CAPITULO 5

688 56 0
                                    

Jeongguk suspiró y exhaló lentamente mientras iba hacia la cocina. La revelación de la naturaleza de su relación había sido inevitable.
Debería haber adivinado que Yoongi reaccionaría del modo en que lo hizo. Era casi un alivio. La mirada de miedo de Yoongi y su incapacidad para consolarlo fueron demasiado duras. Una leve sonrisa se insinuó en sus labios. En tan poco tiempo,
se había encariñado con este triste pelirrojo. O tal vez, tener alguien a quien cuidar le daba un nuevo sentido a su vida. Los detectives alzaron la vista con expectación cuando entró a la cocina. —Caballeros, vamos a intentarlo otra vez. Todavía está alterado, pero creo que tiene muy buenas razones para estarlo. Parece que Chanyeol ha hecho, algo más, que solo abusar de sus esclavos. Namjoon habló primero. —¿Te dijo que Woozi murió? —No, pero suena como si así fuera. Está listo para hablar otra vez, creo. —Jeongguk se restregó la cara con sus manos—. Yoongi ha sido torturado en forma extrema y Dios sabe qué más.
Puede que tenga veinticinco años, pero emocionalmente no es más que un adolescente. No creo que alguna vez le hayan demostrado afecto o amor y no sabe cómo manejarlo. Mirando al detective Jung, Jeongguk continuó: —Mi relación con él es algo que preferiría no divulgar.
Usted debería ser capaz de entenderlo. Quiero que sepa, que yo no le haría daño, no como el que ha sufrido. Él nunca tuvo la posibilidad de escoger este modo de vida. Pero ahora mismo no entiende ningún otro. Le prometí cuidar de él y planeo conseguirle ayuda psicológica. —Señor Jeon, debe comprender que he tratado con cada pervertido sexual... —Jung se detuvo y un rubor leve se elevó por su cuello—. Lo siento. No puedo entender su modo de vida, pero no es la primera vez que lidio con ello. Por lo que puedo ver, intenta hacer las cosas correctamente con el señor Min. Lo único que necesitamos figure en el informe, es su declaración. —Gracias. —Jeongguk giró para dirigirse hacia la puerta, entonces se volvió—. Ah, y sobre su nombre. Llámelo Yoongi, podría aliviar su incomodidad. Ayer, cuando lo hice decirme su nombre verdadero, se desmayó. Póngalo en sus notas, pero llámelo Yoongi. —Buena idea —cabeceó Jung. Cuando volvieron a la sala de estar, Yoongi no se había movido de su lugar en la esquina del sofá. Jeongguk no vaciló esta vez. Tomó asiento a su lado, deslizó un brazo alrededor de sus hombros, y entonces lo atrajo apretándolo contra él. Los dedos de su mano se enlazaron libremente con los de Yoongi. Jung llevó la butaca más cerca del sofá y se sentó. —Yoongi, realmente tengo que saber qué os pasó a ti y a Woozi. Sé poco. ¿Te digo lo que sé y me dices si es o no correcto? Jeongguk cabeceó ante la nueva estrategia de Jung. Tratar a Yoongi más como un niño que como un adulto podría funcionar. Yoongi cabeceó ligeramente mientras sus dedos apretaban la mano de Jeongguk. —Bien, bien, Yoongi. Ahora, Jeongguk dice que tu nombre verdadero  es Min Suga. ¿Esto es cierto? —Sí, señor —fue la respuesta apenas susurrada. —Muy bien. —La amplia sonrisa de Jung pareció tranquilizar a Yoongi—. Te buscamos en el sistema de familias de adopción. Allí dicen que escapaste de la familia Shin cuando tenías once años. ¿Es cierto? Jeongguk miró a Yoongi con atención. Con la frente ligeramente fruncida, sacudió su cabeza. —No, señor, yo... yo... —Se dio vuelta para mirar a Jeongguk—. Yo no haría eso. Yo no me escaparía. —Su jadeó se sentía caliente contra la cara de Jeongguk. —Shhh... —Jeongguk se inclinó sobre él, dejando que su frente tocara a Yoongi—. Sé que no lo harías. Solo tenemos que entender por qué pensaron que lo hiciste.
Los ojos de Yoongi se cerraron y su respiración se tranquilizó otra vez. —Yoongi. —Jung extendió la mano y le tocó el brazo—. Si no escapaste de los Shin, ¿cómo te fuiste? —Me llevaron a mi siguiente familia adoptiva, los Choi. Jung encontró la mirada fija de Jeongguk. — Choi. ¿Recuerdas la escuela donde fuiste? Yoongi sacudió su cabeza. —No fui a la escuela cuando viví allí. Dijeron que había terminado. No lo entendí, pero estaba bien. No eran malos conmigo. —¿Fueron los que te vendieron? ¿A Park? —No... —Yoongi hundió la barbilla en su pecho—. Mi... fue... después de ellos. La siguiente familia. Jeongguk cerró los ojos contra el doloroso escozor de las lágrimas.
Como una persona que quería el completo control sobre su vida, Jeongguk no podía imaginarse el horror que Yoongi había vivido, desde su niñez hasta ahora.
Esto lo enfermaba del estómago, pero mucho más, hacía doler su corazón por el perdido joven, que agarraba su mano con ferocidad.













30 dias.  (Kookgi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora