Episodio 2: Infancia. 1/2

8 2 0
                                    

Con un padre borracho y sin recursos Sato tuvo una niñes muy dificil, su padre lo perdio todo en sus pedas de una semana dia y noche, abandono por completo a sus hijos.
Cinco años después, Sora se habia convertido en una madre soltera por obra del "espíritu santo", dejo la escuela y se dedico enteramente a Sato y la cocina, se hizo de un local y monto una fonda. Mientras que Manuel tomo un camino mas turvio, entro a una pandilla (los pañuelos rojos), una banda con un gran territorio en el estado de Guerrero y una de las piezas claves del cartel y organización continental llamada Black Star.
Los pañuelos rojos eran una de las bandas que se encargaba de proveer y distribuir drogas en el país y también manejaba parte del negocio de la trata de personas en ese estado, eran fuertes y tenian un gran padrino, pero no estaban exentos de enemigos. Estaban "los cuervos" y "los costeños", que querian tomar su territorio y firmar contrato con Black Star.
Sato estubo de aqui para aya, apenas y tuvo para comer sus primeros años vida, pero siempre se mantubo como como un niño felíz y alegre, Sora y Manuel lo amaban como los padres que la vida le nego, en su colonia el era amado por todos sin excepción.

Sin embargo tres años despues de lo que les acabo de contar paso algo que definiria el sentido de la vida de Sato.
Sora se caso y dejo de cuidar de el por que a su marido machista nunca le gusto la idea de cuidar a un bebé que no engendro.
Manuel escalo un poco en la pandilla y se volvio segundo al mando, el era el que llevaba el dinero a su casa, la que aunque parecia haber mejorado un poco economicamente, moralmente estaba jodida.
Manuel fue buen hermano con Sato, lo amaba y procuraba siempre darle un buen ejemplo, lo metio a la escuela para que según el "fuera un hombre de probecho".
Sato siempre se preocupo por su papá, llegaba de la escuela y le entregaba una torta que compraba camino a casa para que no se quedara sin comer, pero Juan nunca lo miro siquiera, solo tomaba la comida y la lanzaba a un lado.
Sato le hablaba pero el se enfurecia y le abofeteaba. El niño tan jodido y dolido no tenia mas salida que ir a su cuarto.
En veces a Juan le daba por entrar en la habitación de Sato y le masacraba a golpes, recordaba a su esposa mientras le golpeaba y le gritaba:
-¡Tu me la quitaste! Tu tienes la culpa, maldito demonio, bastardo infeliz.
Paraba hasta que se cansaba y regresaba a beber a su sofa. Sato no le guardaba rencor, el tambien creia que tenia la culpa de todo eso, creia que mató a su madre y desquicio a su padre, su corazón era noble aun.
Su unico consuelo y amigo siempre fueron su hermano y Yen (una chica), llegando de su "trabajo" Manuel lo visitaba en su cuarto y si lo golpeaba papá le curaba los golpes y se quedaba contandole historias sobre su madre hasta que este se quedaba dormido, mas de una vez Manuel "intento" hablar con su padre para que recapacitara, pero nunca llego a nada con esto, el jamas mostró querer seder a su estupides, estaba jodido por su vicio y el odio hacia Sato, no tenia ni un poco de la nobleza que años atras había conquistado a Nahomi, el amor a su familia que todos en el pueblo habían admirado también se murio.

Manuel tenia buen cerebro para su trabajo pero, nunca pudo manejar a uno que otro de sus subordinados, se regia por un código de la pandilla, que si bien no todos seguian para el lo era todo, no mataba a menos que la organización lo requiriera o que tubiese que vengar a uno de los sullos, le daba una razón a sus asesinatos, el decia que si Dios lo debia jusgar por sus pecados el le daria razones para un castigo considerable.
Las pandillas ribales estaban presionando mas que nunca en su guerra, pero esto no parecia mucho problema para el, o eso dejaba a la vista.
Una noche, despues de entregar un cargamento de droga, se dispuso a relajarse en una cantina que pertenecia a los pañuelos rojos.
Apenas se sento pidio una cerveza y pidio a la banda tocar el rey (su cansion favorita). Se sentaron dos de sus subordinados a la mesa a beber con el, salieron pasada la media noche totalmente hebrios, como toda peda en México, tomados de los hombros compartiendo una botella y platicando tonterías. Se separaron llegando a la calle en que vivia Manuel, se acercó a la puerta de su casa, toco el timbre y espero, pero para cuando Sato estaba abriendo la puerta alguien le vacio el cargador de su epístola, Sato salio corriendo al toque a auxiliar a su hermano, lo tomo en brazos y miro a los lados, el sesino se huyo.
Sato no sabia que hacer, estaba enloquecido, lloraba, gritaba por auxilio, le hablaba a su hermano pero este ya no pudo responder, lo miro tiernamente y dejo rodar unas lagrimas muy tristes, suspiro y dejo caer el cuerpo... murio en los brazos de su hermano.
Llegaron compañeros de Manuel pero era demasiado tarde, se acercaron tambien unos vecinos para tomar al niño que estaba desecho, llorando descontrolado, se separaba de quien lo tomo en brazos para no soltar a quien siempre habia sido su todo su mundo, el bastardo del padre escucho el escandalo y desde dentro sin poder levantarse gritaba sin que se le entendiera mucho por el alcohol.
-¡Callense maldita sea! Quiero dormir.
Unos amigos entraron a darle parte pero los corrio igual, no entendio lo que le dijeron, creyo que era una broma.
A la mañana siguiente cuando lo enterraron Juan supo que no era una broma ¿y adivinen que? Si, acertaron, Sato también tenia la culpa, Sato no le puso a tencion de todas formas, el.solo miraba su tumba en el panteón deseando una sola cosa, la cabeza de el asesino de su hermano.
Estaba furioso, trato de que su padre le ayudara y por hablarle de nuevo gano una paliza de parte de este, el demonio no se merecia su ayuda, tampoco podia contar con Sora porque no lo tenia su marido requeria de toda su atención, de hecho no fue a el entierto de Manuel porque no la dejo.
El desesperado y buscando ayuda para apagar su rabia, tomo la pistola de su hermano y fue hacia el escondite de su pandilla, pidio al lider la cabeza del bastardo que mato a su hermano.
El no lo tomo enserio al principio por la edad que tenia, pero sato no estaba jugando, estaba como poseido por el diablo mismo, no abandonaria esa idea hasta vengarse. Red, (asi ase hacia llamar el lider), lo miro detenidamente un rato, miro sus ojos oscuros y reconocio en el lo que el llamaria "el resplandor de un asesino", le dijo:
-Mocoso, entiendo tu pena, pero ahora no eres capas de hacer nada, no podras matarlo aunque lo encontraras, solo llegaras a una muerte segura. Deja que mi gente se encargue de esto, te prometo que haré justicia, Manu era mi mano derecha y mi mejor amigo, quien lo halla hecho morira.
Sato ante esto solo respondio.
-¿Era tu amigo? El era mi hermano... Era lo unico que tenia en este mundo. Si tu no me ayudas lo hare solo.

Antes de marcharse interrumpio la platica un hombre escoltado por dos tipos de negro, vestido de negro también pero con una gran gabardina muy elegante, parecia ser extranjero y tener dinero, tal vez era japonés o chino.
A lo que pudo reconocer red era un miembro de alto rango de Black Star.
Se hacerco a Sato y dirigiendose al jefe de pandilla con un ademan le indico sentarse al verlo levantarse de su asiento.
-Niño -le dijo a Sato-, no pude evitar escucharte. Eso que has dicho te llevara a una puerta muy oscura, un camino que no es nada bueno para un niño, ¿cree estar listo?-. Se puso de rodillas frente a el.
Sato apreto el puño y miro al hombre a los ojos, sin decir nada unos segundos, el hombre se levanto y se acerco al jefe.
-¿Tienes la hubicasion del bastardo?
-Si señor, lo tenemos hubicado, mande a unos hombres por esa rata-, respondio el.
-Perfecto-, dijo llenadose un sigarrillo a la boca.

Un par de horas mas tarde en la bodega que estaban entraron tres pandilleros de pañuelo rojo con un tipo maniatado y un saco que cubria su cabeza, tomaron una silla y lo sentaron, frente al jefe.
-Muy bien muchacho- dijo el tipo de negro- es tu momento ¿que haras con el?
Sato se levanto con la pistola en sus manos, corto cartucho a como pudo, tomo la pistola con las dos manos y sin ningún remordimiento ni piedad le vació el cargador al hombre, no parpadeo siquiera, tenia ocho años y ni siquiera le asustó el salpicarse de sangre.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 16, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

DESANGRADO (en edición).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora