Recordándote

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Fyodor.
Cruce las calles con pocos trausentes a mi alrededor. El aire frio les acariciaba como largas figuras de adobe frio. Yokohama, el lugar en el que me condene, la estadia que me lo arrebato todo. El dia mas feliz de mi decadente exitencia. ¿Serias capaz de recordarlo alguna vez? Llevo las manos a mis bolsillos, el lacio cabello que suelo ignorar se remueve fuera de mi Ushanka al que las personas suelen mirar con fingido disimulo. La tarde cae, sin encambio el frio no tarda y azota con destreza. Pienso en ti sin quererlo, es un habito que con los años arraigue a mi, desde el dia en que prometimos nuestra unión para un pecador matrimonio que no llegamos a concebir. Una promesa que esparabamos cumplir.

Un deseo que no llego a mas de un sueño.

Mi error se volvió en tu dolor y en mi una condena perpetua. Las heridas en mi piel no fueron nada en comparasion al sufrimiento que ese accidente causo en ti. Confundido y asustado. Alterado. Aterrado. Perdiste todo aquello que te volvia mio, todo aquello te volvia tuyo; la memoria se desvanecio en el ritmo acelerado de los segundos después de perder el conocimiento.

Lo recuerdo.
¿Lo recordaras tu?

Nuestro compromiso se esfumo trayendo la desgracia de tus gritos en cada paso que me acercaba a ti. Tu piel temblante llena de marcas inhumana y tus brazos rogando que me alejara. Fue eso.

Desquebrajando lo que quedaba en mi atraves de tus sonoros lamentos.
Asique que espere, agurdando en la distancia para no lastimarte mas, agurdando a que lograran curarte de aquella enfermedad que me lastimaba. Me informaba con el tiempo, aprendia mientras consultaba. ¿Qué tan rápido podrias recuperar las memorias perdidas? Era lo único que me importaba, lo único que consultaba entre libros y libros de Neurociencia. Abarcando días. Hasta que estos se volvieron mas largos, las noches mas cortas y tu estadia mas efímera.
Ahora con el tiempo abordándome lo veo con mayor claridad.

¿Recuperar tu memoria?
Que gran fantasia.

Me detuve un segundo, las calles vacias me acogían con ese regustor de contaminación y la brisa salada del puerto. Una rata saliendo a la gran ciudad. Una rata caminando por la brecha de los Gangster's.
Siempre lo intente.

Me acercaba, te alejabas.
Te buscaba, te escondias.
Llamarte era un imposible. Hablar era siquiera un sueño pasajero.
No podía comunicarme contigo otra vez.

Decidi marcharme, no volver al camino que por tanto tiempo habíamos construido juntos. Por tu bien, por mi bien. Aunque tu no lo supieras.
Decidi admirarte sin poseerte. Refugiándome en lo que siempre fue mi hogar. Las ratas bajo los simientos de las grandes ciudades, sobre las cabezas de los grandes gatos nocturnos.

Una rata mas del maltrecho mundo oscuro.

Por mucho tiempo admire el camino que formabas a pasos temerosos, consiguiendo en aquel camino a ese pequeño ser que llamaste Karl. Me parecía simpático. Adorable incluso por la manera en que dependía de ti, volviéndote mas audaz cuando lo necesitabas y mas cuidadoso.

Acompañándote en esa soledad en la que te refugiaste.

Luego la organización del aclamado Mr. Fitzgerald, The Guild, te acogio, tomando tus habilidades como enfoque para tu propio beneficio. Y yo conoci una cara de ti que no habría podido imaginar que existía. Una cubierta de venganza hacia aquel autoproclamado mejor detective de la Agencia Armada, Edogawa Ranpo. Un hombre bastante peculiar.

De nuevo nuestros caminos parecían querer volver a cruzarse.
Con el tiempo esa fue la única novedad que pude adquirir de ti, siempre manteniendo ese bajo perfil que perfeccionaste en nuestro tiempo separados. Aunque solia darme gracia lo poco que llegaba de ti; la descarada manera en que tus finanzas subían y bajaban.

¿Y si vuelves Conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora