02

839 121 5
                                    

La rutina de baile era extrañamente pegajosa con él, se contonea tan cerca de mi que está empezando a darme mucho calor.
Sube su brazo a mi hombro y por instinto lo tomo de la cadera con el brazo libre.
Sonríe de lado mientras suelta aire.
La manera en la que achica los ojos y se sonroja es tan excitante que me está costando controlarme.
Sin embargo el parece no notar lo que provoca.

— Tengo sed. — susurra en mi oído y yo asiento, también tengo sed pero no de la misma manera en la que él la tiene. Sin pensarlo dos veces uso mi mano izquierda para sujetarlo con fuerza y nos abro paso entre los otros bailarines que por ahí andan. Siento que todo es seguro una vez que llegamos a la barra donde el mismo atendía hace unas horas.

Mi teléfono vibra y cuando observo la pantalla la fea foto de Off aparece. No le contesto porque Krist me ha preguntado si he de ordenar algo. Bloqueo la pantalla y me acerco a él, una cerveza está bien para mi, el pide un tequila.

Su mano recibe las bebidas y logró observar una cinta como la mía, lo único que cambia es el color, es morada.

Cuando se gira para estar frente a mi le enseño la que yo traigo.

— Veo que ha sido Lhaw quien te ha recibido. Ella trae ese color.

— ¿Y eso es bueno o es malo?

Mmmmh, digamos que es interesante.

Termina su frase y después su bebida.
Mira para todos lados y mi móvil vuelve a vibrar.

Ahora no, Jumpol.

Escribo un line rápido y lo envío con la misma velocidad, lo único que debe saber es que estoy por su casa pero lo suficientemente ocupado como para contestar su llamada. Seguro mañana me reclamará lo de hoy, pero, bueno, mañana será otro día.

— P' necesito ir al baño...

— ¿Quieres que te acompañe? — Suelta una carcajada y mueve la cabeza en negación —. Sé ir al baño solo, hace mucho que lo controlo yo.

Su vista viaja rápido a su entrepierna y ahora soy yo el que se ríe.

— A veces olvidamos lo básico... — mis labios está tan cerca de su lóbulo que estoy seguro, ha temblado —. Y puedes necesitar ayuda.

P'Singto, en serio, si no me sueltas voy a orinarme aquí, que vergüenza... — la última palabra sale en un susurro y para garantizar su regreso me deja su saco. Asiento disgustado y vuelvo a sentarme a la barra.
El mismo chico que le ha dicho sobre su turno, sonríe desde el otro lado.

Perawat, no es una presa fácil... — dice mientras seca un par de copas, las escarcha con limón y sal y sirve un líquido verde.
Desliza una para mi.

Lo tomo y doy un sorbo, el tequila y ron combinados parecen ser flamas en mi garganta pero deja un sabor peculiar con el limón y la sal.
— Lo he notado... Apuesto a que no soy el primero que lo intenta.

Sí, me estoy refiriendo a él y parece que sabe de quien hablo.

— Pues he visto cantidad enorme de hombres intentarlo, ya sea bebidas gratis, entradas al VIP o su ID de line. Y nada. Tu por lo menos has conseguido su saco.

Le resta importancia cuando se encoge de hombros y no sé si ahora se está burlando de mi o es un maldito cumplido.

— Tengo que ir al baño.

El pronuncia un "si" más burlón, yo solo puedo poner los ojos en blanco.

Camino hasta los baños y un grito fúrico me hace apresurar los pasos.
Un grupo de observadores abarcan toda la entrada del baño que impiden que hasta un alfiler pueda pasar por ahí, sin embargo logró tirar de uno de ellos buscando a Krist.

Mi mente empieza a divagar cuando no lo veo como espectador así que solo hay dos opciones.

Ó está en el baño dejando que la pelea fluya como su orina...

O él está en la pelea.

Mi sexto sentido se va a la segunda opción y logró colarme al baño.

En serio hubiese preferido la primera opción.

Adentro un chico esta a horcajadas sobre él, grita como loco y tira un golpe directo a su mejilla.
Encoge las piernas debido al dolor y antes de que el otro sujeto suelte otro golpe, lo tomo de la chaqueta y tiro de el al piso con todo lo que tengo.

A Krist le sangra el labio pero logra limpiarse cuando lo levanto, tiene la camisa completamente desabotonada y el cinturón a medio poner. Logró ver que no trae la cadena de plata que colgaba de su cuello.
Me acerco despacio a visualizar su labio pero un apretón en el hombro me hace girar.

— ¡Maldito!

Logro esquivar el golpe y le detengo sujetando su muñeca. Trae una cinta verde.

Logra zafarse con un tirón y es mi turno para golpearlo...

Pero sabía que una escoria como esta no viene sola...

Muevo el cuello de lado a lado hasta que oigo como cruje, me preparo  para lo que viene, otros cuatro sujetos más empujan a los espectadores hasta llegar a mi.

Joder, no creo que salga de esta.





INOPINATUMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora