𝗘𝘀𝗽𝗲𝗰𝗶𝗮𝗹 𝟮𝟬𝟭𝟴

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Yoongi no había logrado escribir ni una rima buena desde que se había sentado en la silla giratoria de su estudio hace once horas atrás, se había levantado para orinar, o sacar algún aperitivo de la maquina expendedora, pero entre tantas idas y venidas no había tenido su momento de iluminación, la inspiración estaba en los suelos, y sus energías iban caducando al paso de las manillas del reloj.

Se estiró, pasó las manos por su nuca, y se quitó el gorro de lana negra que tenia sobre la cabeza. Sus cabellos castaños rojizos estaban desordenada, con los picos señalando a todas direcciones. Namjoon hubiera querido pasar sus largas manos por él para peinarle con delicadeza, sonrió ante el pensamiento. Acomodó el gorro de nuevo, dejó que su cuerpo se recargara en la silla. Cerró sus ojos.

Necesitaba verlo.

Dos toques en la puerta le obsequiaron una pizca de esperanza. Ya se imaginaba la cantidad exorbitante de letras que se apiñarian en su cabeza de forma fugaz y eufórica. Se levantó con una suave sonrisa en su boca, solo lo suficiente para que llegase a percibirse con desinterés. Abrió la puerta y su sonrisa cayó.

El menor frunció sus cejas, río con fanfarronería antes de hacerse en el pequeño estudio del rapero mayor. Tendió un vaso de café y se arrojó sobre el sillón blanco detrás de él.

—¿Esperabas a alguien más, hyung?

Yoongi se sentó de nuevo, bebiendo un corto tragó, quemando su lengua. Su rostro se desfiguro en una mueca.

—¿Qué? —preguntó, distraído. Pero pudo recordar lo que había escuchado—. No, no esperaba a nadie.

—Claro, como si tu rostro decepcionado no hubiese sido suficiente para no notarlo. Soy inteligente aunque no lo parezca, hyung.

Yoongi bufo.

—Ya lo sé.

—¿Cómo va el trabajo?

—¿Qué haces aquí, Tae? —replicó, girando en su silla para ver a su dongsaeng, alzó sus cejas, haciendo sonreír al rubio.

Taehyung se encogió de hombros.

—Estaba en la sala de practica, ensayando algunas coreografías con Jungkookie, me encontré con Jin hyung y le pregunte por ustedes, me dijo que estaban en el estudio desde temprano y me imagine que necesitaban una buena dosis de cafeína para durar un poco más. ¡Le gane a Jiminie! Siempre queriendo visitar a Nam hyung. —narró acomodando los botones de su camisa en los huequillos correspondientes. Dandose un golpe mental al percatarse cinco horas después, que iba mal vestido, aun pasando cuatro de ellas frente a un espejo—. Y bueno, entré al estudio de hyung y estaba dormido sobre el teclado de su computadora, así que deje el café sobre la mesa del escritorio, lejos de él, por si acaso. ¡Además le tomé una fotografía! Se veía adorablemente gracioso —susurró lo ultimo, observando la pantalla de su celular.

Yoongi tuvo que reprimir el impulso de decir, «Dejame ver», y saltarle encima a Kim para arrebatarle el aparato.

—¿Puedo ver? —musito, sus mejillas pintadas de un leve rosa por la vergüenza que le causaban sus deseos a voz alta.

—¿Realmente quieres verlo?

Asintió.

Taehyung se levantó, estirando sus brazos, su camisa se subió, revelando una parte de piel levemente canela de la panza del menor. Yoongi le dio una palmadita. Taehyung se encogió, levantando una pierna y acercando sus brazos a ella, en autodefensa-. Quieto.

—Muestrame.

—Ve a verlo tu mismo —aconsejó—. Yo cuidaré de que no haya moros en la costa.

𝗳𝗥𝗶𝗲𝗡𝗗𝘀𝗵𝗜𝗣 ; 𝗒𝗈𝗈𝗇𝗇𝖺𝗆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora