notó que la pelota no giró todo lo que deseaba. Jungkook me miró y luego lo observó a él, y tras una mirada clara sobre lo que haríamos, ambos nos acercamos más para empezar a jugar con mi bebé, quien al instante sonrió emocionado, empezando a saltar sobre su sitio, esperando una pequeña patada que Jungkook le dio a la bola y entonces él la devolvió.
Estaba seguro que no usaríamos ni la mitad del campo, ni un cuarto realmente, quizás ni la octava parte, pero escuchar las ruidosas carcajadas de Sujin hizo que toda mi vida valiera la pena, todo, cada mal rato, cada momento que sentí deseaba morir y solo eso, todo se resumía al maravilloso sonido de la felicidad de mi hijo.
Me detuve unos segundos a mirar como Jungkook le sonreía y daba señales, explicándole, diciéndole que no coja la pelota con las manos o era una falta, mientras Sujin atenía tan animado y concentrado.
Mordí mi labio, esto no estaba bien.
Lo que sentí en mi corazón ya no se trataba de mi omega feliz, de la atracción sin escala que sentía por Jungkook, ni tampoco del deseo que emanaba de mi ser cada que lo tenía cerca. Lo que sentí en mi pecho, cada latido acelerado hasta que solo pude escuchar a mi corazón bombear y nada más, eso me dejó más que claro que esto estaba yendo más allá de lo que cualquiera habría logrado en mí.
Y eso estaba más que jodido.
Estaría acabado si cada latido acelerado es lo que creo que es, porque entonces ¿Qué quedará de mí cuando esto acabe? ¿Al menos restarán pedazos rotos o me consumiré completamente cuando Jungkook se aleje de mí? Cuándo encuentre a alguien más, cuándo él se enamore de alguien tanto como yo estaría ya enamorándome de él.
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Tʜᴇ Pᴇʀғᴇᴄᴛ Oᴍᴇɢᴀ ♡Kᴏᴏᴋᴍɪɴ♡
FanfictionCuando eres la perfecta definición del omega imperfecto, pierdes todo pensamiento positivo de algún día encontrar al amor de tu vida. Park Jimin tiene veinte años, un hijo de tres y un lazo roto debido a su ingenuidad ¿Que alfa querría de cortejar a...