Las paredes del motel en el que estaba se le echaban encima. Sentía cómo iban haciéndose cada vez más pequeñas, y podía sentir que finalmente acabarían aplastándole como a un insecto insignificante.
Sam estaba de caza, habían vuelto a discutir y hacía semanas que no contestaba a sus llamadas. Cas... tampoco sabía nada de él, estaba otra vez desaparecido, demasiado ocupado con sus asuntos angelicales.
No tenía nada que hacer, no conseguía encontrar ninguna noticia que pudiera estar en su terreno, así que pasaba las horas muertas emborrachándose y jugando al billar en un bar de carretera que había junto al motel, acostándose cada noche con una mujer diferente. Pero nada de eso conseguía llenarle, tenía un sentimiento de culpa que nunca, nunca le dejaba solo.
Había llegado a desear la muerte, con ello estaría tranquilo, pero no podía hacerle eso a Sammy. No podía dejarle solo y fallarle de nuevo, era su hermano y le importaba demasiado como para tomar una decisión tan egoísta.
Era de noche, alrededor de las cuatro de la madrugada. Una noche igual que las anteriores; se había bebido un par de botellas de whiskey él solo, ganado unas cuantas partidas al billar y sorteado una pelea por muy poco. Volvía a estar en la soledad de aquella asquerosa habitación, tumbado en una cama vacía, con sábanas ásperas. Como siempre, tenía un arma bajo la almohada y la mano puesta sobre ella, solo por si acaso, no podía bajar la guardia ni un solo segundo o cualquiera podría entrar y acabar con él.
Mientras tanto, Tessa había estado observando a Dean en las sombras. Muerte en persona le había comunicado que, dentro de no mucho tiempo, llegaría su hora, la definitiva, de la que no podría escapar. Y ahora se daba cuenta de por qué lo decía. Dean estaba completamente solo, sumido en un pozo del que no podría salir. El alcohol no ayudaba, solo le destrozaba por dentro aún más de lo que ya estaba y cualquier noche bebería más de lo que podría aguantar, ella lo sabía bien, podía sentirlo.
Debería de haberse quedado al margen y lo sabía, pero no pudo aguantarlo. Sentía lástima por él, y ni siquiera sabía por qué. Seguramente que él hubiera escapado a su toque tantas veces influía algo, al final puede que le hubiera cogido algo de cariño, aunque nunca lo admitiría, y aquel no podía ser el final para Dean Winchester.
Recordaba perfectamente su último encuentro, cuando tuvo que ocupar el trabajo de Muerte. Y el anterior. Recordaba el beso, todo lo que había implicado para ella. Desde aquel día algo cambió, y lo en el fondo lo sabía, su subconsciente lo gritaba pero Tessa no quería admitirlo. Había levantado un muro contra eso; era una parca, no podía sentir, era algo impensable. Y menos por una de las almas que custodiaba.
Estaba en una esquina de la habitación observando cómo Dean dormía, o más bien, cómo tenía pesadillas. Era triste verle, su alma estaba completamente torturada... Dio unos pasos para acercarse a él, silenciosamente y aún sin hacerse visible a él. ¿Debería hacerlo? No. Claro que no debería, pero un impulso casi la obligaba a ello.
Pasó una mano por la mejilla del cazador y notó cómo se estremeció. La apartó rápidamente, no quería ser una molestia. Tomó aire y, unos segundos después, se hizo visible y volvió a hacerlo. El mayor de los hermanos entreabrió los ojos, murmurando algo medio en sueños y se quedó mirándola con una expresión de confusión en su rostro.
-¿T-tessa? ¿Qué haces...? -se incorporó en la cama y pasó la mano por sus ojos, pensando que tal vez estaba soñando. Entonces se dio cuenta, la parca no hubiera ido hasta allí si no...- Oh, mierda. ¿Has venido a llevarme, no?
-No, Dean... No he venido a llevarte -carraspea, no sabía bien qué decirle. En realidad debería haber sido por eso, pero no quería hacerlo. En esos momentos que el orden natural se desmoronase un poco le importaba una mierda. Ya había pasado otras muchas veces y, sin embargo, el mundo seguía en su sitio.
-¿A qué has venido entonces? -su confusión era creciente, podía apreciarse en su ceño fruncido y la mirada perdida.
-He venido porque... -intentó buscar una excusa convincente, pero fue inútil, no quería admitir la verdad pero tampoco se le ocurría nada-. No voy a mentirte Dean, debería llevarte... llevas unas semanas sin dejar de beber y... bueno, ya podrás deducir lo que pasará tarde o temprano. Pero... hay algo que me dice que no lo haga, no sé el qué, pero no puedo.
Él la mira aún más confundido, ¿que quería decir la parca con eso? No entendía nada, pero la verdad era que se alegraba de verla. Se podría decir que incluso la echaba de menos, y se decía a sí mismo que era por ese intenso deseo de morir que de vez en cuando se abría paso en el vacío y el dolor latentes en su pecho. El deseo de encontrar la paz, la tranquilidad, de no tener que preocuparse más por salvar a la humanidad. Cada vez que estaba con Tessa se sentía así, en calma, en paz. Pero no quería morir de verdad, tan solo era un pensamiento pasajero en momentos de debilidad, ¿sería demasiado tarde para arrepentirse de haberlo querido?
Se pone de pie y se acerca a ella, tanto que casi podía sentir su respiración contra la de él. Al notar que empezaba agitarse, y que aquello sin duda no era cómodo, da un paso hacia atrás, dejando unos centímetros entre ambos y balbucea durante unos segundos antes de acertar a formar unas cuantas frases con sentido.
-Tessa... yo... yo no quiero morir. Aún no, no puedo dejar a Sam solo, ni a Cas. No puedo fallarles.
La parca abrió la boca para hablar, para explicarle que no tenía pensamiento de recolectar su alma, pero ningún sonido salió de ella. Tan solo un gemido ahogado. Se mordió el labio para ocultarlo, pero antes de darse cuenta ella misma, había reducido el espacio que había entre ambos, que hacía unos segundos parecía inmenso, y sus labios rozaban los del cazador. Dejó escapar un suspiro y cerró los ojos, sellando los labios del cazador con un profundo beso a la par que rozaba con el dorso de la mano la mejilla de él.
ESTÁS LEYENDO
Don't fear the reaper [Completado].
FanfictionLa hora de Dean Winchester ha llegado, y esta vez debe ser la definitiva. La parca Tessa, bajo las órdenes de Muerte, va hasta el motel en el que Dean se encuentra para esperar el momento idóneo de llevarse su alma y cumplir con su deber. Pero puede...