Capitulo 2: No pude decir qué no

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Narra Canadá.

Me desperté por la mañana, frotando mis dedos contra mi párpados, sentía un irritante dolor de cabeza, tal vez no fue buena idea ver películas toda la noche. Me levanté y caminé hacia el balcón que se encontraba unos cuantos metros al costado de mi cama y miraba la increíble vista que se asomaba por mi ventana; un cielo totalmente despejado, una suave y cálida brisa que golpeaba suavemente mi piel, y no nos olvidemos del maravilloso aroma de los árboles.

Me dirigí hacía el guardarropa mientras estiraba mis brazos y espalda para relajarme. Estaba decidido a dar una vuelta, ya qué era un día genial para salir y divertirme un poco. Intercambie mi piyama por mi camisa favorita de leñador, unos jeans azules, acompañado de unos converse rojos, y no podría faltar mi gorro de piel de mapache.

Salí de mi habitación para ir a la cocina y prepararme el desayuno, no era algo difícil de hacer, pues solo era unos waffles con miel, acompañado de un vaso de leche fría.

Después de desayunar y lavar los platos, agarré las llaves de mi departamento, tenía pensado ir en mi auto pero quería caminar y respirar el aire fresco para despejar mi mente.

(...)

Caminaba por la banqueta de las calles de Banff, mi pueblo favorito, quería visitar a uno de mis pueblos, y que mejor elección que Banff. Miraba las tiendas de ropa; artículos, accesorios y vestimenta turística entré otras cosas más.

Me traía algunos recuerdos graciosos, cuando México, USA y yo corríamos por esta calle escapando de un guardia de seguridad, porque México y USA derramaron helado en su cabeza, de alguna forma me hizo sentir mal, pero por otro lado debía admitir que era bastante gracioso.

Mientras recordaba aquellos momentos dirigí mi mirada hacia un pequeño restaurante que cruzaba la calle, mire a través del marco de la gran ventana del local, se encontraba un chico moreno de cabello marrón oscuro, a su lado se encontraba también un chico de tez morena y cabello de color marrón oscuro, excepto que este era unos cuantos centímetros más alto que el otro y tenía el cabello más largo. En efecto era México y Brasil

Me sorprendió un poco verlos en este lugar, no suelen venir a mi país mucho menos a este pueblo, tenía la curiosidad de preguntar y así fue, caminé hacía el establecimiento, no sin antes mirar hacia ambos lados.

Durante el trayecto observé más a fondo a las personas que se encontraban en el restaurante, me sorprendió ver a una persona que creí jamás volver a ver, una persona con una altura sorprendente y con una ushanka que cubría su cabeza, exacto, ahí estába Rusia tomando un cafe express sentado frente a México y Brasil.

Me arrepentí al entrar a ese lugar, estaba a unos pocos metros de la gran ventana, iba a entrar a lugar donde estaba la persona que me odia y que tal vez yo también lo odio.
Aparté mi miraba lentamente para desaparecer al instante e ir a otro local, pero ya era demasiado tarde, México me vió y sonrió levantando su mano mientras gritaba mi nombre.

- Merde - maldecí en mente mientras le devolví el gestó a México, sonriendo torpemente y al mismo tiempo un nerviosismo se apoderó de mí sistema, sentí como la mirada del ruso se posó en mi, cómo si quisiera torturarme de mil formas, para luego matarme y lanzarme por las cataratas del niágara, oh tal vez sea sólo mi imaginación.

Entre al local, y me dirigí hacia la mesa donde ellos se encontraban, al instante varias preguntas y curiosidades se apoderaron de mi mente: "¿porque está el aquí?", "Quizás México lo invitó", "¿porque una nación enemiga está en territorio norteamericano?" "¿Y si mi hermano se entera?".

Al estar frente a la mesa, saludé a México,Brasil y Rusia, ambos me respondieron igual, mientras Rusia solo me ignoró. Me invitaron a tomar asiento a lado de Rusia, no tuve otra opción mas que acceder.

- Wey, hace tiempo que no nos vemos, lamento venir sin avisar - Comentó México, mientras colocaba su mano detrás de su nuca.

- No hay problema, eres bienvenido en mi país, al igual que tú Brasil - respondí con una pequeña sonrisa.

- Genial, invité a Rusia, espero no moleste - dijo México, para después ver a Rusia.

- N-no, claro que no - trate de responder de manera cautelosa. Traté de evadir la mira de Rusia que tenía sobre mi, estába totalmente inmóvil, es como si me congelará con la mirada.

Trague saliva y miré a México y Brasil - ¿Y-y a que se debe sus vistas? - pregunté lo más normal posible.

- Me preguntaba si querías ir al cine conmigo y estos dos weyes, USA me dijo que estabas aquí y decidí visitarte - me preguntó México con sus ojos iluminados, no podía decir que no, es mi mejor amigo y Brasil también insistía, no tenía de otra más que aceptar

-V-vaya, me alegra verlos de nuevo, pero está bien, acepto ir- dije con una pequeña sonrisa y un leve suspiró salió de mis labios.

- ¡Ahuevo! - Fue lo único que dijo.

- ¡No mames!, ¡¿Eso es un alcé?!- exclamó México - ¡Vamos Brasil!, ¡ambos queríamos ver uno cuando llegáramos aquí!- Ambos salieron como si sus vidas dependieran de ello, en un abrir y cerrar de ojos ya estaban arriba del alce mientras el arce se resistía y se balanceaba así mismo para tumbar a esos dos tontos que intentaban domarlo, bastante graciosa la escena diría yo.

- Por fin estamos solos - escuché hablar a Rusia, pensé que jamás intercambiaria palabras conmigo, pero al escuchar ese comentario me quedé atónito.

- ¿E-eh? - fue lo único que salió de mi boca, me desconcertaba sus palabras. ¿A qué se refiere con estar solos?, ¿Aprovechará para matarme o amenazarme?.

- ¿No te molesta que te acompañe en el cine verdad?, Digo, México estará con Brasil - pregunto con una voz fría y sin ninguna expresión en su rostro, estába mirándome con sus ojos azules, fijamente a los míos, estaba tan cerca de mi que casi pude sentir su aliento.

- Tomaré eso como un no - dijo para después levantarse de su asiento y dejar el dinero sobre la mesa - estaré esperándote afuera de tu departamento a las ocho pm, no te molestes en darme la dirección, sé dónde te hospedas, y no tardes mucho, odio tener que esperar - sin dejar que yo me negara o dar mi simple opinión, se dirigió hacia la puerta y paso por ella, para después irse con México y Brasil, no sin antes despedirse de mi.

Aún estaba desconcertado. ¿Como es que sabe la dirección de mi departamento?, ¿Se lo habrá dicho México? Es imposible, México no sabe dónde me hospedó, lo peor de todo es que, no pude decir que no.

𝙻𝚎𝚝 𝚈𝚘𝚞 𝙶𝚘•|ʳᵘˢᶜᵃⁿ|• -Pausada-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora