SHOW ME SOME RESPECT 村雨; kookmin

2. la fruta del árbol envenenado

Los creyentes aseguran que la muerte es el comienzo de la inmortalidad, pero siguen estando aterrados de ella. Lo que pasa después de la muerte es algo completamente desconocido para todos, y por naturaleza, le tememos a lo desconocido. Es por eso que aunque digan creer que la muerte los hará infinitos, prefieren no averiguar si en realidad será así o no. Es por eso que muchas personas quisieran poder esquivar la muerte, han soñado toda su existencia con encontrar el elixir de la juventud eterna. Después de haber vivido por más de 1000 años, Jimin sabe que la inmortalidad muchas veces no es algo positivo. No es un regalo, sino una maldición. Cuando la locura del poder te supera, la muerte parece más una victoria que un castigo. Y te das cuenta que no todos tienen el privilegio de ser pasajeros. Algunos, como él y sus hermanos, tienen que ver nacer y morir a todos a su alrededor durante años. Todos avanzan pero ellos siguen estancados en el mismo lugar, viviendo a veces con poca esperanza pero sabiendo que no podrán morir. Estando programados y hechos para algún día tener un fin, la inmortalidad se convierte en lo más insoportable, y entonces algo sale mal.

— ¿Sabes qué? no soy conocido por tener mucha paciencia, pero ayer esperé y esperé. Al final, no sirvió de nada. — el rubio hizo una dramática pausa, soltando un suspiro —. En cuanto esa patética bruja me dio información... la maté. Cometí un error, amor. No debí matarla, tú lo sabes y yo lo sé. Estuvo mal. — suspiró una vez más, fingiendo que lo sentía tan intensamente que no podía ni dormir, como diciendo "es una pena", y sentado frente a aquella desconocida mujer que lo observaba como si estuviese hablando con el mismo diablo.

Sonriendo repentinamente, con la sonrisa más retorcida que llegó de la manera más abrupta, sus ojos miraron fijamente a los de la bruja. Se pasearon por toda su oscura piel morena y sus infinitas capas de cabello rizado que se movían con la brisa, y llegaron hasta su delgado cuello, donde su pulso estaba acelerado. Tiene miedo. La sonrisa del vampiro original se volvió más amplia.

— No debí matarla. — se inclinó hacia la bruja, tomando un mechón de su largo cabello y jugando con este. El destello de malicia en su mirada y la coquetería en su sonrisa estaban presentes en cada palabra que salía de su boca —. Pero fui un impulsivo, me dejé llevar por el momento y le quité la vida. Si la hubiese dejado vivir, lograría que ella me dijera dónde está esa bruja que conspira contra mí. No lo pensé bien, claramente. Si ella viviera, encontrar a esa maldita bruja sería fácil. Y yo no estaría aquí, robando tu tiempo.

— Es mejor que te vayas. — gruñó ella, dándole un manotazo a Jimin para que apartase sus manos —. No tengo nada que decirte.

— Escucha, linda. No es nada personal, ¿de acuerdo? No creas que viajé desde Busan a Seúl sólo para que me hablaras sobre mi futuro, no. Nada de eso. — con delicadeza, tomó las manos de aquella bruja entre las suyas y las acarició —. Yo sé perfectamente lo que eres, no creas que soy como uno de esos humanos tontos que se creen que sólo eres una mujer común disfrazada de adivina. Yo llevo más tiempo en la tierra que tus padres, y que tus abuelos. Y así como conozco de tus poderes de bruja, sé que hay muchas otras brujitas irritantes paseándose por toda la ciudad... — la chica intentó alejar sus manos de las del rubio, pero este las apretó con más fuerza —... Si yo quiero, voy y busco otra bruja que sí quiera darme la información que necesito. Porque como ya te dije, no viajé desde Busan para que me leyeras las cartas tú y solamente tú, porque seguramente de especial no tienes nada. — acercando despacio a sus labios las delicadas manos de la chica, que temblaban a pesar de lo mucho que ella se esforzaba en ocultar el terror, dejó un suave beso en ellas —. No es que necesito que seas tú la que me cuente todo sobre esa bruja que conspira contra mí, no. Lo que pasa es que no sería muy amable de tu parte no ayudarme, ¿no lo crees? Eres la primera persona con la que hablo desde que llegué a la ciudad y... simplemente estoy un poco perdido. — tras dejar la última caricia, mirándola a los ojos, finalmente soltó sus manos —. Necesito información ahora mismo, ni un día más ni un días menos.