Prologo

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     En un bar a eso de las 9:45 pm se encontraba un hombre de unos 45 años bebiendo como sino no hubiese un mañana. Estaba harto y aburrido, hacía mucho que no se divertía y por supuesto, eso incluía el sexo. Divorciado y con un hijo que requería de casi toda su atención, porque la zorra de su ex-esposa no tenía tiempo ni siquiera tiempo para ello. Suspiro molesto y apretó fuertemente la botella de vidrio hasta hacerla crujir en sus manos, la cual se agrieto por su fuerza.

Le hizo seña al mesero y pidió otra cerveza más. Suerte para él, que tenía un buen aguante al alcohol. Siguió tomando hasta terminar la botella y prosiguió a beber otra; el bar, Dark Paradise, es conocido por ser un sitio tranquilo y donde se puede llegar para charlar con amigos, incluso hasta tenía una sala de juegos con billar, bolos y otros juegos que hacían de las noches de sus clientes entretenidas, eso sin olvidar el pequeño menú variado que se ofrecía a los comensales.

El suave cling procedente de la campanilla, anunciaba la entrada de nuevos clientes, risas femeninas se escucharon y el mayor levanto la mirada. Curioso, observo a las jóvenes adolescentes de entre 17 y 20 años, aunque hubo una en especial que capto su atención. Sus ojos grises recorrieron su esbelta figura de nívea piel pero más exacto sus piernas, hasta su redondo y enmarcado respingón trasero en ese short café. Se mordió el labio inferior lo suficientemente fuerte para no tener una erección, ella era demasiado joven para él.

‹‹¡Mierda! Es jodidamente plana como una tabla, pero tiene unas piernas y culo de ensueño››.

Roronoa Zoro era un amante de mujeres con un buen par de tetas, pero por esas piernas y culo cambiaría sus gustos, solo para tenerla en su cama y follarla.

Llamo al mesero nuevamente, quien una vez más fue atenderlo, y le pidió un favor sencillo. El hombre asintió y marcho directamente a la barra, donde preparo un trago en específico y se lo dio a la joven quien miraba al joven mesero sorprendida; el chico que le entrego dicha bebida señalo en dirección a Zoro y ella amablemente sonrió y levanto la copa en un gesto de cortesía, bebió un sorbo de la dichosa bebida y sonrió. Era un vino muy suave, justo como le gustaba a ella.

La rubia de cabello largo dejo su lugar y marcho hacia el peliverde, quien supo mantener la compostura para al menos aparentar las apariencias.

—Que amable de su parte al invitarme un trago.

—No es nada en verdad — tomo la botella de cerveza y bebió nuevamente—, solo quería invitarte, ya que me parecías la chica más hermosa del jodido lugar desde que te vi entrar por la maldita puerta.

Ella río y un suave rubor coloreo sus mejillas. Sus ojos azules brillaron encantados por el simple coqueteo, aunque él ya estaba viejo para andar flirteando con chicas jóvenes. ¿Cuántos años tendría la nena? ¿17? ¿18? O quizás, ¿21?

No lo sabía, aunque en su mente, ella era deliciosamente legal y follable.

—Gracias, marimo — tomo una de las manos del moreno y acaricio su mano suavemente, eran grandes y ásperas al tacto comparado con su suave piel de porcelana — y tú eres un hombre muy atractivo, para alguien maduro.

La chica rubia se mordió los labios rosados. A ella le encantaba lo que sus ojos azules veían; de piel morena, espalda ancha, cintura estrecha y bajo esa camisa y saco de vestir, apostaría todos sus malditos ahorros a que tendría un delicioso cuerpo marcado bajo toda esa ropa.

—Vaya, sí que no te andas con rodeo.

La joven termino su vino dulce y sonrió, coloco la copa en la mesa al finalizar. Se acercó al oído del peliverde y le susurro suavemente al oído mientras el peliverde escuchaba atentamente las siguientes palabras: — y tú eres muy directo marimo, y eso me gusta... en un hombre.

Sugar Daddy (ZoSan) - [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora