Segunda parte.

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-Yo... L-lo siento, Dean... no debería... -se aparta de él de forma brusca, y aparta la mirada al notar que sus mejillas empezaban a encenderse.

Dean estaba paralizado, aquel gesto por parte de la parca era sorprendente, algo que nunca hubiera pensado que volviera a pasar. Era cierto que la primera vez que se besaron, fue algo especial, diferente, creó un vínculo entre ellos muy difícil de romper, pero hasta ese momento había pensado que era porque fue lo que le hizo recordarla. Ahora la cosa cambiaba, puede que fuera algo más que un simple aprecio por sus recuerdos. Clavó su mirada en los ojos de Tessa, de forma profunda, como si con eso consiguiera ver a través de ellos y adivinar qué pasaba por su cabeza en ese instante.

-No lo sientas, Tessa -puso una mano sobre su cara, de forma suave y cariñosa, esbozó una pequeña sonrisa en sus labios -la primera sonrisa sincera en semanas- y volvió a juntar sus labios con los suyos. Era un sentimiento increíble. Todos los problemas de los días anteriores se esfumaban en cuanto entraba en contacto con ella, le hacía estar en paz consigo mismo.

Se separó despacio unos milímetros, y al sentir una sonrisa en los labios de ella la correspondió con otra. La miró de nuevo y cuando vió que ahora ella le estaba mirando de la misma forma, no pudo evitar preguntarse por qué. Qué la había hecho dar ese paso.

-Tessa, ¿por qué? Pensaba que... no podías sentir nada -se pone nervioso al hablar, por lo que balbucea algo inentendible hasta que consigue tranquilizarse- Esto... no digo que sientas nada, pero ¿entonces por qué lo has hecho?

Pensó en la pregunta y en qué responder por un periodo bastante largo de tiempo, y no halló ninguna respuesta. Lo único que sabía era que en ese momento era lo único que quería, que solo podía pensar en sus labios, en besarle, en abrazarle... No entendía qué la estaba pasando, aquello no estaba nada bien. No podía enamorarse, ni siquiera podía sentirse atraída por un humano, ni por nadie.

-Si te digo la verdad, no tengo ni idea. Yo también pensaba que no podía tener sentimientos, emociones, y menos por alguien como tú. Pero... después de esto, no sé qué pensar, no sé qué es posible y qué no lo es. Lo único que tengo claro es que lo único que me apetece ahora mismo es volver a besarte.

-¿Y por qué no lo haces? -se acerca de nuevo a ella, para poder susurrárselo al oído.

-Porque esto no está bien, se supone que deberías morir hoy, o mañana o dentro de muy poco. Y yo seré quién tiene que llevar tu alma a su destino, pero si dejo que pase esto... Si te vuelvo a besar, sé que voy a querer hacerlo una vez más, y sé que al final no podré cumplir con mi trabajo.

El cazador se adelantó y la besó de nuevo, de forma más brusca que la anterior pero aun así, suave. La acorraló contra una de las paredes de la habitación de motel y entonces la miró nuevamente a los ojos. 

-Entonces lo haré yo.

Y ella no pudo resistirse, quería hacerlo y por mucho que intentase convencerse de lo contrario siempre había sentido algo por Dean Winchester. Lo sabía ella, y ahora él seguramente también. Priofundizó el beso cerrando los ojos, disfrutando del momento como si pudiera despertar del sueño de un momento a otro o como si él fuera a desvanecerse de pronto. ¿Estaba mal? Sí, pero ya daba igual, ya era hora de que dejase de pensar en los demás y empezase a preocuparse por ella misma.

Se desliza fuera del hueco entre él y la pared y le cogió de la mano para llevarle hasta la cama. Allí se sentó y tiró de él hasta que se sentó junto a ella, y le besó de nuevo, mientras enredaba el pelo de él entre sus dedos.

-Tessa, no tenemos que hacer nada que no quieras.

-Nadie ha dicho que vayamos a hacer nada -susurra contra sus labios, ladeando una sonrisa y sin dejar de besarle. Seguramente aquello no se repetiría, no se lo permitiría a ella misma, y pensaba aprovecharlo lo máximo. Sintió la mano de Dean subiendo por su pierna, despacio, y un escalofrío la recorrió de pies a cabeza. Tiró de su brazo y al tumbarse hizo que él se colocase sobre ella.

Por primera vez en su vida, después de todas las mujeres con las que había estado, sintió miedo. Miedo de hacer algo mal, de hacerle daño, de que después de hacerlo no volviera a verla nunca más. Por primera vez se admitió a sí mismo que ella era diferente, que la gustaba. Y en realidad siempre había sido así, pero no lo quería ver porque era algo imposible, inalcanzable. 

Conforme la noche avanzaba, cada vez menos espacio les separaba a ambos, hacía más calor y llevaban menos ropa. Al final, después de montones de besos, caricias y sonrisas y miradas cómplices, ocurrió lo que era inevitable. Fue algo completamente nuevo para los dos, emociones y sentimientos encontrados, cosas que nunca antes habían experimentado en sus propias carnes. Había sido especial, algo tan bonito que posiblemente sería inigualable e imposible de olvidar. 

A la mañana siguiente, tan solo un par de horas después, la luz iluminó la habitación a través de las cortinas. Tessa tenía la cabeza apoyada sobre el pecho de Dean, y una sonrisa amplia no conseguía desaparecer de sus labios. No habían dormido nada, pero había merecido la pena. 

-Ha sido la mejor noche prácticamente de toda mi vida -dijo Dean en un susurro, y sin dejar de acariciar su pelo le dió a Tessa un beso dulce en la frente. Ella le miró, con una mirada limpia y transparente; no era necesario que dijera nada para darle a entender que también había sido una de las mejores noches de su vida, probablemente la mejor de todas.

Pero con el amanecer llegaban los problemas. ¿Qué deberían hacer ahora? Estaba claro que ambos sentían algo el uno por el otro, pero puede que no fuera suficiente como para desafiar a todas las leyes no escritas sobre el orden natural. 

Don't fear the reaper [Completado].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora